La s¨®lida econom¨ªa de la RFA da a la coalici¨®n gobernante la certeza de vencer
La coalici¨®n de democristianos, (CDU-CSU) y liberales (FDP) que gobierna en Bonn desde 1982 acude a las elecciones federales del pr¨®ximo domingo con la certeza de vencer. Esta seguridad se debe tanto al desmoronamiento de su principal adversario, el Partido Socialdem¨®crata (SPD), como a la envidiable situaci¨®n econ¨®mica de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
Con una inflaci¨®n negativa del 0,2% en 1986, un super¨¢vit de 110.000 millones de marcos en su balanza comercial (m¨¢s de 7,5 billones de pesetas) y el marco alem¨¢n claramente consolidado como la moneda m¨¢s firme del mundo, el Gobierno no tiene dificultades en presentar balances triunfalistas en su campa?a electoral y prometer continuidad de una coyuntura que ha supuesto un fuerte incremento de la capacidad adquisitiva de la poblaci¨®n.Sin embargo, los indicios de que esta coyuntura econ¨®mica favorable se acerca a su fin se fortalecen, aunque la propaganda gubernamental se empe?e en ignorarlos. Los economistas auguran un a?o 1987 mucho m¨¢s dificil para la industria alemana, y hay quien habla de nueva recesi¨®n. El "regalo electoral" para el Gobierno que representa el balance econ¨®mico de 1986 se debi¨® al inusitado descenso de la factura de las importaciones de petr¨®leo, pero este fen¨®meno no se repetir¨¢. La inflaci¨®n interna, en torno al 3%, absorbida en 1986 por la deflaci¨®n externa, repercutir¨¢ plenamente sobre el ¨ªndice de precios al consumo.
Adem¨¢s, la econom¨ªa alemana se enfrenta al problema de la vertiginosa ca¨ªda del d¨®lar frente al marco. El d¨®lar perdi¨® un 35% de su valor frente al marco en apenas un a?o. Para la industria alemana, extremadamente dependiente de sus exportaciones, esto supone una p¨¦rdida de competitividad casi insalvable en los mercados internacionales. Ya en diciembre pasado se registr¨® una clara ca¨ªda de la exportaci¨®n.
Las advertencias sobre el peligro de esta dependencia del mercado exterior, reiteradas por expertos como el ex canciller Helmut Schmidt, no fueron o¨ªdas, y la demanda interior no podr¨¢ absorber el descenso de las exportaciones. En la industria alemana ha cundido el pesimismo, debido a la convicci¨®n de que EE UU no tiene inter¨¦s en una recuperaci¨®n del d¨®lar.
Por otra parte, el proceso inflacionario podr¨ªa reactivarse por el aumento de la masa monetaria consiguiente a una reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s, que Washington solicita.
La coyuntura favorable concluye sin haber sido utilizada para los m¨¢s de dos millones de parados, 400.000 m¨¢s que cuando Kohl lleg¨® al poder, de los que s¨®lo un tercio cobra subsidio. Mientras, las empresas han ingresado beneficios r¨¦cord, que no han sido reinvertidos en la RFA. Por el contrario, hubo una explosi¨®n de inversiones en el exterior, una fuga en masa de capital. La concentraci¨®n del poder econ¨®mico se ha acentuado, y ha continuado al mismo tiempo el desmantelamiento de las prestaciones sociales.
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