S¨ªndrome de Down
Sigo d¨¢ndole vueltas, y sin olvidar, a una carta al director le¨ªda hace unos d¨ªas, debido a lo mucho que la misma me ha impresionado.Yo tambi¨¦n soy madre de un Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior ni?o s¨ªndrome de Down, que igualmente naci¨® un d¨ªa 7, pero de julio de 1985. No soy capaz de entrar en la dial¨¦ctica de si aborto s¨ª o aborto no, por el simple hecho de que nunca he podido imponer a otro aquello que yo decid¨ªa o aceptaba como bueno para m¨ª. Al escribir esta carta no intento polemizar sobre algo que forma parte ya de nuestro ordenamiento jur¨ªdico, sino de defender la realidad actual del s¨ªndrome de Down.
Durante todo el verano he sido testigo de la campa?a, ampl¨ªsima, de prevenci¨®n del mongolismo. Con la curiosa denominaci¨®n de "Ay¨²dale a caminar" se nos invitaba sutilmente a eliminar a nuestros hijos. Tal campa?a me her¨ªa, al igual que la carta del peri¨®dico, por injusta.
Cierto es que nuestros hijos son deficientes, es decir, faltos, defectuosos o incompletos, y que es mejor tener un hijo normal, pero, puestos a elegir, tambi¨¦n es mejor tener un hijo guapo que feo, alto que bajo, simp¨¢tico que t¨ªmido, brillante que vulgar; adem¨¢s, todos sabemos que el mundo est¨¢ lleno de hombres y mujeres feos, vulgares, sosos y bajitos que son m¨¢s felices que sus opuestos. Por supuesto que las deficiencias, como las carencias, han de ser corregidas y superadas y que el ser humano ha de perfeccionarse, pero tal labor corresponde a la investigaci¨®n, no a la legislaci¨®n. Lo que yo conozco del s¨ªndrome de Down, ya que mi hijo asiste a la maternidad de Santa Cristina, donde recibe estimulaci¨®n precoz, revela unas circunstancias diferentes; hay madres j¨®venes y otras que no; unas que trabajan en casa y otras fuera de ella, con un hijo o muchos, con dinero o sin ¨¦l, frente a un comportamiento ¨²nico: ¨¦l es un hijo m¨¢s. - Funcionaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.