Fracaso
Pepe comprendi¨® que nunca llegar¨ªa a nada el d¨ªa que cumpli¨® 40 a?os. Su mujer hab¨ªa pensado en hacer un almuerzo algo especial para festejar la fecha. As¨ª es que ¨¦l se puso a fregar los cacharros atrasados mientras Concha preparaba la comida. Y ah¨ª, mientras rascaba co¨¢gulos de huevo y grasas pret¨¦ritas, le derrot¨® la certidumbre: jam¨¢s llegar¨ªa a ser nada en la vida.No, no era la famosa crisis de los 40. Nunca fue un atleta y ahora apenas si le mortificaba el desmayo creciente de sus carnes. Y por otra parte, ?cu¨¢ntas barrigas opulentas han sido disimuladas por un sill¨®n de mando!
-?Que no, Concha, que no es una depresi¨®n de cumplea?os!
Su mujer no le entend¨ªa. Era una buena chica, y el matrimonio iba marchando. Pero Concha ten¨ªa ese talante tranquilote, esa cachaza. Ah¨ª estaba ahora, descuartizando el aguacate con morosidad exasperante, minimizando su tragedia, sin comprenderle. Ella era as¨ª, como muchas mujeres: una ignorante en los asuntos profesionales. Concha no fue educada para triunfar.
No es que ¨¦l hubiera sido muy ambicioso. Pero hizo todo lo que ten¨ªa que hacer. Estudi¨® Econ¨®micas, fue un discreto antifranquista, se coloc¨® de funcionario en el Ministerio de Hacienda y vot¨® en todas las elecciones. Ahora su generaci¨®n hab¨ªa llegado al poder y casi todos sus conocidos ten¨ªan cargo. El otro d¨ªa se encontr¨® a Vidriales, aquel notorio imb¨¦cil de la facultad: iba con un cochazo formidable, ch¨®fer y escolta, convertido por el PSOE en director general. ?Si incluso Paquita, su primera novia, era ahora subsecretaria t¨¦cnica! Y ¨¦l, mientras tanto, vegetando como una seta en un despacho.
Pepe comprendi¨® que nunca llegar¨ªa a nada el d¨ªa que cumpli¨® 40 a?os. Ah¨ª estaba, incomprendido y desolado, refrotando sa?udamente una sart¨¦n. "Soy un fracasado", se dijo, y tal crudeza le proporcion¨® un peque?o alivio: as¨ª, al menos, todo quedaba claro. Y ante ¨¦l se extendi¨® un tranquilo futuro de pantuflas, veladas televisivas y los domingos por la tarde el regalo de fumarse un buen habano.
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