Objetivo, controlar el Pacífico
Washington siente amenazada su supremacía en el mar de mares tras los últimos movimientos de Moscú
La visita al puerto fue una victoria simbólica para Washington en la guerra de nervios que se está empezando a desarrollar en el Pacífico entre las superpotencias. El contencioso empezó en serio hace 15 meses, cuando Moscú obtuvo derechos de pesca en la zona -atunera de Kiribati, una peque?a isla, antigua colonia británica en el Pacífico sur. Desde entonces han sucedido muchas cosas que han intensificado el nerviosismo de Washington.El pasado mes de junio, Vanuatu, antiguo territorio francobritánico de las Nuevas Hébridas, inició relaciones diplomáticas con Moscú, siguiendo el ejemplo de Fiyi y de otros tres Estados isle?os del Pacífico. Vanuatu está actualmente negociando un pacto con los soviéticos que incluiría, además de licencias de pesca, derechos de atraque y desembarco.
Si las aperturas de Moscú al Pacífico se limitaran a los Estados isle?os, puede que las alarmas no sonaran con tanta insistencia en Washington. Pero la ofensiva diplomática soviética tiene un alcance mayor. El pasado mes de junio, el Kremlin creó una nueva oficina dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores, denominada Departamento del Océano Pacífico, y comenzó a enviar delegaciones comerciales de alto nivel y de buena voluntad por la región.
Posteriormente, el 28 de julio, el secretario general, Gorbachov en un discurso de 90 minutos en el puerto de VIadivostok, el más importante de la Unión Soviética en el Pacífico, dejó entrever planes de más largo alcance. Recordándoles a los asistentes que 1a mayor parte de nuestro territorio está al Este de los Urales, en Asia", Gorbachov proyectó una política soviética ambiciosa que incluye amplios lazos diplomáticos y económicos en la región, concentrándose en China y Japón.
El discurso se recibió con gran atención en Washington. Desde la II Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido la mayor potencia en el Pacífico, y desde 1980 la costa asiática ha reemplazado a Europa occidental como principal socio comercial de ultramar de Estados Unidos. El discurso de VIadivostok mostró que los soviéticos intentan acaparar una parte del éxito económico de Asia. Algunos analistas quisieron ver una amenaza implícita a la supremacía militar de Estados Unidos en la región.
Los intereses de EE UU
No es casualidad que la sonriente ofensiva de Moscú surja en el momento en que los intereses norteamericanos en la región están recibiendo un duro golpe. El colapso del tratado ANZUS (Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos) en agosto, tras la negativa de Nueva Zelanda a permitir que ningún barco nuclear o con armamento nuclear navegase por sus aguas, fue el golpe más grave que ha recibido una alianza norteamericana en los últimos 20 a?os.
El activismo antinuclear, estimulado en parte por las continuas pruebas francesas en Mururoa, se ha extendido por el Pacífico sur. Según el analista político Harry Gelman, los soviéticos esperan beneficiarse de la identificación de Estados Unidos con el peligro nuclear ante los ojos asiáticos".
Los problemas militares se están produciendo justo en el momento en que aumentan los conflictos económicos de Estados Unidos en la región. El proteccionismo norteamericano, que probablemente se fortalecerá más ahora que los demócratas controlan las dos Cámaras del Congreso, preocupa a muchos asiáticos. Aumentan los temores de que EE UU cierre sus mercados, con la consiguiente pérdida de miles de puestos de trabajo.
Hay buenos motivos para preocuparse. Este a?o Estados Unidos alcanzará un déficit comercial de unos 170.000 millones de dólares, y más de la mitad será con los países del Pacífico. Además, las. continuas subvenciones a las exportaciones agrícolas norteamericanas, que quitan ventas a Australia y a Tailandia, han enfurecido a sus amigos de la región.
La flota soviética
No obstante, la principal preocupación es el creciente peligro de una confrontación militar en el Pacífico. Desde su cuartel general en VIadivostok, la flota soviética del Pacífico cubre una zona marítima de cerca de 2.000 kilómetros, que se extiende hacia el Sur desde1a península de Karnchatka hasta la bahía de Cam Ranh, el inmenso complejo de aeropuerto y puerto que los norteamericanos construyeron en Vietnam durante la guerra.
La flota soviética incluye dos peque?os portaviones, 12 cruceros con armamento nuclear y 180 aviones de combate. En un día cualquiera se encuentran atracados en la bahía de Cam Ranh entre 25 y 30 barcos soviéticos, a 870 millas marinas de las bases norteamericanas en Filipinas. En un aeropuerto adyacente se encuentra una escuadrilla de 24 aviones de combate soviéticos, entre los que hay 18 reactores de reconocimiento TU-16 Badger.
Por todas partes en Extremo Oriente, la concentración de fuerzas terrestres soviéticas, que se ha ido produciendo gradualmente a lo largo de 20 a?os, se está acelerando. Unos 550.000 soldados soviéticos se alinean ahora a lo largo de los 7.200 kilómetros de la frontera con China. Además, unos 147 misiles SS-20 están desplegados en el Extremo Oriente soviético, cada uno con tres cabezas nucleares.
Con este telón de fondo, China dio la bienvenida el mes pasado al secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, que acudía a celebrar las conversaciones de cooperación militar que allanaron el camino para la visita de buques norteamericanos al puerto de Qingdao la semana pasada.
Camino de Pekín, Weinberger hizo una breve escala en Anchorage, Alaska, donde dio una respuesta, aprobada por la Casa Blanca, al discurso de Gorbachov en VIadivostok. El secretario de Defensa elogió los logros económicos y políticos de algunos países prooccidentales del Pacífico y atacó el historial soviético en Asia oriental.
A pesar del reforzamiento militar soviético, la mayoría de los analistas occidentales cree que los intereses estratégicos norteamericanos en el Pacífico no están por ahora gravemente amenazados. Sostienen que la Flota del Pacífico, basada en Hawaii, es superior a la soviética. Las fuerzas estadounidenses tienen seis portaviones, 18 cruceros con armamento nuclear, 368 aviones de combate y es cuadrillas de cazas F-16.
Estados isle?os
Sin embargo, los diplomáticos norteamericanos reconocen que ya no pueden dar por sentadas las alianzas. Los micro Estados del Pacífico en partícular se sienten heridos por el abandono y el comportamiento de los atuneros norteamericanos, que durante a?os han prestado poca atención a los intereses locales.
En agosto de 1985, Kiribati hizo que los norteamericanos se dieran cuenta de que había que hacer algo al conceder licencias de pesca a 16 pesqueros soviéticos a cambio de unos dos millones de dólares. La leeción no pasó inadvertida.
El mes pasado, EE UU hizo una oferta a 16 Estados isle?os del Pacífico de 60 millones de dólares por los derechos de pesca durante cinco a?os; de este dinero una parte todavía no especi icada le correspondería a Kiribati.
El acercamiento soviético a China y Japón es lo que ha intranquilizado más seriamente a los representantes norteamericanos. En VIadivostok, Gorbachov abordó algunos de los obstáculos que bloquean la dístensión chinosoviética. Apuntó el deseo de considerar una reducción de los 45.000 soldados estacionados en Mongolia, menciono una vieja demanda que afecta a la disputada frontera que se extiende a lo largo del río Amur y anunció el plan de retirada parcial de Afganistán.
En los últimos meses, Moscú y Pekín han acordado reanudar las relaciones consulares y han aumentado el comercio entre fronteras, se?alando así el movimiento más significativo en las relaciones chinosoviéticas desde que Gorbachov subió al poder hace 20 meses. Además, hay indicios provisionales de mejora en otra causa de disputa: el apoyo soviético a la ocupación vietnamita de Camboya. Hace dos semanas, cuando le preguntaron a un alto diplomático del bloque soviético en Pekín si Moscú iba a reducir su ayuda a Vietnam, respondió: "siempre existe la posibilidad de ajustar programas que quizá no funcionan".
Japón?
Los japoneses también se muestran cautos. Los esfuerzos soviéticos para hacer las relaciones más cálidas comenzaron el pasado mes de enero cuando el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, viajó a Tokio. Desde entonces Moscú ha cortejado a Tokio con concesiones diplomáticas y con insinuaciones de una visita de Gorbachov, quizá el próximo mes de enero.
Pero se necesitará algo más para hacer más cálidas las relaciones entre Moscú y Tokio. Los dos países, que todavía no han firmado un tratado de paz desde la II Guerra Mundial, han estado enfrentados por las cuatro islas al norte de Hokkaldo, donde los soviéticos tienen 10.000 soldados y 40 MIG-23. La soberanía de las islas, ocupadas por los soviéticos al final de la guerra, sigue siendo un factor de discordia.
Time Magazine.
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