El Madrid perdi¨® en Mil¨¢n su partido m¨¢s serio
ENVIADO ESPECIAL Hay quien puede pensar que los duelos italoespa?oles son algo decadentes a estas alturas. Atesoran casi siempre las mismas escenas de pasi¨®n, de intensidad, de lentitud; la misma sensaci¨®n de que, m¨¢s que nunca, las canastas est¨¢n m¨¢s lejos, m¨¢s altas o son m¨¢s chicas. El juego transcurre por lo subterr¨¢neo o por los estados mayores respectivos. Pero no puede negarse que tengan contenido. El Real Madrid hizo ayer su partido m¨¢s serio desde que se le ha localizado su crisis anual, como lo hizo Spriggs. El equipo gan¨® confianza, pero a¨²n no ha restituido para su intendencia el saber estar en las escenas finales. A excepci¨®n de Corbal¨¢n, quien, por encima de todos, a?adi¨® m¨¢s honor al prestigio que ya goza ante los ojos de los aficionados italianos.
El Madrid hizo un buen trabajo de ida y vuelta en 35 minutos, as¨ª que recuper¨® imagen. Pero fall¨® al final, el punto d¨¦bil que a¨²n no domina. Vivi¨® dos situaciones cr¨ªticas; super¨® la primera pero fracas¨® en la segunda. En los ocho minutos finales de la primera parte anot¨® siete tantos, dejando que los italianos recuperaran resuello y pasaran de un 27-21 en contra a un 34-41 a favor. Hicieron la recuperaci¨®n a pesar de un porcentaje discreto. Luego, al final, con Corbal¨¢n mandando sobre el partido, el Madrid desperdici¨® jugadas decisivas, entre ellas dos tiros libres. El Tracer, muy apurado, en desventaja t¨¢ctica, pensaba en una derrota. Hasta el punto de que el t¨¦cnico Dan Peterson, a falta de nueve minutos, lo arriesg¨® todo: mantuvo en cancha a D'Antoni, Premier y Meneghin, los tres con cuatro faltas. Todos acabaron el partido.
Dan Peterson es verdaderamente consciente de que suequipo no goza de buenos jugadores, raz¨®n que igualaba recientes carencias de los madridistas. Y anunci¨® p¨²blicamente, que el peligro ven¨ªa por Romay, de tal forma que no se recat¨® en buscar su desgaste y le altern¨® tres hombres: Gallinari, Bargna y el cl¨¢sico Meneghin. Lo consigui¨® claramente porque Romay alcanz¨® su cuarta personal al minuto 14. Tambi¨¦n intent¨® desgastar a Corbal¨¢n, pero con el base no consigui¨® nada. Claro est¨¢ que Peterson pudo comprobar con cierto espejismo c¨®mo Spriggs se comportaba con una seriedad que nadie le supon¨ªa a estas alturas, y menos tras su accidentado viaje; anotaba de media distancia, comet¨ªa pocos errores y provocaba personales (7). Hab¨ªa intentado Peterson sin ¨¦xito una zona, Premier era anulado por Del Corral y McAdoo no resultaba tan m¨ªtico.
Por tanto el partido gener¨® en una situaci¨®n cl¨¢sica: juego lento, t¨¢ctico, dura pugna por el rebote, porcentajes inferiores al 50% y dedicaci¨®n defensiva, aunque no con la agresividad de otras veces. B¨¢jo esta circunstancia, un jugador, inevitable en estos choques sobresali¨® sobre el resto: Corbal¨¢n. ?l sell¨® el tempo del partido, amparado en el respeto que le dedic¨® D'Anto?i. Opt¨® por limitar mucho el uso de las posesiones de bal¨®n (54 por 71 de los italianos). Lo malo fue que la ausencia de Romay benefici¨® a los italianos con un man¨¢ de rebotes ofensivos durante nueve minutos de la primera mitad.
El Madrid pali¨® esta desventaja en la reanudaci¨®n, gracias a la bravura de Del Corral y a la intervenci¨®n de Branson. Limitado el Tracer por un mal porcentaje, el Madrid recuper¨® el dominio. As¨ª se lleg¨® al cr¨ªtico minuto 33, cuando Peterson lo arriesg¨® todo con 65-61 en contra. Spriggs y Del Corral estaban a punto de ser sustituidos por juniors y D'Antoni, Meneghin y Premier por suplentes de menor solvencia. Casualmente, ninguno alcanz¨® el banquillo. Hombres que antes hab¨ªan acertado se precipitaron y los italianos, por contra, gozaron de dos triples de D'Antoni, quien antes hab¨ªa fallado cinco y estaba con su cuenta a cero. Corbal¨¢n hizo una mueca de fast¨ªdio; a estas alturas es ya un estoico. En su partido n¨²mero 100 de Copa de Europa, el equipo italiano sum¨® una victoria m¨¢s que le sit¨²a en buena pos¨ªci¨®n. El Madrid a¨²n debe seguir buscando. Pero el partido lo puede conservar en un museo: hay algo inalterable en estos choques.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.