El Estudiantes redonde¨® su semana triunfal
La fe del Estudiantes s¨ª mueve monta?as. De lo contrario, no se entiende que hace unas semanas marchara tristemente en el pen¨²ltimo lugar de la clasificaci¨®n, poco menos que descartado, para un mes despu¨¦s despedirse de La Demencia exhultante tras ganar seis partidos seguidos de Liga, con victorias ante el Real Madrid y el Ron Negrita Joventut, el tricampe¨®n, y uno de la Copa Korac en terreno yugoslavo y con un ¨¢rbitro turco y otro chipriota en la cancha, que ya es decir. Demasiado para cre¨¦rselo. Pero cierto. Tan cierto como que ahora La Demencia dice, grita y canta: "Solo queda el Bar?a".El Estudiantes, como ante el Madrid, venci¨® a un Joventut que no estaba dispuesto a ser motivo de an¨¦cdota ni a desaprovechar la ocasi¨®n de terminar como l¨ªder del grupo Impar. Y para ello comenz¨® enfebrecido, como era de esperar, comi¨¦ndose los rebotes para meter la canasta como fuera. Mientras el Joventut ejecutaba con limpieza sus cinco primeros ataques, el Estudiantes respond¨ªa con igual eficacia, pero tras ayudarse de tres rebotes ofensivos. En el minuto 5 llevaba seis, es decir, seis posibilidades de rectificar un fallo, que es mucho en baloncesto.
As¨ª, algo malo deb¨ªa de intuir el joven t¨¦cnico Julbe cuando solicit¨® tiempo muerto a pesar de ir en ventaja (16-18) porque minuto y medio despu¨¦s el Estudiantes tomaba la delantera (23-20) para acercarse a los 10 tantos (37-29). Villacampa y Margall dieron ya los primeros s¨ªntomas de sentirse abrumados por el marcaje de Coll y alg¨²n que otro momento de caos, el que precede a la avalancha cl¨¢sica del Estudiantes, apareci¨® por entre las filas del Joventut, que se coloc¨® en zona. El Estudiantes se precipit¨® por su exceso de codicia y tanto Gil como Coll abusaron de algunos triples fallidos. El Joventut remont¨® para vivir sus ¨²nicos minutos de incierto dominio hasta el descanso (47-48).
En la reanudaci¨®n, el Estudiantes impuso su tiempo y lleg¨® a romper al Joventut en la fase decisiva de este per¨ªodo porque el Estudiantes cuando gana a un grande es porque lo rompe, lo desmenuza, lo desintegra por todos los puntos de la cancha.
Cuando Russell decidi¨® estallar aprovechando varias capturas del bal¨®n, el equipo local se hab¨ªa lanzado con una ventaja amplia (76-63). Gil vio el partido y rompi¨® la defensa del Joventut; primero, buscando acciones de dos contra dos con Pinone en una esquina; luego, haciendo un aclarado para el uno contra uno infalible de Russell. As¨ª, el Joventut no tuvo en realidad ninguna opci¨®n, al final, para conseguir evitar la derrota.
Menci¨®n aparte merece Coll, alias El Rata, antes conocido como jugador marrullero, de feo estilo y exclusivamente destinado a trabajos sucios.
Pero, desde hace semanas, Coll es otro; Coll es un alarde defensivo, una pesadilla, un derroche de entrega y un hombre capacitado para lograr m¨¢s de diez tantos por partido -tres triples consecutivos consigui¨® ayer-. Coll tom¨® a Villacampa hasta que lo mand¨® al banquillo con s¨®lo una canasta en su haber; luego tom¨® a Margall, le permiti¨® s¨®lo cinco tantos en el primer tiempo y una canasta en el segundo, hasta que volvi¨® a coger a Villacampa. Termin¨® exhausto y fue cambiado con s¨®lo tres personales en su haber.
Coll es ahora un h¨¦roe y el Estudiantes un equipo heroico, capaz de mover monta?as con una base bajito, dos p¨ªvots de a dos metros pelados la pieza, dos aleros poco impecables y Russell, un verdadero rey del espect¨¢culo.
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