De la hoja de coca a la coca¨ªna maldita
La Administraci¨®n de Ronald Reagan ha iniciado una cruzada contra la droga y declarado el problema como de seguridad nacional. Incluso, amparada en la meta de erradicar la drogadicci¨®n, ha enviado soldados a Bolivia para contribuir a la destrucci¨®n de los laboratorios de coca¨ªna. Para Occidente, la coca¨ªna es un elemento de agresi¨®n contra su sociedad. Sin embargo, el consumo social de la hoja de coca -de donde se extrae la coca¨ªna- es un elemento catalizador de la comunicaci¨®n del hombre andino con lo que le rodea.
Al caer la tarde en Si¨®n, ellos comienzan a llegar por el r¨ªo, portando con descuid¨® metralletas Ingram o Uru. A veces llevan un par de granadas colgadas del cintur¨®n. Van a los salones, donde esperan las chicas, las botellas o quiz¨¢ la muerte. Es una escena cotidiana en los pueblos del Alto Huallaga peruano, tomado por el aparato ubicuo instalado por el narcotr¨¢fico.Nueva York, 1986: en un viejo edificio abandonado, el crack extiende sus dominios. El flash violento y fugaz del nuevo rostro de la coca¨ªna mantiene a j¨®venes atrapados durante d¨ªas en un nirvana de 10 d¨®lares (unas 1.300 pesetas) la dosis. "Una epidemia se extiende por Estados Unidos", se?ala un editorial reciente del semanario Newsweek, "m¨¢s perniciosa y peligrosa que las pestes de la Edad Media( ... ); corresponde a nuestro Vietnam interior". Paralelamente, en los para¨ªsos fiscales, extendidos alrededor del mundo y especialmente en el Caribe, las cuentas bancarias de c¨®digos secretos no dejan de aumentar astron¨®micamente sus ingresos. La Administraci¨®n de Reagan ha declarado el problema como de seguridad nacional, y su cruzada contra la droga ha justificado el env¨ªo de tropas del Ej¨¦rcito regular a Bolivia para contribuir a la destrucci¨®n de los laboratorios de coca¨ªna. [El Gobierno de La Paz autoriz¨® ayer a los 170 soldados norteamericanos all¨ª destinados a permanecer en el pa¨ªs durante otros dos meses.]
El origen de la tormenta se encuentra en algo que en los Andes representa valores biol¨®gicos, sociales, econ¨®micos y m¨¢gicos: la hoja, de coca.
Esta hoja, dura, proviene de un fuerte arbusto que crece exclusivamente a lo largo de la cordillera de los Andes. Su consumo social es un elemento catalizador de la comunicaci¨®n del hombre andino con lo que le rodea: familia, pueblo, mundo sobrenatural y tiempo. La adulteraci¨®n de este milenario s¨ªmbolo de identidad ¨¦tnica se ha convertido al cabo de los siglos en una seria amenaza para otras culturas, como obedeciendo a la maldici¨®n oculta de un antiqu¨ªsimo brujo andino.
Planta fascinante
La acci¨®n farmacol¨®gica, su significado etnol¨®gico y sus graves y complejas implicaciones sociales hacen de la coca una de las plantas m¨¢s fascinantes del mundo Cientos de p¨¢ginas escritas sobre ella, con las m¨¢s contradictoria opiniones, en temas de qu¨ªmica fisiolog¨ªa, antropolog¨ªa social pol¨ªtica internacional y ¨²ltimamente criminolog¨ªa configura un contexto de complejidad abrumadora.
La relaci¨®n existente entre la masticaci¨®n -o chacchado- de la coca en la cultura andina y la adicci¨®n a la coca¨ªna en el mundo occidental es una de las claves para desentra?ar este fen¨®meno. El uso de la hoja de la coca en la sociedad andina, m¨¢s que un estimulante, activa un proceso de integraci¨®n social y de solidaridad humana. Utilizada secularmente como medio de cambio econ¨®mico de valor intr¨ªnseco, desempe?a adem¨¢s un papel primordial en, ceremonias sociales y ritos colectivos como la pr¨¢ctica de la adivinaci¨®n.
Fuertemente arraigados a modos tradicionales, los pueblos de los Andes conservan a¨²n, casi intactos, valores sustentados en una concepci¨®n m¨¢gica del universo y de sus relaciones con el hombre. Las vertientes del mestizaje andino, la parroquia cat¨®lica y el alma m¨¢gica; la aldea castellana, pero en el sentir quechua, forman el marco en el que se inserta el uso de la coca con modalidades prescritas por reglas ¨¦ticas y sociales.
Rodeada de ceremonial y controles sociales, la coca tambi¨¦n da?a. la salud del consumidor. El neur¨®logo peruano Fernando Cabieses, un especialista en etnomedicina andina, escribe: "El acto de compartir la coca sella una relaci¨®n de confraternidad. En medicina tradicional no hay otro remedio con tan vastos usos, cuya efectividad ha sido probada muchas veces. Su posible acci¨®n da?ina nunca ha sido realmente probada".
En el rito social andino, la coca estimula los sentidos, aligera el cansancio y el hambre y favorece la concentraci¨®n mental. Sus alcaloides naturales hacen de esta planta el m¨¢is poderoso antifatigante que existe en la naturaleza.
Su agente m¨¢s activo, la coca¨ªna, potencia y prolonga la acci¨®n de la adrenalina, lo que produce a su vez un aumento de la glucosa circulante en la sangre. Act¨²a de vasoconstrictor y mejora la ventilaci¨®n pulmonar. Su uso trasciende en este aspecto el papel similar que en Occidente conservan el tabaco y el alcohol. Desde la llegada de los conquistadores a Per¨², iniciando e prolongado proceso de la transculturaci¨®n, el uso de la coca fue objeto de las m¨¢s agudas pol¨¦micas. En 1551, el Concilio Eclesi¨¢stico de Lima se pronunci¨® en contra de los peligros religiosos que este h¨¢bito representaba.
Conquistado y conquistador
El enfrentamiento con la civilizaci¨®n conquistadora no modific¨® sin embargo, el profundo conocimiento del indio de su h¨¢bitat. Su comprensi¨®n de las plantas, los animales y los fen¨®menos naturales, de c¨®mo vienen las aguas y del anuncio de las lluvias, fue ron siempre condiciones imprescindibles para su supervivencia. El conquistado inici¨® as¨ª su conquista.
El intenso sentido gregario del ind¨ªgena andino hizo posible la subsistencia de viejas costumbres que permearon poco a poco la cultura hispana. Ya en el siglo XIX, los cient¨ªficos peruanos y europeos no pudieron evitar el estudio de esta planta de valor humano tan considerable.
El generalizado inter¨¦s por los alcaloides y otras sustancias activas en remedios naturales motiv¨® que, en 1860, el farmac¨®logo alem¨¢n Albert Nieman sintetizara en su laboratorio la coca¨ªna.
Este poderoso alcaloide gener¨® pronto una enorme atracci¨®n en los medios cient¨ªficos del Viejo Continente. La extra?a hierba, proveniente del m¨ªtico El Dorado, parec¨ªa concentrar las virtudes de la fuerza y la juventud permanente que la leyenda atribu¨ªa a esas regiones. Pero ser¨ªa un m¨¦dico vien¨¦s quien dar¨ªa a la coca¨ªna una fama perdurable: Sigmund Freud. El joven profesor, tratando de encontrar una cura para el h¨¢bito de la morfina, conoci¨® este alcaloide, que le procurar¨ªa un entusiasmo indescriptible. La consum¨ªa abiertamente como un estimulante intelectual y por su inseparable acci¨®n antidepresiva. La coca hab¨ªa logrado su ingreso en la civilizaci¨®n occidental a trav¨¦s de una hija concebida artificialmente.
En 1863, un m¨¦dico pintoresco y genial, Angelo Mariani, originario de C¨®rcega, instal¨® en las afueras de Par¨ªs un santuario para mam¨¢ coca. En una serie de preparados, especialmente en su c¨¦lebre vino, Mariani agregaba un misterioso ingrediente: un polvito blanco de composici¨®n secreta. Las excelentes propiedades euforizantes del vino conquistaron fervorosos adeptos. El zar de Rusia, la princesa de Gales, Alejandro Dumas y Tom¨¢s Edison recomendaron sin limitaciones el consumo de ese vino. El papa Le¨®n XIII, quien sol¨ªa llevar consigo un frasquito que conten¨ªa un cordal de hojas de coca, envi¨® a Mariani una medalla de oro por sus descubrimientos.
En 1880, el farmac¨¦utico norteamericano John Pemberton registr¨® oficialmente en EE UU "el vino franc¨¦s de coca, t¨®nico y estimulante ideal". Pemberton modific¨® la f¨®rmula suprimi¨¦ndole el alcohol, a?adi¨¦ndole esencias, cafe¨ªna y la nuez de cola, ¨¢ntifatigante africano. El imperio mundial de la Coca-Cola hab¨ªa nacido.
El siglo XX termin¨® con el reinado legal de la coca¨ªna con la promulgaci¨®n en Occidente de leyes restrictivas al uso de los alcaloides. Coca-Cola elimin¨® en 1914 la coca¨ªna de los ingredientes de su f¨®rmula. Los paneg¨ªricos de los laboratorios que hac¨ªan de la coca una panacea, capaz de hacer, valientes a los cobardes, elocuentes a los silenciosos y libres a los alcoh¨®licos, cayeron en desprestigio al descubrirse sus perniciosos efectos paralelos. La coca¨ªna fue denunciada en todo el mundo como una seducci¨®n peligrosa.
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