La Mostra se inicia con in¨¦ditos de Orson Welles y un mediocre filme sovi¨¦tico de clima rom¨¢ntico
OCTAVI MART?, ENVIADO ESPECIAL, La Mostra veneciana se ha iniciado en medio de un tiempo que anticipa el oto?o, alternando lluvia y sol, d¨¢ndonos la sensaci¨®n de que todos los hoteles de? Lido esperan que termine el festival para cerrar sus puertas hasta el a?o que viene. Y el arranque tambi¨¦n ha tenido un car¨¢cter oto?al, con un acto inaugura? en el que la gran estrella invitada es Gina Lollobrigida, mientras las pel¨ªculas que se exhiben son la sovi¨¦tica de Balajan, in¨¦ditos de Weiles -o no tan in¨¦ditos, pues todos los festivales compiten en eso de mostrarnos los filmes inacabados del gran cineasta norteamericano- o, la ¨²ltima aportaci¨®n del portugu¨¦s Oliveira, que, a sus 78 a?os, se conserva en una forma f¨ªsica envidiable, tal como han podido comprobar quienes le han visto realizar peque?as proezas gimn¨¢sticas en la canoa que le tra¨ªa del aeropuerto, cada vez que hab¨ªa que agacharse para no dejar la cabeza en uno de los puentes que cruzan los canales venecianos.
La primera pel¨ªcula a concurso, Khrani Menja, Moj Talisman, t¨ªtulo que hay, que traducir por ?Prot¨¦geme, Talism¨¢n m¨ªo!, de Roman Balajan, ven¨ªa precedida de una cierta fama. Se hablaba de un nuevo Tarkovsky, de un Tarkovsky que, en este, caso, pod¨ªa expresarse dentro de la "Uni¨®n Sovi¨¦tica. La fama era infundada. Se trata, eso s¨ª, de un filme, extra?o que transcurre en un lugar extra?o, al menos para nosotros, occidentales que desconocemos la mayor¨ªa de las costumbres de la URSS. Los protagonistas acuden a Boldino durante una fiesta anual que se celebra en honor a Puslikin.Es una celebraci¨®n en la que participa todo el pueb1lo; en la que se intentan rememorar las haza?as y la vida del poeta; en la que se recitan sus versos o se: escenifican fragmentos de los mismos, siempre en una l¨ªnea folcl¨®rica o acad¨¦mica. Pero los h¨¦roes de ?Prot¨¦geme Talism¨¢n m¨ªo! descubrir¨¢n en propia carne que la vida de Pushkin no es tan s¨®lo materia art¨ªstica, sino que ellos tambi¨¦n pueden verse envueltos en conflictos sentimentales como los que padeci¨® el poeta. Si el Werther de Pilar Mir¨® se anuncia como una lib¨¦rrima adaptaci¨®n de Goethe y un filme sobre la pervivencia del esp¨ªritu rom¨¢ntico, la pel¨ªcula de Balajan hace lo propio con Pushkin, pero confiarnos en, que el trabajo de la directora espa?ola est¨¦ muy por encima del de su colega sovi¨¦tico, falto de talento e imaginaci¨®n, con una puesta en escena pedestre, que cuando quiere ser moderna bordea el rid¨ªculo.
Virtuoso Welles
De Orson WeIles se ha recuperado una emisi¨®n que rod¨® en 1959 para la televisi¨®n italiana y que es un retrato de Gina Lollobrigida o, cuando menos, es ese el pretexto, porque Gina aparece poco. El protagonista es el propio Welles, que experimenta con el documental, hace demostraciones de virtuosismo con el montaje y muestra c¨®mo fabricar una ficci¨®n de la nada. De It's all true se ha exhibido una recopilaci¨®n de secuencias realizada por el American Film Institute, que incluye entrevistas con colaboradores de WeIles. en este trabajo inacabado para la RKO. Las im¨¢genes son bell¨ªsimas, entre Flaherty y el Eisenstein de ?Que viva M¨¦xico!, sobre todo las correspondientes a lo que iba a ser la historia de tres pescadores que, en su Jangada, recorren 1650 millas para hablar con el presidente de la rep¨²blica y explicarle sus problemas.
Mon cas, de Manoel de Oliveira, est¨¢ basada en una obra de teatro de Jos¨¦ Regio, de inspiraci¨®n entre pirandelliana y beckettiana. El mismo fragmento se pone en escena, consecutivamente, de tres maneras distintas: la primera de ellas con m¨¢ximo respeto por su condici¨®n de obra teatral; la segunda, optando por poner en primer plano la visi¨®n, muy particular, de un realizador y, por ¨²ltimo, derivando el montaje hacia una convencional f¨®rmula progresista, buscando las implicaciones colectivas del texto. Luego, a modo de ep¨ªlogo y comentario, Oliveira toma prestado el Libro de Job para plantear lo mismo: las distintas interpretaciones que admite un mismo hecho. Todo termina en una sorprendente s¨ªntesis renacentista, presidida por la sonrisa enigm¨¢tica de la Gioconda, ¨²ltima broma sobre significados un¨ªvocos. La pel¨ªcula es interesante, pero demasiado te¨®rica, especialmente en su primera parte. Se trata de una propuesta de notable elegancia visual, pero que tal vez resulta mejor explicada que vista, pues las distintas formas de puesta en escena no atienden a detalles y se preocupan tan s¨®lo de conceptos, con lo que el placer del espectador es escaso.
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