Viva Europa

Hubo un tiempo en que las secuelas del free jazz norteamericano engendraron en Europa uno de los pocos estilos originales que se ha permitido el continente.Era un jazz extremoso, en el que instrumentos como los saxos y los clarinetes eran llevados m¨¢s all¨¢ de sus posibilidades, mientras que a otros como el piano y la bater¨ªa se les sacud¨ªa estopa sin la menor consideraci¨®n. Las composiciones, muy complicadas en el aspecto r¨ªtmico, oscilaban en lo mel¨®dico entre el sarcasmo de Kurt Weill y la iron¨ªa agridulce del italiano Nino Rota. Dos autores de m¨²sica para la escena, lo que sin duda quiere decir algo.

Este jazz lleg¨® incluso a convertirse en dominante. Se met¨ªa uno en cualquier reducto jazz¨ªstico de la Europa civilizada -que entonces no ¨¦ramos nosotros- y ¨¦ste era el estilo que le sal¨ªa al paso. Luego, la cosa se diversific¨®, desliz¨¢ndose por las pendientes sutiles del sonido ECM o conect¨¢ndose con los sugestivos electrodom¨¦sticos de la fusion music. Aun as¨ª, el estilo sobrevivi¨®, y todav¨ªa quedan m¨²sicos que lo practican.

Uno de ellos es el franc¨¦s Michel Portal. M¨¢s destacado por su pensamiento musical que por la realizaci¨®n de ese pensamiento en la pr¨¢ctica, Portal toca, sin embargo, muchos instrumentos.

El clarinete bajo lo emplea con m¨¢s frecuencia en los tiempos lentos y le suena algo efectista en los r¨¢pidos. Para ¨¦stos Michel Portal prefiere los saxos, que toca a pares o de uno en uno, con sordina y sin sordina, y a veces incluso meti¨¦ndolos dentro del piano, en busca del eco solidario.

Met¨¢fora

Compone entonces Michel Portal una adecuada met¨¢fora de lo que hace, porque su trabajo se apoya mucho en el de sus m¨²sicos. Y ¨¦stos s¨ª que son buen¨ªsimos.El pianista Joachim K¨¹hn es una especie rara de vanguardista florido, como un Art Tatum que hubiera estudiado con Stockhausen, o al rev¨¦s. Jean Fran?ois Jenny-Clark, uno de los mejores contrabajistas europeos, funciona ejemplarmente como creador de atm¨®sferas y ayuda as¨ª a todos a entrar en una m¨²sica que no es nada sencilla.

El bater¨ªa Daniel Humair hace m¨¢s que llevar el ritmo: lo acorta, lo alarga, lo multiplica en los platillos, bromea con ¨¦l y hasta lo transforma en im¨¢genes, moviendo las cortinas del escenario. Llevado de ¨ªmpetus futbol¨ªsticos -no se olvide que el concierto era en domingo-, hasta remata de cabeza contra los parches.

Al final del programa, Portal satisfizo la curiosidad del p¨²blico y sac¨® el bandone¨®n. Lo toc¨® como a sacudidas y entre grandes aspavientos. Los dem¨¢s se contagiaron de entusiasmo tan ,convulsivo y, en un arrebato de ecumenismo, acabaron interpretando a una el Te Deum de Charpentier, que es el himno de Eurovisi¨®n.