La Administraci¨®n Reagan se resiste a una reunion del 'grupo de los cinco' que negocie un acuerdo para detener la ca¨ªda del d¨®lar
La Administraci¨®n Reagan est¨¢ resistiendo fuertes presiones europeas y de Jap¨®n para celebrar una nueva reuni¨®n del denominado grupo de los cinco, cuyo objetivo primordial ser¨ªa llegar a un acuerdo para detener una ca¨ªda descontrolada y adicional del d¨®lar. Hoy llega a Francfort el presidente del Sistema Federal de la Reserva, Paul Volcker, cuya visita, de car¨¢cter privado, ha originado una fuerte especulaci¨®n en torno a una posible nueva acci¨®n coordinada occidental sobre paridades monetarias y tipos de inter¨¦s.El viaje de Paul Volker a la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) tiene por objeto asistir al funeral del ex presidente del Bundesbank, Otmar Emminger, en el que tambi¨¦n estar¨¢ presente el actual presidente del banco central alem¨¢n, Karl Otto Poelh. El probable encuentro entre los dos m¨¢ximos responsables de las pol¨ªticas monetarias de Estados Unidos y la RFA origin¨® el viernes pasado momentos de tensi¨®n en los mercados, donde se especul¨® con un nuevo encuentro secreto del grupo de los cinco (G-5), que incluye a los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de Estados Unidos, RFA, Reino Unido, Francia y Jap¨®n.
La posibilidad de celebrar un nuevo encuentro del G-5, similar al mantenido el 22 de septiembre de 1985 en el hotel Plaza de Nueva York, que propici¨® el fin de la escalada hist¨®rica del d¨®lar, no quiso ser comentada el pasado s¨¢bado por los portavoces habituales del Tesoro norteamericano y del Ministerio de Finanzas alem¨¢n. Pero en Europa se estima que Washington se opone a este encuentro ante el temor de que la presi¨®n europea para que la Administraci¨®n Reagan detenga la ca¨ªda del d¨®lar se convierta en irrespirable.
La ca¨ªda del d¨®lar ha comenzado a preocupar seriamente en este lado del Atl¨¢ntico, fundamentalmente en la RFA y en Francia, donde se estima que su efecto sobre el volumen de exportaciones europeas hacia Estados Unidos es ya pernicioso para sus econom¨ªas. Al mismo tiempo, se a?ade, esta ca¨ªda poco o nada est¨¢ haciendo para reducir el enorme d¨¦ficit comercial estadounidense, que contin¨²a aumentando a unos niveles insoportables para el equilibrio de la econom¨ªa occidental.
El principal temor existente en las capitales europeas es que la Administraci¨®n Reagan, que rechaza cualquier sugerencia para controlar la la continua ca¨ªda de su divisa, pueda recurrir a subir sus tipos de inter¨¦s para compensar este descenso y que adem¨¢s lo haga el momento m¨¢s inoportuno para los europeos, sobre todo si el d¨®lar llega a unos niveles tan bajos que perjudiquen la pol¨ªtica de estabilidad monetaria seguida por Washington. Argumentan, en este sentido, que es m¨¢s conveniente para todos realizar un esfuerzo concertado y negociar, como el pasado a?o, un punto de equilibrio entre la cotizaci¨®n del d¨®lar y el nivel de los tipos de inter¨¦s.
El a?o pasado, la reuni¨®n del grupo de los cinco supuso todo un acontecimiento hist¨®rico en las relaciones econ¨®micas entre los aliados occidentales y permiti¨®, con medidas correctoras posteriores, estabilizar las paridades entre las diferentes monedas y, lo que es m¨¢s importante, propiciar un descenso concertado de los tipos de interes. Los europeos estiman, al a?o del primer encuentro, que esta pol¨ªtica de concertaci¨®n necesita un nuevo reajuste y favorecen un nuevo encuentro del G-5 con anterioridad al comienzo, a finales de septiembre, de las reutniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial.
Bajar los tipos
Por su lado, Washington ha rechazado las sugerencias europeas al tiempo que insiste en que la RFA, y en menor medida Jap¨®n, no ha seguido al pie la letra los acuerdos de la cumbre occidental de Tokio, donde se hizo ver a los Gobiernos de Bonn y Tokio que, ante la magnitud del d¨¦ficit comercial estadounidense, y como apoyo a los esfuerzos norteamericanos para controlar su gigantesco d¨¦ficit fiscal, deber¨ªan estimular sus econom¨ªas. La Administraci¨®n Reagan ha reiterado esta semana pasada ante Bonn su vieja idea de que el Gobierno federal debe mantener esa l¨ªnea mediante una baja adicional de sus tipos de inter¨¦s.El Gobierno alem¨¢n ha rechazado, sin embargo, estas nuevas presiones por boca de su ministro de Finanzas, Gerhard Stoltemberg, y, en el curso de la semana, hizo p¨²blicos los datos m¨¢s recientes sobre la evoluci¨®n monetiaria. As¨ª, Bonn hizo patente que el Bundesbank ha superado en exceso todas sus previsiones de expansi¨®n monetaria, al acumular un crecimiento de la oferta de dinero, por encima del 7% durante lo que va de a?o, muy por encima de la banda del 3,5/5,5% prevista. El jueves pr¨®ximo debe reunirse el consejo del Bundesbank, en el que se cree que se ratificar¨¢ la pol¨ªtica federal de mantener inalterable su actual curso.
Hasta la fecha, Bonn se ha visto apoyado, en su resistencia a sobrecalentar su econom¨ªa, por Londres, Par¨ªs e incluso Jap¨®n, capital esta ¨²ltima que est¨¢ sometida a las mismas presiones que Bonn. Pero, de hacer caso a ciertos comentarios, el Gobierno Thatcher est¨¢ inclinando su balanza del lado de Washington y es muy probable que recomiende un cambio hacia un mayor est¨ªmulo si persisten las indicaciones de que la econom¨ªa occidental, pese a las noticias favorables en el frente de los costes energ¨¦ticos, sigue semiestancada.
El encuentro, si se produce, entre Paul Volcker y Karl Otto Poelh ayudar¨¢ hoy a arrojar m¨¢s luz en un debate centrado en la disyuntiva entre sostener el d¨®lar o estimular la econom¨ªa europea y que se presiente ser¨¢ la clave de las discusiones, a finales del mes pr¨®ximo, dentro de la asamblea anual del FMI y Banco Mundial.
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