La emboscada del terrorismo
LA OLA de atentados con bomba que est¨¢ sufriendo Par¨ªs, y que ha producido ya tres muertos y m¨¢s de medio ceritenar de heridos en ocho d¨ªas escasos, agudiza uno de los conflictos que atraviesan el cuerpo debilitado y lleno de contradicciones de las sociedades occidentales. Alrededor del terrorismo se concitan no tan s¨®lo diferencias pol¨ªticas importantes sobre la legalidad democr¨¢tica y los medios represivos que puede utilizar un Estado, sino otras cuestiones que desbordan la racionalidad, como las diferencias culturales y religiosas, con sus secuelas de intolerancia, racismo y xenofobia, u otras que afectan a la crisis de las sociedades industriales, como es la inmigraci¨®n desde las zonas m¨¢s pobres del mundo junto a la ca¨ªda de natalidad en los pa¨ªses receptores.La reacci¨®n ante la actuaci¨®n indiscrin¨²nada y cruel, que hiere a unos determinados ciudadanos por el mero hecho de residir en el pa¨ªs o en la ciudad administrados por el Gobiernoque ha sido declarado enemigo de la banda armada en cuesti¨®n, con facilidad se desplaza hacia la viscerafidad y la irreflexi¨®n. Ciertamente, los autores de estas carnicer¨ªas, que esparcen cuerpos dolientes por los lugares p¨²blicos en las horas de m¨¢xima afluencia, responden, por su parte, a una estrategia de terror perfectamente meditada, por muy descabelladas que puedan ser sus ideas. Los atentados se multiplican as¨ª ante cada una de las en¨¦rgicas reacciones gubernamentales, aunque s¨®lo sean verbales, e intentan tanto mostrar la inutilidad de cada una de las medidas represivas como anunciar la intensificaci¨®n del terror si no se accede a sus propuestas. La explosi¨®n de ayer en Par¨ªs, si bien m¨¢s lejos, se produjo en un local con control policial. Y de la misma forma que la del lunes 8 de septiembre, en la alcald¨ªa de Par¨ªs, retaba al propio Chirac.
Los objetivos perseguidos por los terroristas pudieran, sin embargo, ser m¨¢s amplios que los centrados en conseguir la liberaci¨®n de tres presos ¨¢rabes, y especialmente de Georges Ibrahim Atidallah, y dirigirse precisamente a provocar una reacci¨®n gubernamental de incontrolables consecuencias. De hecho, con las medidas de urgencia decididas por el Gobierno, tales como la de pedir visado de entrada en Francia, se consigue internacionalizar el conflicto y desplazar el peso de las molestias sobre la numerosa poblaci¨®n extranjera residente en Francia. Por otro lado, con el reforzamiento de los controles de identidad y el aumento de la vigilancia en lugares p¨²blicos se incrementa la psicosis de inseguridad y se provocan dificultades para buena parte de la propia poblaci¨®n francesa, notablemente los j¨®venes y los numeros¨ªsimos ciudadanos de origen no europeo. Finalmente, con el control de fronteras mediante colaboraci¨®n militar s¨®lo se logra reforzar, de momento, la sensaci¨®n de que la declaraci¨®n del primer ministro, que asegur¨®: "Esto es una guerra", no es una manifestaci¨®n ret¨®rica, sino una frase casi literal. Y nada m¨¢s pr¨®ximo a los deseos del grupo terrorista que gozar del estatuto de contendiente en una guerra contra el Estado. En cuanto a la insinuaci¨®n de medidas secretas, identificables con actuaciones de los servicios especiales de contraespionaje destinadas a golpear directamente a los responsables del terror, el Gobierno franc¨¦s consigue ofrecer el horizonte m¨¢s apetecido por la banda armada: la posibilidad de que un Estado democr¨¢tico, que ni quiere, ni puede, ni debe renunciar a ser un Estado de derecho cuando se trata de liberar a presos bajo chantaje, renuncie de hecho al abandonar la v¨ªa de los medios diplom¨¢ticos y de la legalidad internacional.
El columnista del diario Le Monde Jean Planchais evoca la "guerra de Argel" para deshacer algunos equ¨ªvocos importantes. En primer lugar, se?ala que nada tiene que ver la actual ola de terror que sacude a Francia, y en buena medida al resto de Europa, Espa?a incluida, con el terrorismo practicado por el FLN argelino, que si era una minor¨ªa, contaba con el apoyo pr¨¢cticamente mayoritario de la poblaci¨®n de origen. En segundo lugar, que la efectividad de este tipo de terrorismo urbano indiscriminado no se encuentra en el chantaje impuesto por los terroristas -la consecuci¨®n de tal o cual objetivo-, sino en la propia quiebra de la democracia. Seg¨²n esta tesis, los terroristas desear¨ªan que el Estado democr¨¢tico se deslizara por la pendiente que impone el propio terrorismo, y con ello desapareciera el sistema de garant¨ªas y de libertades democr¨¢ticas, de forma que esta clase de guerra termine siendo un combate entre dos id¨¦nticos tipos de violencia.
Buena parte de las medidas decididas por Francia pueden gozar de amplio apoyo de determinados segmentos de poblaci¨®n, pero el momento en que el terror golpea con mayor dureza es tambi¨¦n el momento de la racionalidad, que siempre debe llevar a lamentar las limitaciones en la libertad de movimientos entre pa¨ªses y las restricciones al derecho a buscarse una vida digna y bien retribuida por parte de los trabajadores inmigrantes. El aumento de los poderes y de la capacidad de actuaci¨®n de los cuerpos policiales no deber¨ªa, por tanto, poner en cuesti¨®n las garant¨ªas que deben prevalecer en una sociedad democr¨¢tica.
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