Bush inicia una delicada operaci¨®n de salvamento de su imagen presidenciable
El vicepresidente norteamericano, George Bush, tras un mes de sospechoso silencio, ha iniciado una delicada operaci¨®n de salvamento de su imagen para mantener sus aspiraciones presidenciales en 1988, y ha admitido que "claramente se han cometido errores" en el esc¨¢ndalo iran¨ª. Bush, que fue director de la CIA y sufre acusaciones de estar implicado en operaciones de ayuda a la contra que bordean la ilegalidad, no puede dejarse atrapar por esta crisis, que todos los analistas estiman que tiene calado suficiente para acabar con su intento de suceder a Reagan en la Casa Blanca.
El dilema de Bush es c¨®mo desmarcarse del presidente, abandonando su hasta ahora fidelidad perruna a Reagan, que en adelante puede empezar a convertirse en una carga, y proyectar una personalidad pol¨ªtica propia sin parecer que abandona a un presidente en apuros.El mi¨¦rcoles, en uno de los discursos cruciales de su vida pol¨ªtica, George Bush hizo un ejercicio de funambulismo pol¨ªtico negando cualquier participaci¨®n en el Contragate y, al mismo tiempo, subrayando su lealtad a un presidente "fuerte y honrado". Cuando se sepa todo, los norteamericanos dir¨¢n que el presidente dijo la verdad, dijo. Sorteando un campo minado, Bush se despeg¨® algo en el tono, pero no en el fondo, de Reagan. Bush, que habl¨® ante el muy conservador American Entreprise Institute, con una audiencia cuyo apoyo necesita si quiere ser el pr¨®ximo presidente, defendi¨® la racionalidad estrat¨¦gica de la venta de armas a Ir¨¢n.
El vicepresidente, que consigui¨® el mi¨¦rcoles convertir al presidente y a ¨¦l mismo en los investigadores del esc¨¢ndalo m¨¢s que en las v¨ªctimas del mismo, tendr¨¢ a¨²n que responder a muchas preguntas para limpiar su imagen de una manera efectiva. El vicepresidente llam¨®11 patriota" a Max G¨®mez, uno de los oscuros personajes conectados con el caso de Eugene Hasenfus, cuyo avi¨®n fue derribado sobre Nicaragua cuando transportaba armas para los antisandinistas. Un empresario de Oreg¨®n afirma que advirti¨® al vicepresidente a mediados de este a?o de que se estaban desviando a la contra fondos procedentes de la operaci¨®n iran¨ª.
Bush es un ferviente partidario de los rebeldes antisandinistas, y su hijo, que ostenta un cargo en el Partido Republicano en el ¨¢rea de Miami, recoge fondos para la contra. En su discurso del American Entreprise Institute, el vicepresidente afirm¨® que el apoyo para los rebeldes debe mantenerse "por sus propios m¨¦ritos; el r¨¦gimen marxista-leninista de Managua no debe beneficiarse de los errores de alguna gente en Washington".
Los ayudantes de Bush, frustrados ante la sensaci¨®n de que ¨¦ste se hab¨ªa convertido en la primera v¨ªctima del esc¨¢ndalo, declararon ayer su satisfacci¨®n por el eco de la intervenci¨®n del vicepresidente. "Ha pasado una dif¨ªcil prueba pol¨ªtica con ¨¦xito", dijeron. Otros analistas afirman que "son¨® como un hombre que a¨²n cree que puede ser presidente". Pero Bush no contest¨® a la principal duda que flota en el ambiente: por su vinculaci¨®n con los temas de inteligencia -preside un equipo de crisis antiterrorista-, ten¨ªa que saber que se desviaban a la contra fondos procedentes de Ir¨¢n.
El vicepresidente se limit¨® a reconocer que conoc¨ªa la operaci¨®n para vender armas a Ir¨¢n -que apoy¨®-, pero neg¨® saber nada del aspecto nicarag¨¹ense del tema.
El vicepresidente norteamericano acept¨® algo que Ronald Reagan se niega a decir, y que republicanos y dem¨®cratas creen que finalmente deber¨¢ aceptar si quiere superar el esc¨¢ndalo: que ha habido errores en la operaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.