William Gandall
Un ex "marine" que invadi¨® Nicaragua y ahora la defiende de Reagan
A los 19 a?os particip¨® como marine en la invasi¨®n de Nicaragua por parte de Estados Unidos. A los 28 se alist¨® en el Batall¨®n Lincoln para luchar junto a los republicanos en la guerra civil espa?ola. A los 32 combati¨® en la II Guerra Mundial, como miembro de la Fuerza A¨¦rea norteamericana. Ahora, a los 78, con las huellas de la guerra en todo el cuerpo, William Gandall es un activo luchador contra la pol¨ªtica centroamericana de Ronald Reagan y ha vuelto a Managua para ayudar a los sandinistas.
William Gandall no oculta su orgullo de viejo luchador antifascista, ahora que ha regresado por primera vez en 50 a?os a los que fueron sus campos de batalla en la Ciudad Universitaria de Madrid, Jarama, Pozoblanco (C¨®rdoba) y el Ebro. Ha vuelto, dice, para ver "la maravilla de un rey que defiende la democracia" y tambi¨¦n para encontrarse con su novia de la guerra, Amparo Niembro, que un d¨ªa le salv¨® la vida en un monasterio de Barcelona. Ella estaba casada entonces y ¨¦l la am¨®. A su regreso ella le dijo que hab¨ªa enviudado, pero ¨¦l le respondi¨®: "Yo ya soy un hombre solo".Ha aprovechado su estancia en Madrid para protestar en solitario, ayer, frente a la Embajada de Estados Unidos, contra la pol¨ªtica norteamericana en Nicaragua. Hablando con un meg¨¢fono desde la calle, asegur¨® que Reagan es "un loco" y los rebeldes antisandinistas "unos canallas, ladrones y corruptos".
Su viaje a Nicaragua, el a?o pasado, estuvo rodeado de la misma emoci¨®n. Form¨® parte de un grupo de ex miembros de la Brigada Lincoln que llev¨® a Nicaragua ocho ambulancias compradas con dinero recolectado por ellos en todo el mundo. "Cuando llegu¨¦ all¨ª y vi los pueblos que hab¨ªamos bombardeado 60 a?os antes y me encontr¨¦ con los familiares de las mujeres que hab¨ªamos violado o de los ni?os que hab¨ªamos torturado para descubrir el paradero de Sandino, y fui recibido por todos con los brazos abiertos, supe que a¨²n hay espacio para la esperanza", afirma con una humedad de l¨¢grimas en su ¨²nico ojo.
Gandall cuenta c¨®mo se alist¨® en los marines por su amor a la aventura. Lo que encontr¨®, sin embargo, le har¨ªa cambiar su vida.
De regreso a Estados Unidos comenz¨® a leer obras sobre Nicaragua y escritos marxistas. "Di un giro de 180 grados", explica. En Nueva York comenz¨® a vincularse al movimiento sindicalista, y m¨¢s tarde, al desencadenarse la guerra civil espa?ola, decidi¨® unirse a los republicanos. Resume sus motivaciones de entonces as¨ª: "En 1936 pens¨¦ que si se derrotaba al fascismo en Espa?a podr¨ªa evitarse una guerra en Europa, en la cual Estados Unidos inevitablemente se ver¨ªa involucrado. En segundo lugar, como sindicalista, quer¨ªa ayudar a una Rep¨²blica de trabajadores, y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, sent¨ªa que estaban en juego los fundamentos mismos de la libertad".
A pesar de haber sido derrotado en Espa?a, expulsado de la Fuerza A¨¦rea norteamericana por "tener ideas extra?as", perseguido por el macartismo en Hollywood, amenazado por el FBI, no se arrepiente. Y no escarmienta. Da conferencias en Estados Unidos y en todo el mundo sobre su experiencia y salta de un pa¨ªs a otro como un profeta. "Quise hacer de mi vida algo m¨¢s ¨²til que trabajar cinco d¨ªas a la semana de nueve a cinco", dice.
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