El espa?ol y Espa?a
El espa?ol se caracteriza y define, principalmente, porque cree en Espa?a. Espa?a es una entidad confusa, como casi todas las entidades nacionales, pero el espa?ol siempre la corporalza en algo, de la carta de vinos de Tejero a la televisión. Sí, porque la últim y más influyente corporalización de Espa?a es TVE. Así no es extra?o que el Gobierno se resista a ceder parcelas televisivas a nadie. Espa?a existe, pues que sale por la tele a todas horas, y eso ha hecho más patriotas que todos los manuales escolares y Enciclopedias Bru?o o Vives que yo estudié. Cuando íbamos perdiendo la imagen (antes se decía noción) de Espa?a, con la LODE y otras perversiones, Espa?a se nos corporaliza, mejor que en el NO/DO de cuando entonces, en la tele de cada día.Si uno se acerca por la Cuesta de Moyano, ahora restaurada, se encuentra con muchos libros viejos que tratan de Espa?a. El espa?ol se ha pasado la vida preguntándose por Espafía, de Quevedo a Unamuno o Laín Entralgo. El francés jamás se pregunta por Francia. Parte de la inmanencia de que Francia es una cosa maravillosa que está ahí. La superstición de Espa?a es una de las más fuertes, variadas; y constantes de la Espa?a irracional. Se reparte entre la izquierda y la derecha. Espa?a parece ?que está sin resolver, incluso en la tele, única imagen disponible y portátil que tenemos; hoy de la Espa?a total, pero que casi todos los días nos ofrece una Espa?a confusa de autonomías y, terrorismo. Si tuviera que definir al espa?ol, yo diría que es un supersticioso de Espa?a. Para bien y para mal.
Hasta los comunistas espa?oles, hoy, son antes espa?oles que comunistas. Los catastrofistas de café: dicen que no hay ciencia en Espa?a, pero los espa?oles en seguida salen con la oftalmología de Barraquer en Barcelona y de Leoz en Madrid. Donde Espa?a se hace visible, aparte la tele, es en Soria, entre San Polo y San Saturio, en la curva de Ballesta" del Duero, a la que los conservadores que nada conservan quisieron poner un puente, hace pocos a?os. El soriano Tierno Galván era el espa?ol/piloto. El hombre universal desde Soria, el ilustrado del Duero, el revolucionario de Valdeavellano. Pero los espa?oles suelen entender mejor Espa?a hacia adentro, de Unamuno al pueblo de Madrid que se metió en los toros la tarde del 98. (Y que seguramente tenía razón; se había quitado un peso y un Imperio de encima). Espa?a, esta Espa?a que nos fanatiza, si lo miramos bien, se reduce a nuestra agenda de teléfonos. A dos docenas de amigos. Más allá, Espa?a es tierra incógnita que tampoco nos importa mucho. Pero la superstición de Espa?a funciona. Ahora expone en Madrid, retrospectivamente, Julio González, en el Reina Sofía. Julio González fue uno de los artistas que supieron hacer universal el arte espa?ol de este siglo, o, espa?olizar el arte universal. Quiere decirse que cada vez va siendo más difícil mantener la autarquía espiritual de Espa?a, en la aldea planetaria, de la que sólo somos un caserío. Pero la superstición espa?ola, insisto., es tina superstición de derecha/izquierda, y mucho me guardaría de afirmar que esto sea malo. Sólo digo que vivimos Espa?a, más que como país, como - superstición.,
Espa?a son las 'Tablas de Daimiel o Do?ana. Pero en Do?ana/coto se mueren los pájaros misteriosamente. Espa?a es Miguel Herrero de Mi?ón y la Agencia Efe, que es la que informa a Espa?a sobre sí misma. Espa?a son sus obispos, mayormente monse?or Tarancón, que hizo un discurso de la Corona casi revolucionario y ahora dice:
-El Gobierno desvaloriza prácticamente los fundamentos religiosos y morales, católicos, de nuestra sociedad.
La identificación Espa?a/ Vaticano, muy de nuestros obispos de-uno-u-otro-signo, ha dado lugar, en nuestra historia con.. temporánea, nada menos que al Nacionalcatolicismo, versión tervilor de la Inquisición gloriosa. La confusión Espa?a/catolicismo está en nuestro Imperio y está en las placas de latón del Sagrado Corazón de Jesús que ilustraron los hogares de nuestra infancia: "Reinaré en Espa?a con más veneración que en parte alguna". Incluso hubo una revista de suscripciones. piadosas (no sé si sigue) que se llamaba Reinaré. A los ni?os con ciertas inquietudes sintácticas, a los adolescentes de rodillas sucias de los cincuenta, nos producía como una cierta inquietud la frase del Sagrado Corazón. Eso de reinar con veneración no acabábamos de entenderlo, sintácticamente, aunque dábamos por supuesto que el Sagrado Corazón de Jesús prefería Espa?a. Ahora tenemos un Rey que nos cuesta 550 millones de pesetas al a?o, y hubo una noche de febrero en que este Rey se perfilé como la Espa?a que anda, frente a la Espa?a de metralleta, que nos prefiere muertos a transeúntes. A la Espa?a de Fraga le ha salido el cisma. Verstrynge, que es grave.
Pero pensemos que la Espa?a joven de derechas, hoy, ya no es la Espa?a "alegre y faldicorta" (y asesina) que propuso Primo de Rivera junior. La Espa?a joven y bien/bian no quiere hacer la guerra, sino el amor., y piensa y sabe que el dinero (ellos son monetaristas) gana más guerras que la guerra. Luego hay una Espa?a de América, que ahora está moviendo mucho Senillosa, con motivo del centenario ese de la cosa. Está bien que nos hayamos dejado invadir por ellos, literariamente, pero ellos no nos leer a nosotros, con lo que se pierden a Vizcaíno Casas. Fraga, que es la metáfora berroque?a de la Espa?a franquista, quiera o no quiera, ha criticado duramente a su propio partido y al conjunto de la derecha espa?ola. ?Cuál de nuestras múltiples de rechas contiene más Espa?a? Uno viaja mucho por la Espa?a cotidiana y uno comprueba que cada cual, cultivando la diferencia, hoy más que nunca, está contribuyendo, queriéndolo o sin quererlo, a una suerte de federalismo cultural que corre ya por debajo de la Monarquía, la democracia y el socialismo. Incluso por debajo de las autonomías. Esa Espa?a pendiente, siempre pendiente, le parece, a uno, quizá, la verdadera Espa?a, como decía don Manuel Aza?a que lo constitutivo del problema catalán era eso: ser un problema.
Ramón Tamames ha hecho hace poco una "prospectiva política sobre la modernidad, las libertades y los nuevos tiempos". Si los rojos siguen haciendo estas prospectivas se van a cargar Espa?a (aparte de que dudo de la legalidad de la apalabra "prospectiva", ya que quizá podríamos arreglarnos con prospección).
Al espa?ol nunca se le ha explicado Espa?a como territorio, sino como superstición, de Menéndez Pelayo a Unamuno. La legendaria precariedad individual de los hidalgos se ha compensado con una grandeza genérica, histórica, con una demagogia heráldica, diría yo, por la cual todos los espa?oles éramos grandes de Espa?a aunque no lo éramos ninguno, en consecuencia. Lo dice Proust, en su gran libro, queriendo degradar a un personaje:
-Está acabado. Sólo sale con grandes de Espa?a.
Uno, ya digo, no le ve otras explicaciones a la superstición nacional que el movimiento compensatorio que en su momento quiso rehabilitar a los hidalgos mediante una hidalguía retórica, supuestamente histórica.
Pero la Historia ha ido trabajando hacia abajo, en Espa?a y en el mundo, y José Antonio Primo de Rivera, fiel a la Historia y a su momento, ensaya_ y ejerce la demagogia de la nobleza colectiva entre las clases medias, tan miméticas de la aristocracia. Es la faceta más interesante del fascismo espa?ol. Don Quijote es un parvenu que quiere pasar de hidalgo manchego a caballero andante, transfigurarse de rústico en Amadís, mediante unas haza?as inventadas. Ha quedado como el modelo del altruista espa?ol, pero no es sino un arribista, que pretende cambiar de clase, ascender. Y eso es lo que iro?iza Cervantes. Debía haber muchos Quijanos por entonces. Y los hay ahora. El arribista espa?ol no pretende tanto triunfar en su patria, como el anglosajón, por ejemplo, sino constituirse en arquetipo de. la Patria. Don Quijote es el gran enfermo de la' superstición de Espa?a. Pero Espa?a, como idea, sigue dando muchos supersticiosos.
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