Arzalluz acata el ritual del vencedor
Tres semanas han sido necesarias desde que los vascos introdujeron sus votos en las urnas para que termine la primera fase de la guerra de nervios y comience en serio la negociaci¨®n para formar Gobierno. El candidato socialista, Jos¨¦ Mar¨ªa, Txiki, Benegas, ya tiene lo que ped¨ªa, el ritual acatamiento a su ajustada victoria por parte de Xabier Arzalluz, convertido en inevitable emblema de esa fuerza oscura y poco d¨®cil que es para muchos, fuera de Euskadi, el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
En cuanto se consiga la fotograf¨ªa de un Arzalluz obligado a rendir visita a Benegas para escuchar la oferta de ¨¦ste se habr¨¢ dado el pistoletazo de salida y los socialistas empezar¨¢ a hablar de lo que est¨¢n dispuestos a ceder. Superada la tentaci¨®n excursionista -"Arzalluz, ll¨¦vanos al monte", impetraban en la noche negra del 30 de noviembre los seguidores m¨¢s entusiastas-, el l¨ªder nacionalista ha debido someterse disciplinadamante a los requerimientos de su ejecutiva, reforzada para la ocasi¨®n con algunos consejeros del Gobierno en funciones de Jos¨¦ Antonio Ardanza.Por una vez, Arzalluz no podr¨¢ ser acusado de irresponsabilidad frente a una exigencia que ¨¦l mismo ha tachado de pueril. Metido hasta los hombros en la comisi¨®n negociadora de su partido, se ha estrenado con uno de los tragos que probablemente deseaba eludir con mayor ah¨ªnco, el reencuentro con un Carlos Garaikoetxea repleto de fuerza tras haberle arrebatado en tres meses el 40% de los votos.
Apego al poder
La carrera hacia el nuevo Ejecutivo aut¨®nomo empieza ahora. El Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) cuenta con el apego del PNV al poder como baza m¨¢s s¨®lida para formar Gobierno. Los intentos de lograr una combinaci¨®n "de progreso", con Euskadiko Ezkerra (EE) y Eusko Alkartasuna (EA), han servido para obligar al PNV a comprometerse en el di¨¢logo con todas las consecuencias.Como f¨®rmula de mayor¨ªa parlamentaria, es m¨¢s que improbable porque el partido de Garaikoetxea s¨®lo habr¨ªa aceptado participar, cediendo al PNV la oposici¨®n, con la certeza de que el Pa¨ªs Vasco alcanzar¨¢ la normalizaci¨®n a muy corto plazo, lo que exigir¨ªa un giro en la pol¨ªtica auton¨®mica del Gobierno central. Los negociadores de EA han llegado m¨¢s bien al convencimiento contrario y sospechan que en los c¨¢lculos del partido socialista no entran los compromisos que juzgan imprescindibles para una posibilidad semej ante.
Queda el PNV. El nerviosismo patente en el aparato nacionalista durante los ¨²ltimos d¨ªas de la semana y la reiteraci¨®n contra toda evidencia, de que el pacto PSE-EA-EE estaba cerrado son otros tantos s¨ªntomas del v¨¦rtigo frente a lo que Arzalluz ha anticipado que ser¨ªa una traves¨ªa del "desierto total".
Ni siquiera las diputaciones de Alava y Guip¨²zcoa parecen accesibles en las elecciones del a?o pr¨®ximo. El an¨¢lisis reposado de los resultados electorales tampoco invita al optimismo.
Los expertos del PNV aventuran que la mitad de los sufragios del partido proceden del voto ¨²til, de manera que Garaikoetxea habr¨ªa conseguido ya hacerse con la mayor parte del voto nacionalista de motivaci¨®n estrictamente ideol¨®gica.
La posici¨®n desde la que entra a negociar el PNV no es nada halag¨¹e?a. S¨®lo el convencimiento de que el PSE-PSOE no cuenta en estos momentos con otra alternativa s¨®lida permite a los nacionalistas advertir que no se van a entregar sin obtener un alto precio que incluir¨¢ la persona del lendakari, cuya importancia puede ser decisiva. El presidente del Gobierno tiene la facultad de disolver el Parlamento y anticipar las elecciones.
Un Gabinete de coalici¨®n permitir¨ªa al PNV romper la baraja si estima que los compromisos no se cumplen y escoger el momento de una nueva confrontaci¨®n electoral.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.