Contestaci¨®n de Rodr¨ªguez Pu¨¦rtolas
Viene de la p¨¢gina 7Me permito contestar de nuevo a una de las varias cartas que ¨²ltimamente han aparecido en EL PA?S en torno a mi Literatura fascista espa?ola. Se trata, en este caso, de la del se?or Castillo-Puche (de 6 de agosto de 1986), quien, a lo que parece, se siente vejado por su inclusi¨®n en dicho libro y por varios errores que dice cometo en ¨¦l en relaci¨®n con su persona y obra. Dejo aparte cuestiones m¨ªnimas, como una errata de imprenta que ¨¦l considera error del autor y otras que a ¨¦l le parecen fundamentales, referentes al tiempo que estuvo al frente de diferentes organismos oficiales (Mundo Hisp¨¢nico, Editora Nacional). Le molesta sobremanera que en mi denostado libro se diga que fue "funcionario del Instituto de Cultura Hisp¨¢nica", y se limita en su carta a aceptar la m¨¢s modesta categor¨ªa de "simple colaborador espor¨¢dico". Bien. Pero acaso el aludido podr¨ªa haber aprovechado la ocasi¨®n para explicar, como explica otras cosas, la naturaleza de ese colaboracionismo. Se dice en mi libro que el se?or Castillo-Puche fue corresponsal de Abc en Nueva York, cosa que ¨¦l niega airadamente, pues, como escribe, "todo el mundo sabe, sin ser profesor de literatura, que fui corresponsal de Informaciones". Pero quien no lo sabe es don Pedro Shiinose, director de un Diccionario de Autores Iberoamericanos (Madrid, 1982; Ministerio de Asuntos Exteriores e Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana). Ah¨ª se afirma (p¨¢gina 105) que el interesado "fue corresponsal de Abc en Nueva York": mi error ha consistido en confiar en una publicaci¨®n tan espectacularmente avalada. S¨ª es error m¨ªo haber alterado inadvertidamente la cronolog¨ªa de dos obras del se?or Castillo-Puche. Y comprendo que le desagrade que yo no mencione que a causa de una novela suya sufri¨® "persecuci¨®n incluso fisica y registro domiciliario". Se?or Castillo-Puche, las persecuciones flisicas llevadas a cabo por los agentes de la dictadura (como ahora califica usted a aquel r¨¦gimen del que fue "colaborador espor¨¢dico") ten¨ªan, como sabe, muy diferentes grados e intensidades. El martirologio es amplio, pero no tanto. Pero, ciertamente, equivocaci¨®n m¨ªa, y grave, ha sido trastocar los nombres del digno ling¨¹ista don Emilio Lorenzo, acad¨¦mico de la Espa?ola, y de don Pedro de Lorenzo, novelista como el se?or Castillo-Puche. Declaro aqu¨ª mi confusi¨®n y pido excusas a los interesados.Paso por alto el tono bronco y agresivo de la carta que comento, que recuerda el de ¨¦pocas m¨¢s heroicas. Ahora bien, se me califica en ella de oportunista. Llegado el hipot¨¦tico caso de tener que serlo, me atrever¨ªa a pedirle a quien de eso me acusa que me explicara de qu¨¦ modo pod¨ªa lograrse en 1953 un premio de la Direcci¨®n General de Periodismo, o en 1955 otro de Cultura Hisp¨¢nica. O c¨®mo se consegu¨ªan rese?as elogiosas de novelas en El Libro Espa?ol, Arbor, Punta Europa o La Estafeta Literaria. Y, en fin, le rogar¨ªa tambi¨¦n me dijera qu¨¦ arrebato -sin duda, no oportunista- le llev¨® a colaborar con una historia de la novela en Panorama Espa?ol Contempor¨¢neo (1964, Cultura Hisp¨¢nica), publicaci¨®n oficial en celebraci¨®n de los XXV a?os de paz, promovida por el se?or Fraga Iribarne, ministro a la saz¨®n.
Una cita, para terminar, del, si no me equivoco, tambi¨¦n profesor de literatura Ignacio Soldevila, cita que acaso pueda interesar al se?or Castillo-Puche y a algunos lectores. Tras anotar una serie de novelistas de aquellos a?os, en la que figura el autor de Con la muerte al hombro, escribe: "Estuvieron todos implicados en la victoria franquista", y a?ade: "Se percataron de su derrota ideol¨®gica a manos de la dictadura burguesa" (La novela desde 1936, Madrid, 1982). De modo que hoy todos somos dem¨®cratas, pero unos m¨¢s que otros-. Julio Rodr¨ªguez Pu¨¦rtolas.
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