Georges Ibrahim Abdala, una pesadilla para el Gobierno franc¨¦s
Alrededor de este liban¨¦s preso en Ly¨®n gira el terrorismo que azota Francia
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Un misterioso personaje que cumple condena en la prisi¨®n de Ly¨®n y que responde al nombre de Georges Ibrahim Abidala se ha convertido en los ¨²ltimos d¨ªas en el principal motivo de preocupaci¨®n y de pol¨¦mica para el Gobierno de Jacques Chirac. La suerte de los rehenes frimiceses en L¨ªbano y la propia ola de atentados terroristas que sufre la capital francesa parecen depender de la libertad de este prisionero, de quien se presume que dirige un grupo que responde al nombre de Fracci¨®n Armada Revolucionaria Libanesa.
Una comisi¨®n de solidaridad con los prisioneros pol¨ªticos ¨¢rabes y de Oriente Pr¨®xirno ha reivindicado, o a ella le ha sido atribuida en ciertos casos, la autor¨ªa de hasta ocho atentados con bombas que han ocasionado ya algunos muertos y varias decenas de heridos. En los comunicados emitidos por dicha comisi¨®n se asegura que proseguir¨¢n los atentados mientras no se proceda a la liberaci¨®n de Abdala y de otros dos presos: Anis Naccache Gefe del comando shi¨ª que intent¨® asesinar al ¨²ltimo primer ministro del sha de Ir¨¢n, Sapur Bajtiar) y Varuyan Garbeyan Gefe de un comando armenio que realiz¨® un atentado en el aeropuerto de Orly en julio de 1983).Tanto Naccache como Garbeyan est¨¢n condenados a perpetuidad, y la petici¨®n de gracia que sus defensores han elevado al presidente de la Rep¨²blica ha sido denegada. Abdala, en cambio, est¨¢ condenado a cuatro a?os de prisi¨®n, que cumple desde 1984, por lo que el pr¨®ximo octubre podr¨ªa quedar en libertad por haber llegado a la mitad de la pena.
Cuando el pasado lunes 8 de septiembre, el jefe del Gobierno y alcalde de Par¨ªs, Jacques Chirac, se reun¨ªa por primera vez con el reci¨¦n creado Consejo de Seguridad, formado por todos los ministros cuyos departamentos tienen relaci¨®n con el combate antiterrorista, la mayor¨ªa de los observadores pol¨ªticos daban por hecha la liberaci¨®n de Abdala, incluso a pesar del ¨²ltimo atentado fallido, producido cuatro d¨ªas antes en una l¨ªnea de metro de Par¨ªs.
Pero Jacques Chirac se vio obligado a posponer la reuni¨®n del organismo ante la explosi¨®n de un artefacto, en una oficina de correos de la propia alcald¨ªa de Par¨ªs, en ¨¦l mismo momento en que iba a celebrarse el encuentro entre todos los ministros concernidos por el terrorismo. Los efectos de la bomba alcanzaron no s¨®lo a las v¨ªctimas, una de ellas mortal, sino al propio jefe de Gobierno, que ve¨ªa as¨ª c¨®mo desaparec¨ªa la posibilidad de anotarse la baza de la liberaci¨®n de los rehenes franceses en L¨ªbano, siete en total, que llevanen dos casos m¨¢s de 500 d¨ªas de secuestro.
Chirac realizaba, la misma noche del atentado, una dramatica declaraci¨®n en la que proclamaba solemnemente que el desaflio terrorista respond¨ªa a una aut¨¦ntica guerra que hab¨ªa que conducir "con todos los medios", a la vez que llamaba a la poblaci¨®n a estar vigilante, a denunciar a la polic¨ªa los objetos y los comportamientos sospechosos".
Trampa a Chirac
En cuanto a efectos estrictamente pol¨ªticos, muchos analistas pol¨ªticos franceses han interpretado la actual ofensiva terrorista alrededor de la exigencia de liberaci¨®n de Abdala como una trampa de efectos negativos para el Gobierno Chirac.Si los jueces acceden, en octubre pr¨®ximo, a dar la libertad al preso justo al cumplir la mitad de la condena y a dar carpetazo a un nuevo informe en el que se le incrimina en el asesinato de dos personas -el agregado militar de EE UU en Par¨ªs, Charles Ray, y el segundo secretario de la Embajada de Israel en la capital francesa, Jacob Barsimatov-, Chirac recibir¨¢ todo tipo de cr¨ªticas, no s¨®lo desde la extrema derecha y desde su propia coalici¨®n, sino principalmente desde los Gobiernos norteamericano e israel¨ª, el primero de ellos incluso constituido en parte civil en el caso.
Si Abdala no es liberado, y por el contrario es objeto de un nuevo juicio, las esperanzas de liberaci¨®n de los rehenes franceses en el L¨ªbano y de una disminuci¨®n de la ola de atentados indiscriminados en lugares p¨²blicos franceses disminuir¨¢n notablemente.
Para un Gobierno conservador que hab¨ªa criticado la suavidad de los socialistas en el combate antiterrorista esta situaci¨®n se hace especialmente insoportable y constituye un singular desario a su pol¨ªtica de mano dura.
No extra?a, por tanto, que la ¨²ltima teor¨ªa sobre el caso Abdala est¨¦ dedicada, con suficiente fundamento adem¨¢s, a culpabilizar al anterior Gobierno socialista. Seg¨²n el ministro del Interior, Charles Pasqua, y seg¨²n tambi¨¦n el abogado de Abdala, Jacques Verg¨¦s, los socialistas se habr¨ªan comprometido a la liberaci¨®n de Abdala a cambio de la liberaci¨®n de Gilles Peyrolles, secuestrado en marzo de 1985 y liberado una semana despu¨¦s. En el momento en que el Gobierno socialista habr¨ªa accedido a la aceptaci¨®n de la condici¨®n impuesta por los secuestradores de Peyrolles, se desconoc¨ªa, seg¨²n estas versiones, lo m¨¢s sustancial de las actuales acusaciones contra Abdala.
Abdala no es un preso cualquiera. Su silencio y circunspecci¨®n ante polic¨ªas y jueces hace pensar que se trata de un personaje de primer¨ªsima categor¨ªa pol¨ªtica. Nacido en L¨ªbano en 1951, en el seno de una familia cristiana maronita y educado a la francesa, Abidala pertenece a una generaci¨®n realmente nueva de militantes y profesionales del terror.
Antes de la creaci¨®n de su propio grupo de acci¨®n, mantuvo estrechas relaciones con Georges Habache, dirigente del Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina. Se considera a s¨ª mismo y a su grupo como marxista, pero en cambio funciona pol¨ªticamente con m¨¦todos organizativos m¨¢s propios de la cosa nostra siciliana que de una organizaci¨®n pol¨ªtico-militar. Los principales militantes reconocidos de su grupo son sus hermanos y sus primos, y seg¨²n los investigadores que realizan las pesquisas de los ¨²ltimos atentados, presumiblemente, los miembros de los comit¨¦s del solidaridad.
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