Antonio Freijo y Pablo Paniagua
Dos misioneros espa?oles expulsados de Burundi
Antonio Freijo y Pablo Paniagua son dos misioneros mercedarios recientemente expulsados de Burundi, donde han pasado parte de su vida. Tanto es as¨ª que todav¨ªa hablan de los 18.000 refugiados ruandeses del campamento donde trabajaban como si estuviesen all¨ª. Ambos forman parte del ¨²ltimo grupo de misioneros mercedarios en ese pa¨ªs del Africa central, situado junto al lago Tanganica. Hace tan s¨®lo un mes salieron de Burundi los ¨²ltimos jesuitas, expulsados, al igual que ellos, sin un motivo concreto.
Pablo Paniagua, que llevaba seis a?os en ?frica, dirig¨ªa las obras que se realizaban con fondos de la Alta Comisar¨ªa de las Naciones Unidas para los Refugiados. "Yo no soy sacerdote, mi trabajo consist¨ªa en estar con los obreros, por si hab¨ªa que hacer una casa o un puente para estar con ellos y dirigirlos. A esto dedicaba la mayor parte del tiempo, pero mi gran problema era la burocracia: hab¨ªa que andar siempre con papeles para conseguir dinero. El m¨¢s importante de todos los proyectos consist¨ªa en la tra¨ªda de agua hasta el campamento". "Burundi tiene estaciones de lluvia muy regulares", interviene ahora, envuelto en un grueso jersei, Antonio Freijo, "y aunque no hay problemas de sequ¨ªa, s¨ª los hay, en cambio, de salubridad, porque falta agua potable. El agua del campamento hab¨ªa que traerla desde 60 kil¨®metros de distancia".El origen de los mercedarios -orden creada para redimir a los cautivos- se remonta al siglo XIII. La orden fue suprimida en 1836 y restaurada, ahora ha hecho un siglo, en Santiago de Compostela. "Esto explica", dice Antonio Freijo con un cerrado acento gallego, a pesar de sus 13 a?os en Burundi, "que de los cuatro misioneros mercedarios expulsados, tres procedamos de Galicia".
"Actualmente", dice Pablo Paniagua, "la orden busca su antiguo carisma en la defensa de los derechos humanos y en la b¨²squeda de la libertad. Nuestro trabajo en ?frica intentaba ser una acci¨®n significativa en esta l¨ªnea". "El problema de los refugiados es un drama en el mundo de hoy", contin¨²a Antonio Freijo; "existe un car¨¢cter psicol¨®gico espec¨ªfico de los refugiados. Se sienten en terreno prestado, en una tierra que no es suya, temiendo que les echen". El ¨²ltimo grupo de mercedarios que quedaba en Burundi, formado por cuatro frailes y tres monjas, esperaba tambi¨¦n que les echasen.
"En realidad, no se trata formalmente de una expulsi¨®n" dice Pablo Paniagua, "sino de una no renovaci¨®n del visado, tr¨¢mite obligado cada a?o. As¨ª, hemos salido lentamente de Burundi todos los misioneros mercedarios, y hace un mes se vieron obligados a abandonar el pa¨ªs los ¨²ltimos jesuitas que quedaban". Los motivos exactos de la eliminaci¨®n paulatina de los misioneros es algo que ni Antonio Freijo, de 38 a?os, ni Pablo Paniagua, de 50, alcanzan a comprender "Hace un a?o el presidente de Burundi, Juan Bautista Bagaza, bautiz¨® a tres de sus hijas en la religi¨®n cat¨®lica. Y curiosamente fue cuando comenz¨® una lenta persecucci¨®n de los misioneros. Varios ministros han intercedido in¨²tilmente ante el presidente para que se prolongara nuestra estancia. Alrededor de nuestra misi¨®n encontraban trabajo muchas familias, que ahora se encuentran abandonadas y abocadas al paro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.