Querer y no poder en los sectores cl¨¢sicos
Los mercados de valores han vuelto a la moderaci¨®n operativa en la reuni¨®n de ayer, como producto final de una larga serie de alternativas, movimientos en ambos sentidos, fuerzas opuestas y altibajos en los corros de contrataci¨®n. La ausencia de transici¨®n entre la etapa de correcciones reciente y el posterior rebote t¨¦cnico alcista ha dejado como fruto inmaduro una situaci¨®n de equilibrio en el filo de la navaja, f¨¢cilmente variable en cualquiera de sus dos salidas posibles, por lo que la din¨¢mica del mercado ha entrado en una fase sumamente selectiva en la que cualquier pron¨®stico de un d¨ªa para otro queda irrevocablemente destinado al fracaso.Han sido los sectores industriales y de servicios los que se han visto beneficiados por esta coyuntura, en la que el dinero se ha canalizado en busca de la inversi¨®n especulativa a plazos cortos en t¨ªtulos de segunda fila, como consecuencia de un manifiesto quiero y no puedo de los valores habitualmente llamados tradicionales o cl¨¢sicos.
Bancos, El¨¦ctricas y Telef¨®nica han registrado una disparidad de criterios notable en medio de un ambiente en el que han convivido pac¨ªficamente todos los balances posibles.
Entre las acciones de electricidad, ese quiero y no puedo ha sido especialmente notable, con unas cotizaciones de salida en los primeros compases de sus corros claramente en alza, para posteriormente verse obligadas aceder posiciones ante la salida progresiva e implacable de la oferta.
Los precios, as¨ª, han quedado poco m¨¢s o menos en los mismos niveles de la v¨ªspera, aunque adornados con la demostraci¨®n palpable de que existen unos techos muy definidos en la actualidad en los que el papel ha establecido la frontera de las alzas. Curiosamente, parece que se miden con raseros distintos los t¨ªtulos que son pesos pesados dentro del patio de operaciones y aquellos otros que figuran exclusivamente como comparsas y que recobran protagonismo ¨²nicamente en situaciones espor¨¢dicas muy determinadas.
Constructoras, sider¨²rgicas y algunos otros t¨ªtulos aislados han sido los que representaron ayer este papel y a ellos lleg¨® un relativamente abundante caudal de recursos derivado de otros grupos menos pujantes. El mantenimiento de los vol¨²menes de contrataci¨®n diarios en cifras altas corrobora la hip¨®tesis largamente sostenida de que la falta de una alternativa plausible de inversi¨®n a la puramente burs¨¢til, introduce la necesidad de recurrir al encaje de bolillos y recorrer sin pausa de un lado a otro todos los rincones del sal¨®n de operaciones.
Entre la imposibilidad de encontrar refugios externos y la sensaci¨®n de sobreprecio de algunos valores dentro del parqu¨¦ se debaten los bolsistas, que se hallan inmersos en una tesitura muy enrevesada y en todo caso que no ofrece soluciones sencillas. Para acabar de perfilar un panorama ciertamente oscuro, los pagar¨¦s del Tesoro negociados en Bolsa bajo la modalidad de pacto de recompra a una semana se han derrumbado hasta un inter¨¦s anual entre el 5,20% y el 5,32%, sin que en los plazos m¨¢s largos se consiga una retribuci¨®n superior al 7,5%,
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.