El trompeta ex¨®tico y el trompeta exc¨¦ntrico

El cubano Arturo Sandoval es un gran t¨¦cnico de la trompeta. Tiene claro qui¨¦nes son sus maestros y dedica una canci¨®n a su primer profesor y un blues a Dizzy Gillespie.Puede recordar tambi¨¦n a Maynard Ferguson, pues se mueve con total seguridad en las alturas m¨¢s estratosf¨¦ricas. Posee, sobre todo, una incre¨ªble musicalidad natural. Toca el piano con un estilo curioso, mezcla de Oscar Peterson y Chico Marx. Hace cosas dif¨ªciles cuando canta scat, pero entonces ya se pone algo pesado. Su gusto es discutible: es capaz de cortar un blues para intercalar una versi¨®n horter¨ªsima de la Sonata f¨¢cil, de Mozart.

Y de Arturo Sandoval, trompeta ex¨®tico, a Lester Bowie, trompeta exc¨¦ntrico. Uno nunca se pierde un concierto de Lester Bowie porque puede haber hasta pi?ata. Bowie saca a los m¨²sicos vestidos de m¨²sicos y ¨¦l mismo ha llenado de lentejuelas su bata blanca. Su espect¨¢culo, Brass Fantasy, lo componen ocho metales, l¨ªder incluido, m¨¢s un bater¨ªa, Philip Wilson, que vale por un regimiento. Repica y parchea el hombre que es una exageraci¨®n.

Lo mejor que se puede decir de Brass Fantasy es que uno acabar¨ªa pronto harto de redobles y pitidos si no fuera por la calidad de los m¨²sicos y el acento con que cada uno personaliza sus intervenciones. Destacan los dos trombonistas, Steve Turre y Frank Lacy, y el trompeta Rasul Sidik, de curiosa cabellera estrellada.

Y, claro, el jefe, Lester Bowie, que irrumpe en la m¨²sica con una gama expresiva que va del estertor ag¨®nico al relincho jubiloso. Hace un repertorio tan pintoresco y extravagante como ¨¦l y rescata tonter¨ªas tan entra?ables como Personality. Nada menos.