Exposici¨®n p¨²blica, exposici¨®n privada
La exigencia empresarial de una cuota de iniciativa en la Expo 92 sigue a la reci¨¦n terminada 'guerra' de competencias entre las administraciones implicadas en la muestra
El mismo d¨ªa, 5 de enero, en que el presidente del Gobierno se reun¨ªa para aprobar los proyectos con las autoridades andaluzas y sevillanas, junto al comisario general de la exposici¨®n, Manuel Olivencia, ¨¦ste entregaba a Felipe Gonz¨¢lez una carta de Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, presidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE), en la que se exige una amplia participaci¨®n de los empresarios en la toma de decisiones. La carta, de fecha 30 de diciembre, contiene, seg¨²n fuentes de la oficina del comisario general, peticiones "desorbitadas", entre ellas participar en la Sociedad Estatal para la Expo 92, y que toda la iniciativa privada, incluida la extranjera, se canalice a trav¨¦s de la CEOE.Con esa carta tienen relaci¨®n directa las palabras de Felipe Gonz¨¢lez, en la conferencia de prensa celebrada ese mismo d¨ªa 5, al advertir que el Gobierno deb¨ªa ser "escrupuloso" para que no haya empresarios que est¨¦n en el ¨®rgano que adjudica las contratas -el consejo de administraci¨®n, de la Sociedad Estatal-, y a la vez representen a una empresa que quiere ser adjudicataria.
El planteamiento del presidente ha indignado a los empresarios. As¨ª, un dirigente del Club 92 -agrupaci¨®n de empresas interesadas en participar en la exposici¨®n- coment¨® a EL PA?S que la incompatibilidad que exige Felipe Gonz¨¢lez es lisa y llanamente lo legislado sobre contratos del Estado. No se trata, para los empresarios, de quedarse con las contratas de una manera tan burda, sino de dinamizar con la agilidad y las ideas de la iniciativa privada una exposici¨®n que de otra manera puede quedar ramplona y gris. Prueba de la bondad de la demanda ser¨ªa el ¨¦xito de los Juegos Ol¨ªmpicos de los ?ngeles en 1984, de iniciativa totalmente privada, o la promoci¨®n empresarial de la Exposici¨®n de Vancouver (Canad¨¢) en 1986.
Claro que para el Ayuntamiento de Sevilla la exposici¨®n de Vancouver es una operaci¨®n, especulativa de terrenos, consistente en revalorizar unos terrenos ocupados por instalaciones portuarias en desuso. El consejero de Obras P¨²blicas de la Junta de Andaluc¨ªa, Jaime Montaner, rechaza tajantemente la apertura de la Sociedad Estatal al capital privado -"Eso nunca", afirma- y considera "irrenunciable" su car¨¢cter exclusivamente p¨²blico. Pero es Olivencia, que cuando fue nombrado comisario en 1984 pasaba por defensor de los intereses de la derecha, quien ahora aparece como el malo, "m¨¢s papista que el papa" en su celosa defensa de los reglamentos, frente a un supuestamente m¨¢s flexible presidente del Gobierno.
El comisario proclama que "la iniciativa privada es la que puede dar riqueza y alegr¨ªa a la Expo", y por tanto muestra su disposici¨®n a resolver el problema, pero sin saltarse las normas. La iniciativa privada puede centrar sus esfuerzos en los segundos negocios: restaurantes, hoteles, transportes... Pero sin convertir la Expo en una feria de muestras. Tambi¨¦n recuerda que existe un convenio de colaboraci¨®n con la CEOE, a trav¨¦s de Club 92, y que en el consejo de administraci¨®n de la Sociedad Estatal est¨¢n sentados varios empresarios, como Manuel Guasch, director general del Consejo de C¨¢maras de Comercio, Rafael Mart¨ªnez Corti?a, vicepresidente del Banco Exterior, y Jes¨²s SainzDe una forma u otra, todas las partes interesadas coinciden en que ¨¦sta es la cuesti¨®n fundamental a resolver ahora, y que adem¨¢s debe resolverse enseguida. Es la nueva querella de la Expo 92 para los pr¨®ximos meses.
Pero las diversas autoridades implicadas, a quienes los empresarios reclaman su parcela de iniciativa, acaban de salir de otra guerra no menos dura: todas las administraciones p¨²blicas relacionadas con la Expo 92 han tratado de controlar la Comisar¨ªa, mientras su titular intentaba hacer las cosas lo m¨¢s posible a su modo, invocando su condici¨®n de delegado directo de la Presidencia del Gobierno. Enfrente, la Comisi¨®n Nacional del V? Centenario, que preside Luis Y¨¢?ez, recordaba que la exposici¨®n es parte de las celebraciones de 1992; el Ayuntamiento de Sevilla invocaba su derecho a participar para defender los intereses de la ciudad, y la Junta de Andaluc¨ªa advert¨ªa que la muestra se har¨¢ en la regi¨®n, y adem¨¢s en un lugar, la Isla de la Cartuja, donde la Junta tiene todas las competencias.
De hecho, durante 1986 se estuvieron elaborando a la vez tres planes: la Comisar¨ªa hac¨ªa el de Ordenaci¨®n de la Exposici¨®n, la Junta el Especial de Ordenaci¨®n de la Isla de la Cartuja, y el Ayuntamiento el General de Ordenaci¨®n Urbana de Sevilla. El Ayuntamiento termin¨® primero, pero fue Y¨¢?ez quien, el 19 de noviembre, rompi¨® las hostilidades p¨²blicas, convocando en Sevilla una conferencia de prensa para criticar al comisario por falta de ideas. El alcalde Manuel del Valle apoy¨® las cr¨ªticas de Y¨¢?ez y, el 1 de diciembre puso el grito en el cielo ante la intenci¨®n de Olivencia de presentar a Felipe Gonz¨¢lez el proyecto del plan de la Expo, sin consultarlo en Sevilla. En el fondo, Y¨¢?ez y Del Valle se apoyaban sin reservas, mientras la Junta -cuyo presidente, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, est¨¢ enfrentado a Y¨¢?ez- se mov¨ªa entre un matizado apoyo a Olivencia y el intento de asumir la mediaci¨®n.
La paz de la Moncloa
En un clima cada vez m¨¢s enrarecido, Olivencia preguntaba por su futuro a su inmediato superior, el ministro secretario de la Presidencia, Virgilio Zapatero, y el presidente del Gobierno llamaba a la Moncloa, el 15 de diciembre, a las autoridades socialistas implicadas: Rodr¨ªguez de la Borbolla, Montaner y Del Valle almorzaron con Felipe Gonz¨¢lez en la Moncloa el pasado 15 de diciembre. Y¨¢?ez ni estuvo en esta comida ni estar¨ªa despu¨¦s en Sevilla en la reuni¨®n del acuerdo. El presidente puso los puntos sobre las ¨ªes, da un simb¨®lico pu?etazo sobre la mesa y establece las reglas del juego: todas las instancias tienen competencia en el asunto, y por tanto todos los planes deben consensuarse.A partir de ah¨ª, pol¨ªticos y t¨¦cnicos no pararon hasta despu¨¦s de Navidad, negociando el plan de la Expo y el de la Cartuja, as¨ª como la incardinaci¨®n de ambos en el PGOU de Sevilla. El 23 de diciembre se lleg¨® a un acuerdo de principio sobre la ordenaci¨®n de la Cartuja, poco despu¨¦s la Comisar¨ªa terminaba el dise?o del proyecto de exposici¨®n, enmarcado en el plan de la isla, y por fin el 5 de enero Felipe Gonz¨¢lez acud¨ªa a Sevilla, daba su aprobaci¨®n a lo hecho y celebraba una triunfal conferencia de prensa en la que anunciaba la inmediata entrada de las excavadoras en la Cartuja.
Ahora, cuando la Junta, la Comisar¨ªa y el Ayuntamiento consideran superados los enfrentamientos, ninguna de las fuentes considera que Olivencia hubiera estado en alg¨²n momento en peligro cierto de destituci¨®n. Su equipo, en cambio, ha sido muy atacado y a¨²n se considera probable que haya m¨¢s cambios en ¨¦l que la contrataci¨®n de dos nuevos arquitectos -"solventes", seg¨²n la Junta-, realizada en los ¨²ltimos tiempos. Curiosamente, pol¨ªticos de una y otra instancia coinciden ahora en echar gran parte de la culpa a los t¨¦cnicos. Los arquitectos, ya se sabe, lo ven todo muy f¨¢cil sobre el papel y se dedican a pelearse dibujo contra dibujo.
Sin embargo, fuentes de la Junta que s¨ª reconocen un alto nivel de enfrentamiento entre los responsables pol¨ªticos recuerdan que fueron ¨¦stos quienes tentaron al diablo convocando a los arquitectos: el concurso de ideas celebrado durante 1986 reuni¨® a 11 equipos -uno de los 12 convocados se retir¨®-, que cobraron cuatro millones de pesetas cada uno por presentar un proyecto de exposici¨®n. El premio del concurso fue compartido por los equipos de Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Ord¨®?ez -hermano del ministro- y del argentino Emilio Ambasz, pero la maqueta final, construida apresuradamente durante la Navidad, no se parece en nada a ninguno de los dos planos premiados.
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