Un obst¨¢culo entre Mosc¨² y Pek¨ªn
EN EL esfuerzo que est¨¢ realizando Mijail Gorbachov por vitalizar y renovar la diplomacia sovi¨¦tica, ha puesto especial atenci¨®n ¨²ltimamente en las relaciones con China. Ello no cambia el lugar prioritario que ocupa EE UU en las preocupaciones de la URSS e incluso es probable que un acercamiento con China sea considerado como una posible forma de presi¨®n sobre Washington; a la vez, el Departamento de Estado no abandona nunca cierto temor de que un viraje de la pol¨ªtica china pueda modificar el actual equilibrio de la escena mundial. Pero los problemas que est¨¢n hoy en discusi¨®n son m¨¢s concretos y no parecen conducir hacia variaciones de estrategia planetaria. El discurso de Gorbachov en VIadivostok, el pasado 28 de julio, present¨® un amplio programa de pol¨ªtica hacia Asia; propuso en ese marco mejorar sustancialmente las relaciones con China y dijo incluso que estaba dispuesto a aligerar la presencia de tropas sovi¨¦ticas en la frontera. El siguiente paso ha sido el viaje a Pek¨ªn de Nicolai Talyzin, primer viceprimer ministro y jefe del Plan de Estado de la URSS; sus conversaciones han girado principalmente en torno a la cooperaci¨®n econ¨®mica, fundamental para China en su actual etapa de prioridad a la modernizaci¨®n. Sobre las conversaciones pol¨ªticas la informaci¨®n ha sido escasa.En todo caso, en la actitud adoptada por el Gobierno chino despu¨¦s del discurso de VIadivostok, destaca la insistencia sobre el problema de la ocupaci¨®n de Camboya por las tropas vietnamitas. De los tres obst¨¢culos, cuya superaci¨®n China ha considerado siempre prioritaria para normalizar sus relaciones con Mosc¨², hay una promesa positiva de Gorbachov sobre la concentraci¨®n de tropas en la frontera; sobre Afganist¨¢n, los chinos hablan poco; en cambio, ya en la primera reacci¨®n oficial al discurso de VIadivostok se dec¨ªa que la "parte china no est¨¢ satisfecha... por el hecho de que se haya eludido la cuesti¨®n de las tropas vietnamitas en Camboya". Posteriormente, Deng Xiaoping, en unas declaraciones al periodista norteamericano Mike Wallace, se ha mostrado dispuesto a encontrarse con Gorbachov, pero a condici¨®n de que la URSS tome "medidas firmes" para obtener la retirada de Camboya de las tropas vietnamitas. El 10 de septiembre se ha producido en Pek¨ªn una coincidencia que no cabe atribuir al azar: mientras Nicolai Talyzin era recibido por su hom¨®logo chino, Deng Xiaoping se entrevistaba con el pr¨ªncipe Norodom Sihanuk, acompa?ado por los otros dirigentes de la resistencia que lucha contra el Gobiemo colocado por los vietnamitas en Pnom Penh. Deng les dijo: "Os vamos a seguir ayudando firmemente en vuestra lucha tanto tiempo como haga falta".
Sihamik ha propuesto desde hace varios meses una soluci¨®n pol¨ªtica que cuenta con el respaldo de China y de los pa¨ªses de la ASEAN, en particular Tailandia, Indonesia y Filipinas. Consiste en que, tras una retirada de los vietnamitas, se crear¨ªa un Gobierno provisional, formado por los tres grupos de la resistencia m¨¢s la facci¨®n sostenida hoy en el poder por los vietnamitas; se celebrar¨ªan luego elecciones con un control internacional y Camboya ser¨ªa un pa¨ªs no alineado. Hasta ahora, Hanoi y Mosc¨² se niegan a aceptar esa soluci¨®n, prolongando as¨ª una situaci¨®n que atenta contra el derecho internacional y que convierte esa regi¨®n en una zona de graves tensiones.
?Hasta qu¨¦ punto est¨¢ la URSS en condiciones, suponiendo que lo desease, de imponer el cambio necesario de la pol¨ªtica vietnamita en esa cuesti¨®n? No ha habido renovaci¨®n en el equipo dirigente de Hanoi, el cual, a pesar de la muerte de Le Duan, sigue formado por dirigentes comunistas forjados en la guerra y dominados por una voluntad de hegemon¨ªa en toda la pen¨ªnsula indochina. Por tanto, no ser¨ªa f¨¢cil imponer ese cambio. Por otro lado -y es un hecho fundamental-, el grado de independencia de Hanoi es m¨ªnimo; tanto en lo militar como en lo econ¨®mico, depende en gran medida de la ayuda que recibe de la URSS. El problema para Mosc¨² se plantea en unos t¨¦rminos que cabe resumir as¨ª: escoger entre las ventajas militares que obtiene hoy de su apoyo a la pol¨ªtica expansiva de Hanoi o decidirse a materializar en su pol¨ªtica real las concepciones de paz y seguridad en Asia expuestas por Gorbachov. Al insistir tanto en el tema de Camboya, China lo hace sin duda porque se siente afectada de un modo directo en su seguridad y en su papel de potencia asi¨¢tica. Pero el problema desborda el marco espec¨ªfico de las relaciones entre Pek¨ªn y Mosc¨². La actual situaci¨®n de Camboya, como instrumento de Vietnam y de la URSS, militariza inevitablemente toda la pol¨ªtica en esa regi¨®n y es incompatible con una perspectiva de paz estable entre los diversos Estados, basada en el respeto de sus reg¨ªmenes interiores.
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