El inter¨¦s de las elecciones en EE UU se centr¨® la posibilidad de una mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado
Los ciudadanos de Estados Unidos eligieron ayer un nuevo Congreso, el n¨²mero 100 de su historia, que determinar¨¢ en gran medida los dos ¨²ltimos a?os de la presidencia de Ronald Reagan. La posibilidad de que los dem¨®cratas recuperaran el control del Senado, que perdieron en 1980, dejando al presidente con las dos C¨¢maras en manos de la oposici¨®n, fue la gran inc¨®gnita de la larga noche electoral. Los resultados no se conocieron hasta las primeras horas de la ma?ana de hoy, hora peninsular, madrugada en EE UU.
La vulnerabilidad de los republicanos en el Senado, C¨¢mara que hasta ayer dominaban por 53 a 47, era este a?o mayor porque han tenido que defender 22 de los 34 esca?os a reelecci¨®n.Se esperaba, como es tradicional en estas elecciones a mitad de mandato presidencial, una baja participaci¨®n electoral (pr¨®xima al 40%.). Los ciudadanos han elegido a 34 senadores (un tercio del Senado), a 435 representantes -la totalidad de esta C¨¢mara-, y a 36 gobernadores, as¨ª como a miles de cargos estatales y locales.
A ¨²ltima hora de la tarde, se continuaba a¨²n votando en todo el pa¨ªs y los Estados del oeste, que pod¨ªan ser la clave del resultado en el Senado, no cerraron los colegios electorales hasta las cinco de la madrugada de hoy, hora peninsular espa?ola. Los dem¨®cratas, que ten¨ªan una sustancial mayor¨ªa de 253 contra 182 esca?os en la C¨¢mara de Representantes, la mantendr¨¢n tras las elecciones de ayer. Las primeras previsiones indicaban un avance para los republicanos en las elecciones de gobernadores.
Incertidumbre
Los electores (hay 121 millone registrados) se encaminaron a las urnas, en un d¨ªa lluvioso en casi todo el pa¨ªs, con una gran incertidumbre sobre el resultado final. Los sondeos daban como posible la victoria de cualquiera de los dos grandes partidos en el Senado. El director pol¨ªtico de la Casa Blanca, Mitchell Daniels hab¨ªa afirmado horas antes del voto: "El triunfo de los republicanos es muy dif¨ªcil. Pero hay que pensar en El ?lamo, con Ronald Reagan en el papel de Davy Crockett, aunque esta vez los buenos van a ganar".
Las elecciones, unas de las m¨¢s ap¨¢ticas y tambi¨¦n sucias de la historia pol¨ªtica norteamericana contempor¨¢nea, han servido, adem¨¢s de para saber qui¨¦n controlar¨¢ el Senado hasta 1988, para conocer si el Partido Republicano, empujado por la tremenda popularidad de Reagan, es capaz de convertirse en el primer partido del pa¨ªs, produci¨¦ndose el corrimiento pol¨ªtico con que sue?an sus seguidores desde la llegada del actual presidente a la Casa Blanca. El Senado en manos dem¨®cratas siapondr¨ªa una ayuda para la oposici¨®n, que ha perdido cuatro de las ¨²ltimas elecciones presidenciales, en su intento de recuperar la Casa Blanca en 1988. Estas legislativas servir¨¢n tambi¨¦n para medir el verdadero impacto de Reagan sobre la pol¨ªtica norteamericana.
Los nortearnericanos, frente a sus televisores, vivieron una de las noches electorales m¨¢s largas de los ¨²ltimos tiempos, siguiendo los mapas en color cambiante de los 10 estados que pod¨ªan inclinar la balanza en el Senado: en el sur, en el centro agr¨ªcola y en el oeste. A las tres de la madrugada (hora peninsular) comenzaron a llegar los resultados de los Estados agr¨ªcolas del medio oeste, claves para el balarice final. Pero a¨²n se ten¨ªan que cerrar los colegios del oeste, donde la batalla en California, Idaho, Washington y Colorado pod¨ªa decidir el control del Senado.
En el curso de la velada, se supo que un Kennedy de la tercera generaci¨®n, Joseph, hijo de Robert, se sentar¨¢ en la C¨¢mara de Representantes del Congreso, por un distrito de las afueras de Boston (Massachusetts). Un hispano, el alcalde de Tampa, Bob Mart¨ªnez (dem¨®crata), se perfilaba como probable nuevo gobernador de Florida. La mayor o menor capacidad de controlar la agenda pol¨ªtica de los pr¨®ximos dos a?os y de situar bien a los candidatos presidenciales depende tambi¨¦n del control del Senado.
La p¨¦rdida de esta C¨¢mara tampoco ser¨ªa una cat¨¢strofe para el presidente. Ya Eisenhower y Richard Nixon tuvieron que gobernar con minor¨ªas en el Senado y no se paraliz¨® la acci¨®n presidencial. En caso de una victoria dem¨®crata, que conceder¨ªa al partido las presidencias de las comisiones legislativas en el Senado, no se esperan cambios ideol¨®gicos importantes, ya que estos puestos ser¨ªan ocupados por dem¨®cratas conservadores. Con el control del Senado por la oposici¨®n, Reagan, sin embargo, tendr¨ªa problemas en los nombramientos judiciales, en la definici¨®n de las prioridades del gasto p¨²blico, en la financiaci¨®n de la guerra de las galaxias, en las negociaciones sobre control de armamentos y en su pol¨ªtica hacia Centroam¨¦rica.
Tradicionalmente, el partido que ocupa la Casa Blanca s¨®lo ha ganado en el 41% de las elecciones al Senado que no coinciden con la elecci¨®n presidencial, y s¨®lo un 34% en el sexto a?o de la presidencia, como es el caso actual. El Great Old Party (GOP), t¨ªtulo oficial de los republicanos, ha utilizado a fondo a su arma m¨¢s poderosa, el presidente, que ha recorrido 20 estados y 38.000 kil¨®metros en los ¨²ltimos d¨ªas, pidiendo que los electores le dejen acabar el trabajo iniciado en 1980, impidiendo la vuelta de los "liberales que destrozaron nuestra econom¨ªa y la moral del pa¨ªs".
No ha habido un gran tema nacional en estas elecciones, en las que las personalidades locales y la televisi¨®n han jugado un papel m¨¢s importante que nunca. Los noteamericanos se sienten satisfechos de su pa¨ªs y consigo mismos. S¨®lo uno de cada 10 electores est¨¢ preocupado por el futuro de una econom¨ªa que, aunque ha entrado en su cuarto a?o de expansi¨®n ininterrumpida, tiene los lastres de un enorme d¨¦ficit presupuestario.
S¨®lo la CBS realiz¨® una cobertura monogr¨¢fica electoral de m¨¢s de cinco horas, a partir de las ocho de la noche, hasta que se conocieron los resultados definitivos. Las otras dos grandes cadenas de televisi¨®n, la ABC y la NBC, rompieron la tradici¨®n y no realizaron una cobertura continua, y se limitaron a interrumpir su programaci¨®n normal de vez en cuando y a ofrecer un programa m¨¢s resumido.
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