Una pel¨ªcula muy prohibida
Con casi 30 a?os de retraso nos llega esta pel¨ªcula de Stanley Kubrick, la primera que ¨¦l rodara disponiendo de un presupuesto medianamente alto 900.000 d¨®lares, 300.000 de ellos para su protagonista- gracias al ¨¦xito obtenido con la recientemente repuesta Atraco perfecto.El retraso se debe a la indignaci¨®n que el filme despert¨® entre los censores de distintos pa¨ªses, entre ellos los franceses, brit¨¢nicos y, c¨®mo no, espa?oles. Pero, ?por qu¨¦ tantas prohibiciones? Hemos citado s¨®lo la reacci¨®n de los guardianes de la moral de unos pocos pa¨ªses, pero fueron muchos m¨¢s los que impidieron que esta pel¨ªcula, basada en una documentaci¨®n estricta y que reconstruye hechos que realmente ocurrieron en el frente durante la I Guerra. Mundial, pudiera ser vista por esos ciudadanos a los que, cuando llega el momento, se reclama para que se incorporen a filas y sean protagonistas de desastres semejantes a los mostrados en la pantalla. La indignaci¨®n que provoc¨® Senderos de gloria no tiene nada que ver con la de The big parade o Sin novedad en el frente, y su tono tampoco la asemeja a La gran ilusi¨®n, de Renoir, con la que s¨ª mantiene algunos puntos de contacto.
Senderos de gloria
Director: Stanley Kubrick.Int¨¦rpretes: Kirk Douglas, Ralph Meeker, Adolphe Menjou, George Macready, Wayne Morris, Richard Anderson, Susanne-Christian. Gui¨®n: Stanley Kubrick, Calder Willimgham y Jim Thompson. Basado en una novela de Humprey Copp. Fotograf¨ªa: George Krause. M¨²sica: Gerald Fried. Director art¨ªstico: Ludvig Reiber. T¨ªtulo original: Paths of glory (1957). Estreno en Madrid en cines Roxy A y Renoir 3.
Senderos de gloria no es una pel¨ªcula antibelicista al uso, el suyo no es un discurso humanista que nos muestre los horrores de la guerra y pretenda imponer la fraternidad universal por encima de conflictos entre naciones o clases.
Decorado siniestro
En Senderos de gloria, el abuso o la utilizaci¨®n que se hace del poder es el tema central del filme, y las masacres b¨¦licas son s¨®lo el decorado siniestro, filmado con tanto virtuosismo como frialdad, en el que transcurre la batalla .sorda entre generales ambiciosos, concretamente entre dos ilustres generales interpretados por Menjou -formidable en su cinismo- y George Macready.Los soldados que ellos comandan son tanto o m¨¢s v¨ªctimas que los enemigos de las ambiciones de los militares profesionales. Si Menjou le propone a su colega un ascenso a cambio de que se apodere de una posici¨®n alemana inexpugnable, ¨¦ste acepta el reto aunque eso le obligue a disparar contra sus propios hombres para evitar que retrocedan.
Luego, cuando el fracaso se ha consumado a costa de ce ntenares de vidas, habr¨¢ que buscar unas v¨ªctimas propiciatorias a las que culpar de la derrota.
Parafernalia militar
Menos sarc¨¢stica que la posterior ?Tel¨¦fono rojo? Volamos hacia Mosc¨², esta pel¨ªcula de Kubrick no juega ni con el humor ni con la iron¨ªa. Tampoco dedica especial atenci¨®n a los ideales o a las grandes palabras que pronuncia el coronel Dax, interpretado por Kirk Douglas y supuesto h¨¦roe de la funci¨®n, sino a las personas e instituciones que manejan toda la parafernalia militar, ya sea en el terreno de la guerra ideol¨®gica o en el campo de batalla.El general Broulard, al descubrir que Dax denuncia a su superior sin prop¨®sito de medrar, se escandaliza: "O sea, que usted quer¨ªa salvar de verdad a esos hombres. Es usted un idealista, y le compadezco".
Senderos de gloria es algo as¨ª como una invitaci¨®n a la desobediencia, a desconfiar siempre de quienes mandan, y eso, desde la perspectiva de un censor, es mucho peor, m¨¢s corrosivo, que recordar los millones de muertos que han generado las dos ¨²ltimas grandes conflagraciones. Con esto queda claro que el tratamiento formal y dramat¨²rgico que Kubrick busca para el filme est¨¢ en consonancia con sus ideas.
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