Un a?o hist¨®rico
El a?o 1986 ha sido, por muchos motivos, importante, un a?o que va a quedar se?alado dentro de la historia.A?os de falsas conmemoraciones, no ha sido su importancia la de haberse cumplido en su transcurso el 50? aniversario de otro a?o que marc¨® a Espa?a con una huella profunda de dolorosa tragedia, el a?o 1936 y el principio de la guerra civil.
A ese af¨¢n de olvidar que se ven¨ªa se?alando de continuo en la transici¨®n pol¨ªtica para comodidad de tantos, como si el olvido fuera cosa que dependiera de otros y no de cada uno, la realidad es que 40 a?os han sido muchos a?os para olvidar y sobre todo para que lo olvide la historia. Otra cosa es el rencor y el perd¨®n hacia fuera. El tiempo todo lo arregla, mal, pero lo arregla, y la intensidad dolorosa en cualquier fracaso suele perder fuerza y se va debilitando hasta que llega el pr¨®ximo.
Sobre la guerra civil y este cincuentenario de su principio, y de hechos que surgieron con ella, no es que se haya dejado de recordar en el pasado a?o de 1986; es que se ha recordado mal, y eso es peor. Ha sido un recuerdo lleno de falsedades. En el a?o 1936 empieza lo que luego habr¨ªa de ser la gran cat¨¢strofe europea, la nueva guerra que asolar¨ªa toda Europa. Ya queda bien claro que Espa?a fue el preludio y primer ensayo: el Comit¨¦ de No Intervenci¨®n es el antecedente del M¨²nich cobarde, y el bombardeo de Guernica, la, prueba experimental de lo que despu¨¦s fue el bombardeo de Coventry.
El a?o 1986, Europa cierra sus filas al sur. del continente con la entrada en la Comunidad de Espa?a y Portugal. La hasta ahora llamada oposici¨®n al d¨¦bil socialismo espa?ol, cuyo Gobierno cierra los cabos que habr¨¢ que atar para ser parte de la Europa en que geogr¨¢ficamente estamos enclavados, a¨²n pone trabas y quisiera paliar el ¨¦xito de uno de los mejores ministros de Asuntos Exteriores que ha tenido nuestro desenvolvimiento pol¨ªtico a lo largo de varias d¨¦cadas: el franc¨®fobo Fernando Mor¨¢n. Y en una madrugada que cerraba otras muchas de lucha agotadora, con m¨²sica de Asturias y alborozo general, la unidad europea da el gran paso que el principio del a?o 1986 fijar¨ªa en solemne ceremonia. El refer¨¦ndum sobre la OTAN, las dif¨ªciles conversaciones sobre las bases norteamericanas, son en el a?o 1986 el eco y la prueba de la importancia de nuestra entrada en Europa.
El estrepitoso desmoronamiento de una oposici¨®n montada sobre nostalgias franquistas, respeto por los viejos h¨¢bitos que crearon 40 a?os de mala educaci¨®n y deformaci¨®n de todos los estamentos de este pa¨ªs, es la consecuencia l¨®gica del ser europeo.
Esperemos que pronto surja, entre ca¨ªdas y tropiezos, una derecha de corte europeo y liberal que salte sobre el permanente no a cualquier t¨ªmido cambio, y desde el centro, ese centro tan cacareado y ocupado desde ya, y antes de ya, por Felipe Gonz¨¢lez y el Gobierno actual, quiz¨¢ haya posibilidad de un deslizamiento hacia la izquierda, entre otros motivos, para que tenga un poco de sitio esa nueva y posible derecha.
Aquellos balbuceos del eurocomunismo desde fuera los va haciendo realidad Gorbachov desde dentro, y el imperialismo norteamericano se va agrietando para beneficio de la supervivencia de un mundo y una juventud que se niegan a morir por tanta idiotez como se la ha llamado a morir a lo largo de siglos con sones de patrioter¨ªa y de militarada.
La digna postura con que Espa?a afronta ahora el problema de las bases norteamericanas en nuestro territorio y el tratado con Estados Unidos s¨®lo son concebibles despu¨¦s del refer¨¦ndum sobre la OTAN, y ahora se ve cu¨¢nta demagogia se jug¨® por unos y otros en las palabras de entonces.
Europa empieza (no s¨®lo nosotros) a plantearse el desprendimiento de la tutela norteamericana en una serie de b¨¢sicos problemas.
El planteamiento de la guerra de las estrellas prueba, ante la posible destrucci¨®n o inutilizaci¨®n de misiles o armas anteriores, c¨®mo lo importante es el tema de una industria sost¨¦n y pilar de tantas cosas, la industria del armamento, que levanta una econom¨ªa y destroza otras, y no los argumentos de defensa en este continente propiciando el enfrentamiento de las dos Europas.
Vamos, que la mejor vida de unos no es por "teor¨ªas econ¨®micas de superdotados"; la mejor vida de unos se consigue no ya con la pobreza para otros, sino con la amenaza de muerte para otros.
Personalmente, pata m¨ª es m¨¢s preocupante que suba la amplitud de votos alemanes a Strauss, que se consolide o no miss Thatcher sobre su triunfo belicista en las Malvinas. Porque guerras, haylas; lo malo es repetir una vez m¨¢s el rencor de las derrotas pasadas para caldo de cultivo de la eterna patrioter¨ªa y amenaza militar en Europa.
Hablar tanto de Afganist¨¢n para vender armas a Jomeini es no s¨®lo abrir la caja de las sorpresas, sino destapar la hipocies¨ªa y comprender el porqu¨¦ de la intervenci¨®n sovi¨¦tica en algo que ata?e a su propia l¨ªnea fronteriza. Porque, a lo largo de varias generaciones, Napole¨®n, el k¨¢iser, Hifier, cayeron a las puertas de Mosc¨² o Stalingrado, y con qu¨¦ destrucci¨®n, sufrimiento y muerte para el pueblo sovi¨¦tico.
Uno oye, por aquello de hablar por hablar, en los debates econ¨®micos a Marcelino Camacho, a Nicol¨¢s Redondo, por un lado; a Herrero de Mi?¨®n, a Curiel o a ese trist¨ªsimo se?or Cuevas, por otro; pero la econom¨ªa es ya una cosa de Europa como ente, para el paro, la inflaci¨®n, etc¨¦tera.
Lo preocupante es que la l¨ªnea m¨¢s abierta (y bien poco es) en lo social son Grecia y Espa?a, Andreas Papandreu o Felipe Gonz¨¢lez, porque Helmut Kohl, Margaret Thatcher y hasta, pese a los jefes de Estado socialistas en Francia y Portugal, los Gobiernos de derechas y un liberalismo de derechas son la t¨®nica europea actual, y los cambios de aqu¨ª en adelante girar¨¢n sobre el conjunto de las naciones europeas, sobre la Comunidad Econ¨®mica Europea, no sobre cada naci¨®n por s¨ª sola. A ver si as¨ª los partidos pol¨ªticos pierden demagogia. facilona, recobran credibilidad y la negaci¨®n sistem¨¢tica porque s¨ª al que gobierna deja de ser una especie de tic nervioso.
Uno, con que las hojas en blanco del nuevo a?o que abre sus puertas sirvan para la comprensi¨®n entre nosotros de nuestro proceso auton¨®mico, -?tan mal planteado!-, surja por fin la derecha civilizada que so?ara el embajador Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza y el poder renuncie al terrorismo para vencer al terrorismo, saludar¨ªa afectuosamente a esos santos que encabezan cada d¨ªa el nuevo almanaque 1987, que dif¨ªcilmente llegar¨¢ a esa trascendencia hist¨®rica de 1986, por mucha fuerza que tengan los santos para arreglar y hacer comprender tantas cosas pendientes.
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