El desconcierto de Aranjuez
El caso del polic¨ªa que pierde los galones, los militantes del PSOE que pierden sus carn¨¦s y un alcalde socialista camarada del agente en la ORT
La tranquilidad de Aranjuez, una localidad de 36.000 habitantes inmortalizada musicalmente por el maestro Rodrigo, se ha roto. Aparecen an¨®nimos de presuntos polic¨ªas municipales contra uno de sus compa?eros, que hace dos a?os perdi¨® sus galones de cabo. Los vecinos reciben una carta del alcalde para advertir que les rumores son malos. Hist¨®ricos del PSOE son expulsados del partido por sus cr¨ªticas. Uno de los excluidos lleva 23 d¨ªas sin probar bocado. El polic¨ªa y el alcalde fueron camaradas en la ORT.
?ngel Acevedo, de 35 a?os, al que algunos vecinos consideran una especie de sheriff, sac¨® el n¨²mero uno de las oposiciones a polic¨ªa municipal en el Ayuntamiento de Aranjuez, despu¨¦s de que se disolviera la Organizaci¨®n Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), su partido.La trayectoria profesional de este agente de voz ronca, que mide m¨¢s de 1,80 metros y pesa cerca de 100 kilos, es, cuando menos, pol¨¦mica. En los seis a?os que lleva en el cuerpo ha acumulado m¨¢s sanciones que ning¨²n otro. Ha sido suspendido de empleo y sueldo en dos ocasiones y se le retiraron los galones de cabo al ser condenado por un delito de abuso de autoridad.
Entre las denuncias que algunos vecinos han realizado contra Acevedo figura la del propietario de un bar de carretera, Club-36, que firm¨® una carta en la que aseguraba que un polic¨ªa de la descripci¨®n f¨ªsica del citado acud¨ªa' con frecuencia "por el local de alterne, vestido de uniforme, con el arma reglamentaria y utilizando el veh¨ªculo oficial de patrulla". El agente citado, seg¨²n la misma declaraci¨®n, "dejaba en algunas ocasiones encendida la sirena del veh¨ªculo a la puerta del local, lo que provocaba que los clientes habituales abandonaran el establecimiento r¨¢pidamente".
Una mujer, Dulce Nombre Vaquero Mart¨ªnez, firm¨® tambi¨¦n un escrito en el que asegura que, con motivo de la actuaci¨®n del cantante Bert¨ªn Osborne, el agente la propuso pasar a la verbena sin pagar y dijo "a cambio de que est¨¦s conmigo". "Yo no le contest¨¦ y ¨¦l me introdujo en la verbena. Una vez terminado el espect¨¢culo mi hermana y yo fuimos perseguidas por el polic¨ªa", dice la firmante. Otra mujer, Mar¨ªa Isabel Mart¨ªn Garc¨ªa, a la que en el pueblo se conoce como La Conejita, tambi¨¦n acusa al agente de proposiciones deshonestas.
Sus propios compa?eros, en un escrito an¨®nimo lleno de faltas de ortograf¨ªa que fue presentado en un pleno del Ayuntamiento por concejales de la Mesa para la Unidad de los Comunistas, le acusaron de abuso de autoridad y de pasarse el tiempo de club en club bebiendo whisky. "Una noche llev¨® a un deficiente mental, al que se conoce como El Pollo, a la plaza de la Constituci¨®n y, debajo de la estatua del rey Alfonso XIII", dice el escrito, "se quit¨® la guerrera y empez¨® a golpearle".
A una mujer que trabaja en un club situado en la carretera de Andaluc¨ªa, "la espos¨® y, como no llevaba las llaves, tuvo que trasladar a la chica hasta el Ayuntamiento para abrir las esposas", seg¨²n el mismo escrito.
"Ofensiva comunista"
Acevedo, que est¨¢ casado y tiene una hija, asegura, tras escuchar estas acusaciones, que, como polic¨ªa, ha sido m¨¢s investigado que los del caso el Nani, y que todas las acusaciones son falsas."Se intenta utilizar mi imagen como arma arrojadiza contra el gobierno municipal", dice. "Todas las injurias y calumnias que han levantado contra m¨ª forman parte de una ofensiva comunista". El agente municipal muestra tambi¨¦n, para apoyar su defensa, cartas firmadas por algunos de los testigos que le acusan, en las que ¨¦stos dicen y firman lo contrario.
Acevedo cree que est¨¢ pasando una racha de mala suerte y que la guinda que corona su expediente se produjo el pasado d¨ªa 6 de enero, cuando ¨¦l y otro compa?ero fueron desarmados por tres delincuentes que acababan de asaltar el pub Bora Bora. "Cuando abr¨ª la puerta del local me pusieron una pistola en el cuello. Si me quitaron el arma es porque fui; otros ni lo hubieran hecho", asegura.
El polic¨ªa y el alcalde de Aranjuez, Eduardo Garc¨ªa, militaron en la ORT en los tiempos del franquismo. Por esta raz¨®n, los comunistas les acusan de connivencia. Hace tres, meses que se cre¨® una comisi¨®n investigadora y a¨²n no se sabe nada.
Mientras un camarada revolucionario se hac¨ªa polic¨ªa, el otro, el alcalde, se pas¨® al PSOE El alcalde define al agente como "un polic¨ªa capaz de hacer algunas cosas de las que se le acusa, y por ello se le ha abierto un expediente sancionador, que a¨²n no ha concluido". El alcalde explica tambi¨¦n que su ex camarada "es un hombre contradictorio que en muchos casos presta buenos servicios".
En este pueblo ribere?o del Tajo todav¨ªa subsisten las secuelas de la guerra civil. La divisi¨®n entre fachas y rojos est¨¢ convenientemente representada en el Ayuntamiento, en el que mandan los socialistas y en la oposici¨®n se encuentran unconcejal de Falange Espa?ola, cinco populares y tres militantes de la Mesa para la Unidad de los Comunistas.
Tras las acusaciones contra el polic¨ªa, Aranjuez volvi¨® a ser noticia al ser expulsados seis militantes del PSOE. El alcalde, un hombre de cara gordezuela, se muestra agotado: "Llevo dos d¨ªas completos hablando con la Prensa, tengo el Ayuntamiento parado". Como si se tratase de una letan¨ªa, explica que "la crisis con el grupo de la escalera", como se les conoce popularmente a los cr¨ªticos, "comenz¨® en febrero, cuando sali¨® elegido, por tres votos de diferencia, el nuevo comit¨¦ local".
"El grupo de la escalera no acept¨® al nuevo comit¨¦", dice el alcalde, "y comenzaron una campa?a de ataques directos contra el Ayuntamiento. No participaron en la campa?a del refer¨¦ndum a favor de la entrada en la OTAN; tampoco lo hicieron en las elecciones generales, y difundieron sus cr¨ªticas en toda la prensa local, adem¨¢s de convocar diversos actos p¨²blicos en los que se criticaba al partido y se ablaba delfelipismo".
A pocas manzanas del Ayuntamiento se encuentra uno de los expulsados. Pedro Saiz, de 29 a?os, del grupo de la escalera, agricultor y estudiante de Pol¨ªticas, est¨¢ en una de las habitaciones de la Casa del Pueblo. No se mueve de la cama, s¨®lo ingiere agua y az¨²car y ha perdido once kilos. Se define como un socialisa empe?ado "en democratizar el partido" y acusa a sus militantes de leguinistas.
Hambre y cordero
Sobre la mesilla que hay junto a la cama, adem¨¢s de agua, hay dos mu?equitos de pl¨¢stico que representan a Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra. En el local, sobrecalentado por varias estufas el¨¦ctricas, se respira un ambiente denso y huele a cerrado. Saiz asegura que una noche recibi¨® la visita del diablo: "El p¨¢rroco del pueblo, un cura joven que viste de calle, se, present¨® aqu¨ª el d¨ªa de Nochebuena para tentarme a que dejara la huelga de hambre. Ven¨ªa con cordero asado y polvorones y se chupaba los labios mientras me indicaba con gestos que estaba buen¨ªsimo". Pese a que no ingiere bocado desde hace 23 d¨ªas, Saiz no ha perdido el buen humor y cuenta que en las iglesias de la provincia de Toledo se reza por su salud.Las cosas han cambiado mucho. Vega lo tiene claro: "Hace unos a?os, los de la ORT, en donde militaba el alcalde, nos llamaban a los socialistas fascistas. Hoy seguimos en el PSOE y aquel que estaba en la ORT y hoy es alcalde nos llama infiltrados comunistas".
Ellos tambi¨¦n forman parte de la acusaci¨®n contra el sheriff. El pueblo es peque?o como para perderse de vista y unos y otros se ven obligados a encontrarse a menudo.
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