El cambio
Una mesa m¨¢s sobre el futuro de la izquierda. Representantes de una izquierda mutilada se sientan a la mesa. No est¨¢n todos los que son. El esp¨ªritu santo o laico que ha orquestado la mesa se ha olvidado de los prosovi¨¦ticos y hay explicaciones o freudianas o maquiav¨¦licas para el olvido. De todas las intervenciones escucho con especial atenci¨®n la de Raimon Obiols, secretario general del PSC, persona por la que siento antiguo aprecio hist¨®rico y respeto por su dif¨ªcil, dificil¨ªsima, lucidez pol¨ªtica.De pronto alguien ha resucitado el eslogan de que un partido de izquierda ha de serlo a la vez de lucha y de gobierno y Obiols despeja una de las dos pelotas. S¨®lo mediante el control del gobierno se pueden garantizar cambios y llegar al gobierno ha de ser el objetivo de toda formaci¨®n pol¨ªtica de izquierda. Es una antigua tesis socialdem¨®crata que la Historia se ha encargado de relativizar y casi aniquilar. Incluso en la Alemania Federal la actual radicalizaci¨®n de la SPD s¨®lo se explica por la inyecci¨®n de radicalismo que le ha dado la presi¨®n social. Un partido de izquierda que gobierna en democracia ha de tener en cuenta servidumbres interclasistas que a veces s¨®lo puede o debe decantar por la presi¨®n social. Desde el poder no se ve toda la verdad porque no se pueden asumir todas las necesidades y en cambio desde la calle las necesidades se convierten en conflictos, luego en verdades y con el tiempo en leyes.
El drama de las formaciones pol¨ªticas de la izquierda tradicional es que no han podido profundizar la democracia porque se han limitado a gestar lo mejor posible el edificio del poder del que son meramente realquilados durante un predeterminado per¨ªodo electoral. Desde esa condici¨®n tienden a parecerse cada d¨ªa m¨¢s al casero y s¨®lo cuando vuelven a la oposici¨®n o cuando la c¨¢lleles grita sus nuevas necesidades, despiertan del sue?o alienado de que gobernar ya es tener el poder de cambio. La SPD est¨¢ cambiando porque est¨¢ en la oposici¨®n y porque fuerzas extramuros le est¨¢n disputando tejido social. Siempre hay que luchar para que los que gobiernan asuman que la Historia no se ha terminado y a la larga la Historia pertenece a los que la prolongan, no a los que la secuestran.
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