25.000 personas asistieron al concierto de Queen en Madrid
Queen, grupo brit¨¢nico de rock, est¨¢ obteniendo un gran ¨¦xito en sus conciertos espa?oles, El viernes, el cuarteto convoc¨® en Barcelona a unas 25.000 personas. Anoche, Freddie Mercury, Brian May, John Deacon y Roger Taylor -Queen- congregaron en el estadio del Rayo Vallecano, en Madrid, a otros tantos seguidores. Ma?ana ofrecer¨¢n un tercer concierto del grupo en el estadio municipal de Marbella. Queen, una veterana agrupaci¨®n que est¨¢ cumpliendo su decimoquinto aniversario, basa su ¨¦xito en directo en la espectacularidad de sus actuaciones.
El cuarteto Queen convoc¨® a miles y miles de personas -unas 25.000, aunque los organizadores cifraron la asistencia en 40.000- en el estadio madrile?o de Vallecas, cuyas gradas tienen un aforo de 20.000 localidades. El p¨²blico aguant¨® la espera de casi una hora hasta la salida retrasada del grupo brit¨¢nico. Para entonces, el p¨²blico ya hab¨ªa escuchado durante algo m¨¢s de media hora al quinteto Craaft, con su rock fuerte de sonido est¨¢ndar. Esta banda alemana toc¨® un heavy suavizado de punteos muy agudos de guitarra y solos ya usuales de bater¨ªa a toda pastilla, con una voz solista grande y potente que intent¨® animar en las pausas con chillidos entonados que obtuvieron escasa respuesta en esta ocasi¨®n. Luego, Freddie Mercury tuvo mejor fortuna con el mismo procedimiento. Entre mecheros intermitentes y palmas de reclamo, finalmente las luces del estadio se apagaron al mismo tiempo que irrumpi¨® un sintetizador sinf¨®nico y se encend¨ªa el castillo de focos y escalones. Era el escenario gigante y barroco que Queen pasea por las ciudades europeas (los tres conciertos en Espa?a forman parte de una gira por varios pa¨ªses del continente).El cantante Freddie Mercury apareci¨® con un traje blanco de militar decimon¨®nico, con sus ademanes de l¨ªder nazi cuyas masas se mueven a las ¨®rdenes de su bast¨®n-micr¨®fono. La guitarra de Brian May no tard¨® en pegar alaridos, acompa?ada del bajo duro y disciplinado de John Deacon y de los golpes de Roger Taylor, creador de emociones y sobresaltos con su bater¨ªa negra y estruendosa. Los teclados de Spike Edney elevaban la banda a orquesta omnipotente.
Luz cegadora
Comenzaron con temas salvajes de finales atronadores con explosiones de luz blanca cegadora y sacudidas de humo, coloreados por el gran n¨²mero de bombillas. Los espectadores se mostraban m¨¢s contentos en los primeros compases de las canciones del m¨¢s reciente repertorio del cuarteto, como One vision, tema central de la pel¨ªcula ?guila de acero, incluido en el ¨²ltimo elep¨¦, A kind of magic.
El apoyo amplio y quiz¨¢ desmesurado de los medios de comunicaci¨®n a esta nueva visita de Queen ha podido influir esta vez m¨¢s que nunca en el ¨¦xito de asistencia, que parec¨ªa iba a ser floja debido a la fecha veraniega y al precio de las entradas: 2.400 pesetas. La popularidad de este grupo es incuestionable, avalada en gran parte por el ¨¦xito repetido de canciones en todo el mundo: Under pressure, que Mercury interpret¨® en disco con David Bowie, o Another one bites the dust, que en el concierto son¨® a continuaci¨®n de la antes mencionada, entre el jolgorio m¨¢ximo de los seguidores.
El espet¨¢culo de Queen es sin duda prototipo de los concietos masivos del rock triunfante de nuestros d¨ªas, donde la imagen viva y el sonido grandioso y sobre todo perfecto es imprescindible. Asimismo, se necesita una primera figura como Mercury, que berrea con distintos coros a los oyentes, quienes siempre le contestan apasionados, muy entregados. Y todos ellos se enternecen cuando el grupo entona baladas, y agitan sus cerillas o llamas de gas. Queen es, en este sentido, la banda id¨®nea -como lo son Yes, Asia o los grandes grupos heavies- para celebrar esa ceremonia con todos estos, elementos t¨®picos, que tanto recuerdan a los ritos religiosos. ?Pero cu¨¢ntos sacerdotes o profetas han disfrutado de tantos brazos y voces de fe tan ciega? Mercury, con esa garganta poderosa que invade muy segura 31 con ese bigote autoritario, ofrece la clara imagen de todo un obispo con b¨¢culo; una imagen, eso s¨ª, muy personal y que por lo que se ve resulta muy atractiva para muchos de sus seguidores.
Antes de iniciar los fragmentos m¨¢s ac¨²sticos y de estilo country del concierto, Freddie Mercury se present¨® a su p¨²blico en claro castellano: "Hola, ?est¨¢n ustedes bien? Nosotros, aqu¨ª; otra vez en Madrid".
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