Edad militar
En la era de la conciencia creciente, de la modernidad y de las nuevas tecnolog¨ªas, veinticinco siglos despu¨¦s de la invenci¨®n de la racionalidad, cuando los estrategas militares eligen como tecnificado campo de batalla un espacio exterior que no vemos ni o¨ªmos, un tercio de los j¨®venes en edad militar salta de contento porque se ha librado... La ley del azar -que es la ley de Dios y del Ej¨¦rcito- les ha devuelto un a?o de vida en libertad.Las leyes menores de la medicina (aunque no racional, s¨ª razonable) desecharon a los cojos, a los ciegos y a los tullidos como in¨²tiles. S¨®lo entonces los elegidos acceden al tribunal de la ley suprema, rectora de los destinos de los creyentes, de los militares y tambi¨¦n de los j¨®venes de los pa¨ªses con servicio militar obligatorio, aislado e incompatible con la vida del resto de los ciudadanos.
No se libran los que son rubios y tienen los ojos azules, ni tampoco los que han perdido a su madre durante un a?o, ni los que acaban de encontrar un trabajo temporal provisional despu¨¦s de dos a?os de buscarlo, ni los enamorados, ni los tartamudos, ni los que aleguen dos, tres o m¨¢s de estas razones. Se libran los que tengan suerte en un juego de azar irracional.
Pero incluso los rebeldes ateos son sometidos y sufren un doble castigo: no es s¨®lo la libertad para dar contenido al tiempo de su vida lo que pierden, pierden la raz¨®n tambi¨¦n, sometidos a un tribunal -a un sorteo- al que no reconocen discernimiento ni autoridad.
Por encima de la soberan¨ªa popular y de la constituci¨®n de un Estado leg¨ªtimo y de la raz¨®n y de la conciencia est¨¢n el Dios de los Ej¨¦rcitos y de la loter¨ªa como garant¨ªa final de que el poder emana de un orden universal y eterno. ?Dios, qu¨¦ suerte el que se ha librado!-
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