Hunosa como paradigma
Hunosa, cuyo capital pertenece al INI, es una empresa fundamental en la estructura econ¨®mica de Asturias. Su incidencia directa e inducida sobre la econom¨ªa regional representa cerca del 20% del empleo, el 15% del VAB y el 8% del valor de la producci¨®n. Las rentas generadas por la actividad de Hunosa se complementan con el efecto multiplicador que ejercen sobre el conjunto de la econom¨ªa asturiana, haciendo de Hunosa -junto con Ensidesa- la empresa vertebradora de la econom¨ªa del Principado.Esta decisiva influencia econ¨®mica se refuerza al considerar el factor de concentraci¨®n de los efectos de renta y empleo en la comarca central (Nal¨®n, Caudal y Aller), zona que depende pr¨¢cticamente en exclusiva de Hunosa y su entramado industrial. Un ejemplo lo confirma: en el municipio de Aller, los salarios abonados por Hunosa suponen el 80% del total de los salarios percibidos por los trabajadores.
La producci¨®n de Hunosa, 3.750.000 toneladas m¨¦tricas vendidas en 1985, la convierten en la primera empresa hullera de Espa?a, siendo, en consecuencia, el instrumento esencial para cualquier pol¨ªtica energ¨¦tica que tenga como objetivos lograr un alto nivel de autoabastecimiento de materias primas energ¨¦ticas y reducir la dependencia exterior del suministro de las mismas, disminuyendo la vulnerabilidad de nuestra econom¨ªa.
El deterioro de Hunosa
Junto a los datos que hacen de Hunosa una realidad necesaria por intereses regionales y nacionales, existen otros que avalan la necesidad de un cambio en su trayectoria. El constante incumplimiento de los planes elabora dos (que s¨®lo se han cubierto en un a?o desde su creaci¨®n), la conflictividad laboral permanente (que alcanza ¨ªndices excepcionalmente elevados) y las p¨¦rdidas crecientes (que, sin contar las subvenciones, supusieron en el ¨²ltimo ejercicio 8.400 millones de pesetas) han creado un clima de deterioro empresarial que pone recurrentemente en cuesti¨®n su continuidad.
Sin embargo, esta situaci¨®n es deudora primeramente del proceso de constituci¨®n de Hunosa en 1967, que se forma con la integraci¨®n de las minas m¨¢s deterioradas t¨¦cnicamente, despu¨¦s de que los empresarios privados utilizaran la llamada Acci¨®n Concertada para desviar recursos a otros sectores, colocando a la miner¨ªa de la hulla en una profunda crisis. En realidad, esta crisis tuvo su principio en el Plan de Estabilizaci¨®n, cuando al liberalizar el comercio exterior se abre el mercado espa?ol al carb¨®n importado y se potencia la utilizaci¨®n masiva de los derivados del petr¨®leo. Despu¨¦s, la sobrevaloraci¨®n de los activos de las empresas que conformaron Hunosa, la indefinici¨®n en los a?os siguientes de objetivos empresariales en el sector hullero y la posterior incorporaci¨®n de sociedades descapitalizadas condicionaron muy negativamente la evoluci¨®n de Hunosa. En definitiva, la empresa p¨²blica minera se creaba para enterrarla, mientras a los empresarios privados se les apartaba para beneficiarlos, con la supervaloraci¨®n de activos y la cesi¨®n a la Administraci¨®n de los pasivos: Hunosa fue el resultado de la m¨¢s procaz nacionalizaci¨®n de p¨¦rdidas del tardofranquismo.
El antiguo r¨¦gimen ten¨ªa, adem¨¢s, otro objetivo manifiesto con la constituci¨®n de Hunosa (paralela al cierre de las siderurgias hist¨®ricas de Langreo y Mieres y el traslado de Uninsa-Ensidesa a la costa), que consist¨ªa en reducir dr¨¢sticamente el colectivo minero industrial de las cuencas debido a su permanente lucha contra el r¨¦gimen.
Tradici¨®n combativa
Como es sabido, la dificultad del trabajo en las minas, las deficiencias de equipamientos sociales del h¨¢bitat minero y la tradici¨®n combativa de los mineros asturianos situaron a este colectivo en la vanguardia de la lucha antifranquista. Con la operaci¨®n Hunosa-Uninsa-Ensidesa se trataba no s¨®lo de reprimir econ¨®micamente la zona roja asturiana, sino adem¨¢s romper socialmente el movimiento obrero entonces m¨¢s organizado y consciente del pa¨ªs.
As¨ª, los objetivos que se fijaron para Hunosa con el llamado Plan de Reestructuraci¨®n 1969-1979 fueron elaborados desde la perspectiva pol¨ªtica de reducir paulatinamente la actividad minera para disminuir la oposici¨®n al r¨¦gimen franquista.
Cierto que el proceso de deterioro de la empresa minera continu¨® en los a?os de la transici¨®n. Durante ese per¨ªodo, los sucesivos Gobiernos siguieron una pol¨ªtica de abandono que ten¨ªa como prop¨®sito anunciado la compra de paz laboral y social mediante concesiones presupuestarias renovables cada a?o en los planes y convenios.
Adem¨¢s, desde la creaci¨®n de la empresa se sucedieron en la gesti¨®n diferentes directivos que han fracasado en su tarea ejecutiva, dando origen a una creciente burocracia que, lejos de impulsar Hunosa hacia una mejora de resultados, provoca la desmotivaci¨®n de la oficin¨ªa y de los trabajadores.
La excepci¨®n que confirma la regla de este cuadro general se deterior¨® en 1981, cuando se acuerda el Plan de Reconversi¨®n, que supon¨ªa un giro notable en la trayectoria de Hunosa, al firmarse por primera vez un programa entre la empresa, las organizaciones sindicales y la Administraci¨®n que se cumpliera. En efecto, durante los dos primeros a?os del plan se cubrieron los objetivos de producci¨®n, se redujo el absentismo y por primera vez en la historia de la empresa baj¨® el coste por tonelada. Sin embargo, la positiva tendencia tras la pol¨ªtica de concertaci¨®n de 1981 se quebr¨® en 1983, llevando a Hunosa a la crisis actual.
Esta larga marcha de Hunosa de la nada a la miseria, seg¨²n el criterio economicista, se explica tambi¨¦n porque las distintas Administraciones se han inhibido en la ejecuci¨®n de una pol¨ªtica hullera de modernizaci¨®n que en la miner¨ªa europea se realiz¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada. Se explica porque unas Administraciones autoritarias o democr¨¢ticas que han aportado suficientes recursos para la continuidad de Hunosa no han sido capaces, en una empresa de su propiedad, de establecer los objetivos necesarios y determinar las estrategias convenientes; se explica porque una sucesi¨®n de equipos directivos donde se repiten los mismos nombres son insolventes para imprimir a su funci¨®n ejecutiva el necesario grado de exigencia y responsabilidad, y porque, como consecuencia, la plantilla de trabajadores est¨¢ desmotivada dada la dejadez de quienes tienen la obligaci¨®n p¨²blica de fijar l¨ªneas de actuaci¨®n e implementar el cumplimiento de los planes.
Hunosa se ha convertido as¨ª en una empresa que, por su grado de ineficiencia, es utilizada por los llamados neoliberales como ejemplo de la perversidad de la empresa p¨²blica y lo nefasto de la intervenci¨®n estatal en la econom¨ªa.
Los smithianos liberales remozados vocean por todas partes su f¨®rmula redentora: la privatizaci¨®n del sector p¨²blico, nuevo episodio desamortizador que har¨¢ productivos los bienes hoy en manos muertas. Ocultan, sin embargo, que, a pesar de la destreza de la mano invisible que gu¨ªa al sector privado, la gran crisis bancaria fue resuelta con fondos p¨²blicos o que la del holding Rumasa fue saneada tambi¨¦n con cargo a los presupuestos generales del Estado. Adem¨¢s, estos liberales renuncian p¨²dicamente a denunciar que el dinero p¨²blico y la intervenci¨®n administrativa siguen favoreciendo a las empresas privadas para que acumulen dividendos.
En el caso de Hunosa, estos propagandistas del antiguo dogma olvidan interesadamente el lastre que los empresarios privados de la hulla dejaron como herencia a la empresa p¨²blica, que condicion¨® de manera decisiva la evoluci¨®n negativa de Hunosa hasta nuestros d¨ªas. Lastre que el sector p¨²blico se ve forzado a sostener para poder dise?ar una pol¨ªtica energ¨¦tica menos vulnerable a choques externos; lastre que el sector p¨²blico debe sostener para evitar la desertizaci¨®n de Asturias y, con ella, el acercamiento de las posibilidades de desarrollo de la regi¨®n.
Sin duda, una parte de las p¨¦rdidas de Hunosa es debida a la falta de rigor pol¨ªtico de las sucesivas Administraciones, que no acometieron la tarea de ajustar, modernizar y diversificar la empresa. Pero a esta sangr¨ªa de recursos p¨²blicos tampoco es ajena la ineficiencia de los dirigentes. En este sentido, los ¨²ltimos responsables de la empresa, la Administraci¨®n y el INI, no pueden hacer dejaci¨®n de sus funciones para garantizar el futuro de Hunosa: al igual que en una empresa privada, el accionista ejerce control sobre la direcci¨®n, incentivando las pr¨¢cticas que conducen a obtener beneficios y penalizando las ineficiencias, el INI debe establecer sistemas de funcionamientos y evaluaci¨®n de la actividad de la empresa que permitan hacer depender la continuidad de sus directivos de los resultados que se obtengan.
Los mineros
En este contexto de dejaci¨®n de sus funciones por parte de los propietarios y de los directivos, se ha creado un estado de opini¨®n consistente en atribuir a los mineros la responsabilidad de la mala marcha de la empresa. La falsedad que encierra este planteamiento no logra ocultar la intencionalidad pol¨ªtica de quienes lo difunden. Atacando a los mineros se ataca al sector m¨¢s consciente y maduro de la clase obrera: por eso Hunosa se ha convertido en paradigma de la cr¨ªtica a la empresa p¨²blica. Pero una Administraci¨®n socialista que crea en la empresa p¨²blica debe comenzar a poner en pr¨¢ctica una pol¨ªtica de objetivos concertados y financiaci¨®n solvente, para permitir que la miner¨ªa del carb¨®n -con mercados seguros y obreros responsables- se convierta en un ejemplo a seguir.
En realidad, Hunosa es el punto de referencia esencial al hablar de empresa p¨²blica, sobre todo por el grado de organizaci¨®n y solidez del movimiento sindical. En Hunosa, la afiliaci¨®n obrera alcanza al 90% de los trabajadores, uno de los mayores porcentajes de Europa; en Hunosa, las organizaciones sindicales, desde las que se articul¨® el movimiento obrero antifranquista, tienen una experiencia de concertaci¨®n y responsabilidad que las convierte en impulsoras e interlocutoras esenciales de una pol¨ªtica de exigencia y de defensa de la empresa p¨²blica.
En resumen, los mineros asturianos, que estuvieron en vanguardia luchando por las libertades democr¨¢ticas para Espa?a, estar¨¢n tambi¨¦n en la brecha para la defensa de la empresa p¨²blica y la democracia econ¨®mica. Y es necesario que la Administraci¨®n entienda que si se ponen los medios financieros y t¨¦cnicos al servicio de esta causa p¨²blica, el Gobierno socialista habr¨¢ cubierto un objetivo hist¨®rico.
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