Comprobando el 'invierno nuclear'
Cient¨ªficos de EE UU provocan un gran incendio para estudiar las consecuencias de la guerra at¨®mica
Millones de toneladas de humo ascienden hacia el cielo. El sol se nubla y desaparece durante meses. La tierra se congela. Las plantas mueren. La vida comienza a desaparecer. Es el invierno nuclear provocado por una guerra at¨®mica, seg¨²n la visi¨®n de un grupo de cient¨ªficos norteamericanos. Por razones obvias, esta teor¨ªa, que ahora cumple tres a?os, no ha pasado de ser una mera especulaci¨®n intelectual. A partir de ahora, el modelo cuenta con nuevos elementos de contraste como consecuencia de un experimento que se acaba de llevar a cabo en California. Un incendio provocado en 200 hect¨¢reas de monte bajo y matorral ha servido para estudiar la evoluci¨®n del humo.
La teor¨ªa del invierno nuclear recibir¨¢ su confirmaci¨®n o su puntilla dentro de unos meses, cuando todos los datos hayan sido procesados."Estamos interesados por la cantidad de humo generada por el incendio, por las caracter¨ªsticas del humo y en particular por su capacidad de impedir el paso de la luz del sol", asegura Peter Lund, un cient¨ªfico adscrito a la Agencia de Defensa Nuclear, mientras contempla c¨®mo, una columna de humo se eleva 3.000 metros en el Ca?¨®n de Lodi, no lejos de Los ?ngeles. "Con esta prueba", dice, "deber¨ªamos eliminar unas cuantas incertidumbres".
Varias decenas de cient¨ªficos siguieron desde tierra y desde el aire la evoluci¨®n del fuego. Un antiguo avi¨®n esp¨ªa U-2, reconvertido para usos cient¨ªficos, daba vueltas en torno al incendio, a 30.000 metros de altura, para hacer fotograf¨ªas con una c¨¢mara de rayos infrarrojos de 40 millones de pesetas. Otros dos aviones recog¨ªan muestras de humo y gases. Un helic¨®ptero transportaba a un grupo de investigadores que necesitaba tener una visi¨®n directa del humo. El grueso de la prueba dur¨® una jornada, pero durante los dos d¨ªas siguientes aviones y helic¨®pteros siguieron la marcha del humo y los gases en la atm¨®sfera.
Ahora, los miles de datos recogidos son analizados y tabulados. El subsiguiente informe ser¨¢ publicado probablemente en marzo en un n¨²mero monogr¨¢fico del Journal of Geophysical Research. En ese momento la teor¨ªa expuesta por primera vez en diciembre de 1983 en la revista Science por cinco cient¨ªficos, entre ellos el astr¨®nomo Carl Sagan, habr¨¢ llegado a un punto cr¨ªtico. "Consideramos", dec¨ªan los cient¨ªficos, "que una guerra nuclear global podr¨ªa tener un gran impacto en el clima, manifestado por un significativo oscurecimiento en la superficie [de la tierra] durante varias semanas, por la existencia de temperaturas bajo cero durante varios meses, grandes perturbaciones en las corrientes globales de circulaci¨®n y por extraordinarios cambios clim¨¢ticos locales en las cantidades de precipitaci¨®n: un crudo invierno nuclear en cualquier estaci¨®n".
De entonces ac¨¢, conforme se ha ido profundizando en la teor¨ªa, se han ido produciendo matizaciones en la doctrina, que ahora prev¨¦ m¨¢s un oto?o nuclear, aunque no por ello menos letal: el fr¨ªo destruir¨ªa igualmente las cosechas y el hambre diezmar¨ªa a los supervivientes al conflicto at¨®mico.
Descenso de 5 grados
Desde su aparici¨®n, el poder destructivo de la bomba at¨®mica ha sido estudiado fundamentalmente a partir del punto de vista de las radiaciones y del calor emitidos o de su onda de choque. El estudio de las repercusiones del humo provocado por un ataque nuclear son muy recientes, aunque se puede encontrar un precedente en un informe realizado en Estados Unidos hace 20 a?os sobre un incendio producido en 1950 en Canad¨¢, en una superficie boscosa de casi 10.000 kil¨®metros cuadrados (el tama?o de una provincia media espa?ola). Entonces se atribuy¨® a este suceso el que en Washington la temperatura bajase repentinamente cinco grados.No obstante, el primer e inmediato precedente a la teor¨ªa que ahora se pretende probar lo constituy¨® un informe publicado en 1982 conjuntamente por un alem¨¢n y un norteamericano en la revista sueca Ambio. El t¨ªtulo del estudio da una perfecta idea de su contenido: La atm¨®sfera tras una guerra nuclear: entre dos luces a mediod¨ªa.
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