Por que no investigamos
Bajo este t¨ªtulo, Pedro La¨ªn Entralgo, que tanto tiene que ver con la investigaci¨®n de Espa?a, escribe en EL PA?S (19 de diciembre de 1986) un art¨ªculo basando la poca investigaci¨®n de nuestra ¨¦poca en las precedentes m¨¢s recientes, desde que en el siglo XVI se inici¨®, seg¨²n dice, la revoluci¨®n cient¨ªfica.Estoy conforme con cuanto magistralmente deduce y expone, citando a genios y sabios, desde Ferr¨¢n a Cajal, y hasta un par de toreros -estamos en Espa?a-, con m¨²sica de Chueca al organillo. Afirma rotundo: "Para que en Espa?a funcione satisfactoriamente la investigaci¨®n es preciso investigar con sleriedad por qu¨¦ investigamos poco".
Yo, que conozco bien, el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) y muy bien el mayor de sus centros, el CENIM, puedo decir que los investigadores del CSIC, adem¨¢s de investigar todo el d¨ªa, lo hacen seriamente. No ignoro que es otro el sentido al que La¨ªn dirige su afirmaci¨®n para responder a la sentencia de mi admirado antiguo amigo Antonio Mingote: "En Espa?a no funcionar¨¢ la ¨ªnvestigaci¨®n mientras no Investiguemos seriamente por qu¨¦ no investigamos".
Precisamente, como ahora hace La¨ªn Entralgo, otros no menos calificados le precedieron investigando en nuestra historia para llegar a lapidarias conclu,siones, que nadie ha recogido, estableciendo y manteniendo estructuras capaces de hacer fructificar las semillas que se pierden o dan sus frutos en el extranjero, como el premio Nobel Severo Ochoa.
"La ciencia pura es, como la soberbia, nube de oro y grana que se dilata en Occidente, entre destellos de luz y matices maravillosos; no es Ilusi¨®n, es resplandor, la hermosura de la verdad. Pero esa nube se eleva, el viento la arrastra sobre los campos y ya toma tintas m¨¢s oscuras y m¨¢s severas: es que va a la faena y cambia sus trajes de fiesta, dig¨¢moslo as¨ª, por la blusa del trabajo. Y entonces se convierte en lluv¨ªa, y riega las tierras, y se afana en el terru?o, y prepara la futura cosecha, y al fin da- a los hombres el pan nuestro de cada d¨ªa. Lo que empez¨® por hermosura para el alma y para la inteligencia concluye por ser alimento para la pobre vida corporal". Esto fue escrito y dicho por nuestro Nobel Jos¨¦ Echegaray en la Academia de Ciencias, en sesi¨®n solemne del 12 de marzo de 1910.
Pero en 1898 Cajal escribe: "A semejanza de Rusia o del Jap¨®n, hasta hace poco tiempo, o de los germanos y francos antes del Renacimiento, Espa?a ha permanecido en estado semib¨¢rbaro, atenida a la religi¨®n y a la pol¨ªtica y casi del todo ajena a la preocupaci¨®n de ensanchar los horizontes del esp¨ªritu. Pero la semibarbarie no es la decadencia, como el estado embrionario no es la decriptud. Mientras nuestra raza ha dormido secularmente el sue?o de la ignorancia y cultivado la religi¨®n y el arte(preferentes y casi ¨²nicas actividades de los pueblos primitivos), las naciones del centro y norte de Europa se nos han adelantado prodigiosamente. No vamos hacia atr¨¢s, sino muy detr¨¢s. ¨²rgenos, pues, alcanzarlas corriendo vertiginosamente para elaborar, en la medida de nuestra escasa poblaci¨®n y del exiguo sobrante de nuestras energ¨ªas morales y econ¨®micas, en la obra de la conquista de la naturaleza".-
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