"Lo imposible es inevitable"
La ley fiscal que he firmado recientemente representa la revisi¨®n m¨¢s profunda del r¨¦gimen tributario de nuestro pa¨ªs en toda su historia. Hemos hecho un largo camino; hubo muchos que dijeron que no llegar¨ªamos nunca a t¨¦rmino, pero, como siempre les ocurre a los pesimistas, olvidaron algo en sus c¨¢lculos: olvidaron al pueblo norteamericano.Este pueblo no ha construido el pa¨ªs m¨¢s libre y la mayor potencia econ¨®mica del mundo a base de achicarse ante las dificultades. No ha flaqueado en ning¨²n momento, y despu¨¦s de casi tres a?os de empe?o y labor esforzada ocurri¨® lo que The Washington Post ha resumido con un solo titular: "Lo imposible se convirti¨® en lo inevitable", y la ilusi¨®n de conseguir un reparto justo de la carga fiscal se ha hecho realidad.
A partir de la ley se han implantado en Estados Unidos los tipos marginales m¨¢s bajos y el c¨®digo fiscal m¨¢s moderno de todas las naciones industrializadas, un c¨®digo que estimula la asunci¨®n de riesgos, la innovaci¨®n y el esp¨ªritu de empresa que siempre fue el nuestro. Vamos a inyectar nuevas energ¨ªas a nuestra econom¨ªa de crecimiento, con .incentivos semejantes a los que ayudaron a- la creaci¨®n de una cifra sin precedentes de empresas nuevas y de casi 11,7 millones de empleos nuevos.
M¨¢s equitativo y sencillo para la mayor¨ªa de los norteamericanos, este c¨®digo fiscal est¨¢ concebido para transportarnos hasta un futuro de creaci¨®n tecnol¨®gica y realizaciones econ¨®micas, que ha de hacer de Estados Unidos
un pa¨ªs compeititivo y en crecimiento hasta el siglo XXI.
Pero, con todos los beneficios que ha de traer la reforma fiscal, creo que la historia lo registrar¨¢ como algo de mayor significaci¨®n: como una. vuelta a los principios originales. La fundaci¨®n de nuestro pa¨ªs se hizo sobre la fe en el individuo, antes que en grupos o clases; sobre la fe en los recursos y la generosidad de cada ser humano considerado individualmente. Nuestros padres fundadores dise?aron una forma de gobierno democr¨¢tica capaz de incorporar las energ¨ªas individuales y dieron forma a una carta de derechos para salvaguardar sus libertades. Y con ello hicieron aflorar un manantial de esperanza y creatividad que habr¨ªa de transformar completamente la historia.
La historia de esos Estados Unidos de Am¨¦rica es, en efecto, una historia de realizaciones personales. Fue su duro esfuerzo el que levant¨® nuestras ciudades y el que cultiv¨® nuestras praderas; su genio, el que sin cesar nos con
dujo m¨¢s all¨¢ de las fronteras del conocimiento existente, y que transform¨® nuestro mundo con la m¨¢quina de vapor, la vacuna contra la polio y el chip de silicio. Fueron su fe en la libertad y amor a la patria los que nos sustentaron a trav¨¦s de tribulaciones y penalidades y guerras, y fueron su valent¨ªa y generosidad las que nos permitieron siempre salir adelante.
El pueblo
Pero cuando nuestros padres fundadores dise?aron esta forma de gobierno "del pueblo por el pueblo y para el pueblo" no pod¨ªan imaginar 1 se lo que llegar¨ªamos a conocer como el impuesto progresivo sobre la renta.
Cuando se recaud¨® por primera vez el impuesto sobre la renta, en el a?o 1913, el tipo m¨¢s alto era de s¨®lo el 7% sobre las rentas superiores a medio mill¨®n de d¨®lares, el equivalente de entonces a las rentas multimfflonarias de hoy. Pero a lo largo de este siglo hemos visto dispararse los tipos marginales hasta cotas del 90%. Y ni siquiera se libraron de ellas los contribuyentes m¨¢s pobres.
A medida que avanzaba la es-, calada de los tipos impositivos, el sistema fiscal se fue haciendo m¨¢s enrevesado y complejo, refugio para intereses especiales y manipuladores fiscales, pero frustraci¨®n insuperable para los dem¨¢s. Escandalosamente desigual en sus exigencias, nuestro sistema fiscal lleg¨® -a ser una fuente de amargura y desaliento para el contribuyente medio. No fue exagerado tildarlo de antiameilcano.
Entre tanto, el acusado car¨¢cter progresivo del impuesto golpe¨® en el coraz¨®n de la. vida econ¨®mica de los individuos, penalizando justamente ese esfuerzo especial, esas jornadas largas de duro trabajo, que siempre hab¨ªan sido la fuerza motriz de nuestra econom¨ªa.
A medida que se iba acrecentando el hambre del Gobierno por los ingresos, las familias norteamericanas vieron c¨®mo los impuestos les arrebataban porciones cada vez mayores de sus n¨®minas. Y la fiscalidad recay¨® tanto m¨¢s cruelmente sobre los pobres, haciendo a¨²n m¨¢s`dificil para ellos remontar su situ aci¨®n.
A lo largo de la historia, don- de ha ca¨ªdo con mayor peso la mano opresiva de? Gobierno ha sido sobre la vida econ¨®mica de los individuos. Y, las m¨¢s de las veces, han sido la inflaci¨®n y los impuestos los que han erosiona do sus vidas y constre?ido sus libertades.
No hemos de olvidar que nuestra patria naci¨® precisamente de una revuelta contra la opresi¨®n de unos impuestos. Nuestros padres fundadores se batieron no s¨®lo en defensa de los derechos pol¨ªticos, sino tambi¨¦n para conseguir las libertades econ¨®micas, sin las cuales esas libertades pol¨ªticas no hubieran sido m¨¢s que una sombra. En estos ¨²ltimos 20 a?os hemos sido testigos de la ampliaci¨®n y consolidaci¨®n de muchas de nuestras libertades civiles, pero a menudo nuestras libertades econ¨®micas se han visto postergadas e incluso violentadas.
Protegemos los derechos de autor, como debe ser. Pero ?qu¨¦ hay de la libertad de expresi¨®n del empresario cuya pluma y papel son el capital y los beneficios, cuyo libro puede ser una nueva invenci¨®n o una peque?a empresa? ?Qu¨¦ hay de los creadores de nuestra vida econ¨®mica, cuyas aportaciones pueden no s¨®lo causar admiraci¨®n intelectual, sino mejorar la condici¨®n humana alimentando a los pobres con nuevos cereales, llevando la esperanza a los enfermos con nuevos remedios, alejando la ignorancia con nuevas maravillas de las t¨¦cnicas de la informaci¨®n?
?Y qu¨¦ hay de la equidad para las familias? Es en nuestras familias donde se realiza el trabajom¨¢s importante de Estados Unidos: el de educar a las generaciones que nos suceden. Pero a lo largo de los ¨²ltimos 40 a?os, a medida que la inflaci¨®n ha ido limitando las exenciones personales de la declaraci¨®n de la renta, las familias con hijos han tenido que soportar una carga cada vez mayor de? impuesto. Con la inflaci¨®n y el deslizamiento progresivo de los tramos de renta de? impuesto como factor de erosi¨®n de las rentas, muchas esposas que hubieran preferido permanecer atendiendo el hogar han tenido que salir de ¨¦l en busca de trabajo.
Esperanza
?Y qu¨¦ hay de la promesa de una tierra de esperanza y posibilidades, de que con esftierzo en el trabajo hasta los m¨¢s pobres de nosotros podr¨ªan alcanzar la seguridad que a todos nos corresponde? No se puede poner una etiqueta de precio al sue?o americano, porque ese sue?o es el coraz¨®n y el alma de Estados Unidos de Am¨¦rica, es la promesa que hace a nuestra patria siempre buena y generosa, un modeloy una esperanza para el mundo.Por todas estas razones, esta ley fiscal es menos una reforma que una revoluci¨®n. Millones de traba adores de menores ingrejsos van a quedar excluidos de un golpe de las listas de contribuyentes, y las familias obtendr¨¢n a la vez el respiro que necesitaban desde hace mucho en los tipos impositivos y una exenci¨®n personal casi de? doble de la que disfrutaban hasta ahora. Vamos a hacer que el criar hijos vuelva a ser econ¨®mico.
La rebaja de los tipos va a suponer una gratificaci¨®n mayor de
todos esos esfuerzos a?adidos que se hacen por prosperar, y la desaparici¨®n de las v¨ªas de evasi¨®n y un impuesto m¨ªnimo significan que ` todas las personas y to
das las empresas contribuir¨¢n con la justa carga. Por eso es por lo que estoy seguro de que la ley que he firmado no s¨®lo constitu ye una revisi¨®n hist¨®rica de nuesro c¨®digo fiscal y una victoria arrolladora de la equidad fiscal, sino que es la mejor ley contra
pobreza, la mejor medida en favor de la familia y el mejor programa de creaci¨®n de empleo que haya producido nunca el Congreso de Estados Unidos.
Y ahora que hemos llegado tan lejos no podemos permitir, ni permitiremos, que la reforma fis cal se vea malograda por subida bruscas de los tipos impositivosHemos de restablecer la certi dumbre sobre nuestro sistem fiscal y nuestra econom¨ªa. Y m opondr¨¦ con todos mis poderes cualquier intento de elevaci¨®n d los niveles impositivos que o porta el pueblo norteamericano espero contar con el apoyo de to dos los norteamericanos para ha cer permanente el progreso his t¨®rico que significa la reform fiscal.El esfuerzo gigantesco que h costado el que la ley viera final. mente la luz no comenz¨® e Washington, sino en la reflexi¨® de los muchos que han luchad para devolver la econom¨ªa a su ra¨ªces cl¨¢sicas, a la comprensi¨® de que, en ¨²ltima instancia, 1 econom¨ªa no est¨¢ formada po agregados como el gasto p¨²blic y la demanda de bienes de consu mo, sino por hombres y mujere individuales, cada uno de o cuales lucha por proveer las ne cesidades de su familia y mejor su suerte en la vida.
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