Hacienda retrasa pagos por 150.000 millones para mantener el d¨¦ficit de caja previsto

La decisi¨®n del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda de cerrar 1986 con un d¨¦ficit de caja del Estado de 1,480 billones de pesetas, el previsto inicialmente por el Estado, ha obligado a retrasar pagos efectivamente contra¨ªdos en los ¨²ltimos meses y a autorizar el endeudamiento de diversos organismos con el Banco de Espa?a con el fin de que no crezca la diferencia entre ingresos y gastos y se pueda anunciar que se ha cumplido el objetivo de reducir el d¨¦ficit de caja a una cifra equivalente al 4,5% del producto interior bruto, mientras que en 1985 fue del 5,2%. Fuentes financieras consideran que se han retrasado pagos por valor de m¨¢s de 150.000 millones de pesetas para poder cerrar el ejercicio dentro de las previsiones.

Hace pocos d¨ªas, la Seguridad Social recibi¨® autorizaci¨®n para aumentar en 50.000 millones de pesetas su endeudamiento con el Banco de Espa?a para hacer frente a unos pagos que ten¨ªa que hacer obligatoriamente dentro del mes de diciembre y para los cuales no ten¨ªa ingresos suficientes. La devoluci¨®n de estos 50.000 millones de pesetas, que en pura ortodoxia contable deber¨ªan haber sido adelantados por el Tesoro, se realizar¨¢ en los dos primeros meses del a?o pr¨®ximo, seg¨²n establece la orden ministerial correspondiente.La Seguridad Social ten¨ªa, seg¨²n fuentes del Ministerio de Trabajo, que pagar la paga extraordinaria de Navidad a los pensionistas, y su tesorer¨ªa no ten¨ªa fondos suficientes para hacer frente a la misma porque las cotizaciones de trabajadores y empresas se reciben a final de mes.

Lo normal ser¨ªa que el Tesoro hubiera adelantado la cantidad suficiente, 50.000 millones de pesetas, pero ello habr¨ªa representado que el Ministerio de Econom¨ªa aceptara un desfase de esa misma cantidad en la diferencia entre ingresos y gastos del Estado; es decir, en el d¨¦ficit de caja.

Decisi¨®n del Gobierno

Algo similar ocurre con la autorizaci¨®n de un cr¨¦dito extraordinario que el Gobierno ha decidido establecer para cubrir riesgos pol¨ªticos y extraordinarios en operaciones de financiaci¨®n a terceros pa¨ªses. El cr¨¦dito extraordinario, por valor de, 35.000 millones de pesetas, se librar¨¢ indistintamente al Consorcio de Compensaci¨®n de Seguros o a la Compa?¨ªa Espa?ola de Seguro de Cr¨¦dito a la Exportaci¨®n (CESCE).

Estos 85.000 millones de pesetas, m¨¢s otras cantidades de cuant¨ªa similar o incluso superior, son las cifras que se manejan en algunos medios de la Administraci¨®n para se?alar que el d¨¦ficit real del Estado en este a?o deber¨ªa alcanzar una cifra superior a 1,6 billones de pesetas, y no la anunciada por el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, seg¨²n la cual el a?o se cerrar¨ªa con un d¨¦ficit de 1,48 billones de pesetas.

En

todo caso, el cierre formal del ejercicio "depende de la decisi¨®n del Gobierno", como reconoc¨ªa hace unos d¨ªas un alto cargo del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, rese?ando que el volumen de d¨¦ficit de un a?o determinado depende de si se autorizan todos los pagos necesarios, se decide retrasar algunos hasta que se inicie el nuevo ejercicio o, con f¨®rmulas algo m¨¢s elaboradas, se decide que algunas instituciones p¨²blicas se endeuden en lugar de recibir las dotaciones del Estado previstas.

Esto ¨²ltimo es lo que ocurre, por ejemplo, con Renfe en el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1987. En ellos se reconoce que el Estado proporcionar¨¢ a la compa?¨ªa de ferrocarriles las cantidades de dinero suficientes para hacer frente a su plan de inversi¨®n, aprobado, por el Gobierno, y los gastos de explotaci¨®n en que incurra la compa?¨ªa.

Renfe frena

Pero estas cantidades no ser¨¢n entregadas en su totalidad por el Estado, sino que una parte se har¨¢ con cargo al Tesoro, y otra, no despreciable, la tendr¨¢ que obtener Renfe en los mercados financieros, endeud¨¢ndose para ello la sociedad y no el Estado, como corresponder¨ªa. El Estado reconoce esta deuda y pagar¨¢ los intereses correspondientes a la misma dentro de las subvenciones de explotaci¨®n. Pero de esta forma logra reducir su d¨¦ficit formal hasta la cifra que considera m¨¢s conveniente.

Algo similar a lo que hizo la extinta UCD en sus ¨²ltimos a?os de Gobierno, y que provoc¨® que en 1983 el nuevo Gobierno socialista tuviera que presentar dos presupuestos del Estado para aflorar todas las cantidades que hasta entonces hab¨ªan estado embalsadas en las distintas cuentas de la Administraci¨®n.