Espa?a inicia la segunda etapa de adaptaci¨®n a la CE
El segundo a?o de pertenencia a la Comunidad, 1987, representa para Espa?a una segunda etapa en el per¨ªodo de adpataci¨®n a la CE. El 1 de enero entre en vigor una nueva reducci¨®n arancelaria del 12,5%, que supondr¨¢ una nueva vuelta en el ajuste de competitividad de las empresas espa?olas frente a las europeas. Los precios agr¨ªcolas sufrir¨¢n otro tir¨®n hacia arriba para absorber un sexto de la diferencia que a¨²n mantienen con los comunitarios, lo que volver¨¢ a provocar alguna tensi¨®n inflacionaria. El resto no es sino la gradual adecuaci¨®n a las pol¨ªticas comunitarias prevista en el tratado de adhesi¨®n.
El 1 de enero entra en vigor la segunda reducci¨®n de aranceles para rebajar nuestra protecci¨®n en frontera y acercar las condiciones de competencia de nuestras empresas a las europeas. El real decreto aprobado por el Gobierno el pasado 19 de diciembre fija los nuevos derechos aduaneros, en los que se recogen algunos de los cambios adoptados por la CE en su pol¨ªtica comercial. Esta vez, el recorte arancelario es del 12,5%, que se viene a sumar al 10% que entr¨® en vigor el 1 de marzo de 1986. A comienzos de 1988 y 1989 se aplicar¨¢n disminuciones del 15%.Estas reducciones son especialmente sensibles en los productos con arancel m¨¢s alto, como los art¨ªculos de confecci¨®n y g¨¦neros de punto, juguetes, alfombras y encajes, autom¨®viles, algod¨®n, muebles y material el¨¦ctrico. En el caso de los autom¨®viles, Espa?a est¨¢ obligada a importar un contingente de coches a un arancel mucho m¨¢s bajo que el vigente. En 1986, el cupo fue de 32.000, en 1987 es de 36.000 y crecer¨¢ hasta 40.000 el pr¨®ximo a?o.
El objetivo de esta adecuaci¨®n progresiva es dejar reducida a cero en 1992 nuestra protecci¨®n en frontera con respecto al resto de la CE. Esta defensa de nuestros productos, ya que el arancel encarece los art¨ªculos importados, tendr¨¢ un mayor peso relativo en los primeros a?os, y a comienzos, de 1989, la disminuci¨®n habr¨¢ alcanzado el 52 5% del total. Al final del proceso, las arcas del Estado dejar¨¢n de recaudar los derechos arancelarios.
Los recargos en frontera, que se mantendr¨¢n para las importaciones provenientes de pa¨ªses terceros, son uno de los recursos que engrosan el presupuesto de la Comunidad. De momento, la parte comunitaria es peque?a y la diferencia es ventajosamente favorable a Espa?a. Las previsiones de la Direcci¨®n General de Aduanas dan una recaudaci¨®n de aranceles en 1986 de 250.000 millones de pesetas, de los que 22.000 millones corresponden ya a la Comunidad.
Aunque los restantes pa¨ªses de la CE har¨¢n lo mismo con respecto a Espa?a, la reducci¨®n arancelaria supone para las empresas espa?olas un mayor esfuerzo en afinar precios. Antes del ingreso, la protecci¨®n en frontera era del 15,17%, que era el porcentaje medio con que los productos importados ve¨ªan incrementado su precio. Los pa¨ªses de la CE impon¨ªan un recargo medio a las ventas espa?olas de s¨®lo el 3,47%.
Desarme general
A pesar de que en 1987 el desarme arancelario es porcentualmente mayor al de 1986, las previsiones son que las consecuencias no ser¨¢n tan duras para nuestra balanza comercial. En 1986, las empresas espa?olas tuvieron que soportar adem¨¢s el fin de la desgravaci¨®n fiscal a la exportaci¨®n, que significaba una subvenci¨®n global a las exportaciones espa?olas de m¨¢s de 350.000 millones de pesetas anuales. En la siderurgia, esa ayuda a las ventas al exterior significaba hasta el 14% del valor de lo exportado, con lo que su supresi¨®n ha representado un golpe de muerte para el futuro del sector.
Al margen del desarme arancelario frente a la CE, Espa?a tiene que disminuir su proteccionismo frente a pa¨ªses terceros, dado que la pol¨ªtica comercial comunitaria es mucho m¨¢s liberalizadora en materia industrial.
Relaciones con Latinoam¨¦rica
Espa?a tendr¨¢ que desarmarse en siete a?os ante los pa¨ªses de la Asociaci¨®n Europea de Libre Comercio (EFTA), ¨¢rea con la que la CE tiene establecida una zona de libre cambio industrial. Aparte, el Mercado Com¨²n concede preferencias generalizadas a unos 120 pa¨ªses. La integraci¨®n supone tambi¨¦n el fin para Espa?a de las preferencias generalizadas en acuerdos con algunos pa¨ªses y su trato privilegiado con Am¨¦rica Latina.
En las negociaciones de adhesi¨®n s¨®lo se pudieron mantener dos contingentes de 40.000 toneladas anuales para importar libre de arancel caf¨¦ verde y cacao, principalmente de Colombia, Brasil y Nicaragua.
Con los pa¨ªses terceros Espa?a mantiene aranceles m¨¢s altos que con la CE y la reducci¨®n ir¨¢ hasta igualarse con la tarifa exterior com¨²n. La principal preocupaci¨®n de Aduanas estos primeros a?os es evitar que productos importados a un tercero puedan burlar, pasando a trav¨¦s de un pa¨ªs comunitario, esa diferencia arancelalia, lo cual perjudicar¨ªa los ingresos.
Los estudios de seguimiento apuntan a mantener una atenci¨®n especial sobre la procedencia de ciertos componentes qu¨ªmicos, utilizados como materias primas o productos intermedios por la industria, para evitar que logren burlar una parte de los derechos aduaneros.
Otro de los aspectos negativos para nuestro comercio exterior lo marca el fin de los contingentes. Hasta ahora, Espa?a defend¨ªa su mercado interno, adem¨¢s de con los aranceles, fijando l¨ªmites a la importaci¨®n de ciertos productos. De estas restricciones cuantitativas, que en 1985 afectaban a 143 productos agrarios y 243 industriales, en 1992 s¨®lo quedar¨¢n 86.
Las adaptaciones del per¨ªodo transitorio -cuya duraci¨®n es de siete a?os, salvo para aceite y frutas y hortalizas, que se alarga a10- afectan tambi¨¦n al resto de las pol¨ªticas comunitarias. La intervenci¨®n de productos agrarios ser¨¢ mayor en 1987, al afectar plenamente a las cosechas.
Los precios espa?oles, m¨¢s bajos, sufrir¨¢n un tir¨®n hacia arriba, como m¨ªnimo, de la sexta parte de la diferencia que existe con los comunitarios.
Esta aproximaci¨®n ya dej¨® sentir sus efectos inflacionistas durante el a?o 1986, agudizada porque las condiciones de demanda interna y las cosechas tard¨ªas de hortalizas permitieron subidas mayores en algunos casos a las previstas.
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