El arte de vivir la m¨²sica
I Solisti VenetiCiclo de grandes orquestas. Director: Claudio Scimione. Obras de Albinoni, Tartini, Rossini y Vivaldi.Orquesta Sinf¨®nica de RTVE
Director: G¨®mez Mart¨ªnez. Pianistas: ?ngeles Renter¨ªa y Jacinto Matute. Obras de Mozart, Martinu y Dvorak. Teatro Real, 22 de enero.
El paduano Claudio Scimione (1934) fund¨® hace m¨¢s de un cuarto de siglo I Solisti Veneti, en los que puso todo su saber y tambi¨¦n, toda su pasi¨®n veneciana.
Pasi¨®n caracter¨ªstica y muy diferenciada que sienten cuantos habitan o frecuentan la ciudad conocida por los canales, las estrechas calles, las amplias plazas y las rec¨®nditas placitas; fue sustancial en Malipiero, ti?¨® de leve tonalidad la existencia de Diaghilev, aliment¨® el fuego de Wagner y recibi¨® los amores del gran Stravinski que, al fin, vino a dar con sus huesos en una islita de la laguna.
Como la misma Venecia, la pasi¨®n veneciana tiene, junto a la infinita melancol¨ªa, algo que escapa a la raz¨®n. As¨ª, en el imaginativo Scimione, buceador en los archivos vivaldianos, pero tambi¨¦n incitador de los autores contempor¨¢neos, Luis de Pablo entre ellos.
P¨²blico multitudinario
Para el p¨²blico, ya multitudinario, de Iberm¨²sica, Scimione y sus solistas prepararon un programa barroco italiano con autores nacidos-entre 1671 (Albinoni) y 1692 (Tartini), m¨¢s el a?adido de Rossini, que naci¨® un siglo justo despu¨¦s que Tartini y cuyas sonatas participan del gusto barroco sin renunciar a la naturaleza dram¨¢tico-bufa del genial compositor y extraordinario comil¨®n.
.Frente al griter¨ªo de los napolitanos o la gestualidad de los romanos, los venecianos suelen ser parcos de adem¨¢n, hablan en voz baja a tiempo no m¨¢s que andante moderato y dicen muchas cosas con sus silencios. Tipolog¨ªa que inform¨®, en grado sumo, la gran m¨²sica de Tomaso Albinoni, diletante veneto. Tartini si no inventa, s¨ª impulsa el concierto con solista, quiz¨¢ porque fue un virtuoso del viol¨ªn. Buena prueba el escuchado ahora al admirable Glauco Bertagnin.
Tras la tercera y feliz sonata rossiniana, el resto del programa estuvo dedicado a Vivaldi. Fue bien injusto Igor Stravinski con su c¨¦lebre boutade por la que el gran veneciano habr¨ªa escrito trescientas veces el mismo concierto.
Los tres que escuchamos esta vez revelan una estupenda diversidad de invenci¨®n dentro de un solo estilo de pensar. Desde Albinoni o desde Vivaldi se hace realidad la definici¨®n orteguiana del barroco -"el triunfo de la pasi¨®n sobre la raz¨®n"-, pero si en el Concierto en re menor para dos violines y violoncello obbligato Vivaldi mira hacia la Roma de Corelli, en el escrito para viola d'amore se aconcha en su propia intimidad, contiene el gusto por el movimiento, se ensimisma y canta.
Tentaci¨®n decorativa
En fin, la m¨²sica vuelve a animarse y hasta cede a la tentaci¨®n decorativa, en el Concierto en re menor Grosso Mogul. Bettina Mussumeli, Stefano Zanchetta, la violista Donna Lorenzo, la violonchelista Susana Moses, los trece arcos, en suma, de los solistas, junto al continuo, hicieron algo m¨¢s que tocar con perfecci¨®n y elevaci¨®n: nos hicieron vivir la m¨²sica, cosa que no se da todos los d¨ªas.
S¨ª se dio en la estupenda labor del d¨²o pian¨ªstico Matute-Renter¨ªa en el Concierto para dos pianos del checo Martinu, programado por la Orquesta Sinf¨¢nica de Radiotelevisi¨®n, bajo la direcci¨®n de su director titular, Miguel ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez, en el concierto de la tarde.
M¨²sica, la de Martinu, de gran calidad y excelente andadura, de textura bien organizada y talante escult¨®rico. Al lado del arte de la pianista sevillana y su colega gaditano, el resto del programa fue puro tr¨¢mite, sin obviar todo lo que de burocr¨¢tico sugiere el t¨¦rmino.
Don Juan, de Mozart, tuvo poco de burlador, y la Octava sinfon¨ªa de Dvorak, en la versi¨®n animada por el maestro granadino, transcurri¨®, utilizando un t¨¦rmino que se aplica a ciertas jornadas b¨¦licas, "sin novedades dignas de menci¨®n".
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