Catalana

Es irrefutable que durante muchos a?os los espa?olitos hemos pagado miles de millones para evitar la quiebra de un n¨²mero elevado de bancos, sin que la patronal del dinero protestase por el engorde que ello significaba para el d¨¦ficit p¨²blico, que en la actualidad tanto critican.Ahora, al ver que la pel¨ªcula de Banca Catalana va a tener un final que no explica nada, como espa?ol que paga sus impuestos sin posibilidad de fraude, como todos los que vivimos de una n¨®mina, me asombran dos cosas:

1. Que Pujol considere que ¨¦l es Catalu?a, y que si se le ataca, se ataca al gran pueblo catal¨¢n, lo que tambi¨¦n opinan sus partidarios. El identificar a un pol¨ªtico con su patria me recuerda aquello de que criticar a Franco era ofender a Espa?a.

2. La confirmaci¨®n, una vez m¨¢s, de que no todos somos iguales ante la ley. Los condenados por evidentes grandes corrupciones econ¨®micas, o fiscales, en lo que va de siglo, si existen, son una excepci¨®n. Por contra, los condenados por robar un jam¨®n alcanzan una cifra elevad¨ªsima.

En nuestro pa¨ªs la transici¨®n a la democracia se hizo sin ruptura, y muchas irregularidades pol¨ªticas y econ¨®micas m¨¢s graves que lo de la Banca Catalana han quedado impunes. Por ello puede ser aceptable que no se procese a los responsables de esas irregularidades no negadas ni por los proplos abogados de Pujol.

Pero desde un punto de vista ¨¦tico es innegable que los que practicaron tales irregularidades han dejado de ser honorables y, por ello, no debieran ocupar cargos p¨²blicos.-