El perd¨®n del dirigente
La liberaci¨®n de Sajarov de su largo exilio interior es para los autores el m¨¢s claro de los movimientos de Gorbachov en la relativa reforma del mapa actual de la URSS. Antes ya se hab¨ªa evidenciado que Gorbachov tomaba en serio la pol¨ªtica de glasnost, relativa transparencia de la sociedad sovi¨¦tica. Despu¨¦s de d¨ªas de silencio y mentiras confusas, los comunicados sobre Chernobil, as¨ª como los recientes informes oficiales sobre los disturbios de Alma Ata atestiguan este compromiso.
En la URSS se ha producido una corriente de amplia, aunque t¨¢cita, tolerancia (quiz¨¢ incluso con un apoyo de base) ante los cambios introducidos en las asociaciones de artistas y escritores por los propios intelectuales cr¨ªticos. Hace poco se ha promulgado un decreto que autoriza un grado muy limitado de libre mercado. Finalmente, otros disidentes (indudablemente una minor¨ªa, como Sajarov se apresur¨® a manifestar) han sido liberados. A aquellos que hab¨ªan emigrado durante la ¨¦poca de Breznev ahora se les invita a volver. Nuestra suposici¨®n de que el s¨ªndrome Gorbachov no es un fen¨®meno sovi¨¦tico, sino occidental, una ficci¨®n de la Prensa de Occidente, es evidente que ya no se tiene en pie. Al mismo tiempo, seguimos convencidos de que las fervientes esperanzas de quienes aparentemente esperan, Sajarov incluido, el amanecer de la democracia en la historia sovi¨¦tica bas¨¢ndose en estos gestos de Gorbachov, no se corresponden con los acontecimientos. El car¨¢cter de los cambios apunta hacia un estilo racionalizado de liderazgo totalitario, y no hacia ning¨²n tipo de apertura democr¨¢tica.Gorbachov, un gran ruso t¨ªmidamente nacionalista, probablemente nunca lo admitir¨¢, pero no deja de ser cierto que ha estado experimentando durante alg¨²n tiempo con la f¨®rmula inventada por el m¨¢s preclaro de los jhrushchovitas, J¨¢nos K¨¢d¨¢r. La f¨®rmula es como sigue: quien no est¨¢ contra nosotros, est¨¢ con nosotros. La m¨¢xima pol¨ªtica de este ¨²nico hombre de Estado superviviente del r¨¦gimen contradictorio de Jruschov es de represi¨®n prudente. La m¨¢xima es realmente prudente. Sus seguidores no se lanzar¨¢n, ni lanzar¨¢n a sus naciones, a tales ciclos lun¨¢ticos de represalias, aventuras pol¨ªticas y econ¨®micas y a la correspondiente intimidaci¨®n en masa, que es la insoportable y diaria pr¨¢ctica en la Ruman¨ªa de Ceaucescu. Al mismo tiempo, es una m¨¢xima de represi¨®n: solamente exige, y tolera, una actitud no pol¨ªtica de los ciudadanos ("no estar contra nosotros"). Mientras se abandone por completo toda actividad pol¨ªtica, mientras "no se est¨¦ contra nosotros", se es parte integrante del sistema, cualquiera que sea la opini¨®n personal y t¨¢cita que se tenga sobre ¨¦ste. Hay que admitir que la pol¨ªtica de "quien no est¨¢ contra nosotros est¨¢ con nosotros" es muy diferente de las pr¨¢cticas estalinistas, aunque sea claramente incompatible con cualquier tipo de democracia. La democracia no s¨®lo presupone tolerancia, sino tambi¨¦n derechos y, por lo menos en teor¨ªa, participaci¨®n ciudadana.El perd¨®n a Sajarov tiene todas las caracter¨ªsticas de la m¨¢xima de Kadar. Fue una decisi¨®n inteligente. El acto de clemencia de este aireado y ejemplar caso ha suavizado el filo de la cr¨ªtica externa sobre el estado de los derechos humanos en la URSS. Fue muy bien manejado, sin la tiran¨ªa mezquina caracter¨ªstica de la ¨¦poca Breznev: Sajarov fue perdonado en condiciones honorables. Puede volver a su investigaci¨®n en Mosc¨². Sus inmediatos y predecibles comentarios en la Prensa occidental (sobre la guerra de Afganist¨¢n y la suerte de otros disidentes) se aceptaron con un amplio gesto de tolerancia. El Estado sovi¨¦tico ha conservado sus prerrogativas de poder absoluto. En la interpretaci¨®n oficial, no se cometi¨® ning¨²n acto de tiran¨ªa ni ninguna violaci¨®n de los derechos humanos cuando el gran cient¨ªfico fue confinado en un exilio interior, por lo que no era necesaria ninguna rehabilitaci¨®n: al matrimonio Sajarov se le concedi¨® el perd¨®n y la amnist¨ªa. Todo el episodio fue un caso cl¨¢sico del estilo pol¨ªtico personal y paternalista de Gorbachov. El d¨ªa anterior al acto de clemencia se instal¨® el tel¨¦fono en casa de los Sajarov para que el dirigente comunicara la buena nueva a este s¨ªmbolo de la disidencia sovi¨¦tica.
Tampoco es este gesto personal del dirigente un mero hecho de vanidad o preocupaci¨®n por los medios de comunicaci¨®n; tiene una dimensi¨®n pol¨ªtica mucho m¨¢s profunda. Desde los primeros d¨ªas de su ascensi¨®n al poder, la pol¨ªtica de Gorbachov de modernizaci¨®n acelerada ha incluido un dr¨¢stico cambio de la gerontocracia de Breznev. No es dif¨ªcil suponer que se encontr¨® con una fuerte resistencia de los primeros afectados. En un acto peligrosamente parecido a los habituales del hombre de Estado con quien, evidentemente, no quiere ser asociado, Jruschov, Gorbachov ha tendido sus manos a los intelectuales moderadamente cr¨ªticos por encima de las cabezas de la nomenclatura. Esta ¨²ltima se mantiene en el poder, pero se la est¨¢ disciplinando, cambiando y reeducando.
Riesgos calculados
Se trata de una pol¨ªtica de riesgos calculados, y el honorable perd¨®n concedido a los Sajarov la presenta en su forma m¨¢s atrevida. A Gorbachov, igual que a Jruschov, le importan muy poco las propuestas concretas de los intelectuales, que son utilizados como peones. Son instrumentos de creciente afrenta contra los incorregibles (y a veces corruptos) bur¨®cratas que no est¨¢n preparados para comprender la llamada de los tiempos y las ¨®rdenes del dirigente.
Aunque Sajarov no ha dado a conocer el contenido de su conversaci¨®n telef¨®nica con Gorbachov, sus comentarios posteriores hablan por s¨ª mismos. El incorruptible intelectual, que ha sacrificado su anterior posici¨®n privilegiada y que, por tanto, no puede ser comprado con gestos baratos, halagos ni con el acto de clemencia mismo, ha expresado su estima por el l¨ªder Gorbachov. Aunque ha rechazado toda propuesta formal de cabeza de la disidencia sovi¨¦tica, ha apelado a sus compa?eros disidentes para que adopten una "actitud m¨¢s constructiva" hacia la nueva directiva. Lo que quiz¨¢ es m¨¢s importante, ha expresado una inesperada cr¨ªtica, la primera dirigida por Sajarov hacia Occidente en muchos a?os, a la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) en sus primeras entrevistas.
Actos irracionales
Puede elaborarse la siguiente hip¨®tesis sobre la conversaci¨®n: Con toda probabilidad, Gorbachov debi¨® haber hecho hincapi¨¦ en que bajo la nueva direcci¨®n no se volver¨ªan a cometer actos irracionales como el env¨ªo de figuras de la talla de Sajarov al exilio exterior. Probablemente apel¨® al bien conocido patriotismo y a la autoridad moral de Sajarov en favor de su proyecto de modernizaci¨®n.
Debi¨® haber hecho hincapi¨¦ en su propio compromiso con la glasnost y la campa?a anticorrupci¨®n. Este ¨²ltimo aspecto sirve a diversos objetivos en los vocabularios pol¨ªticos de Gorbachov y Sajarov, pero debe ser importante para ese ejemplo de modestia que es el intelectual. Sajarov debi¨® haber sacado inmediatamente a colaci¨®n el tema de los otros disidentes, todav¨ªa internados en los campos. La respuesta a esto debi¨® haber sido ambigua, pues consider¨® obligado mencionar el tema en sus primeras manifestaciones p¨²blicas. Sin duda alguna, Sajarov debi¨® criticar el Vietnam sovi¨¦tico: Afganist¨¢n. El experto t¨¢ctico probablemente respondi¨® que ¨¦se era tambi¨¦n un problema de los dirigentes. Sajarov mostr¨® su insatisfacci¨®n con la respuesta al plantear de nuevo el problema en su primera entrevista. No obstante, los participantes en la conversaci¨®n han encontrado un terreno com¨²n: la idea del patriotismo construtivo, de ah¨ª la cr¨ªtica a la SDI.
Las posibilidades de transformar el totalitario Estado neorusosovi¨¦tico, el Estado de la nomenktatura, en un Estado de servicio nos parecen a¨²n m¨¢s d¨¦biles que las que exist¨ªan en el siglo XIX. Hay un hecho que est¨¢ fuera de toda duda: el perd¨®n del dirigente ha sido concedido a un solo individuo excepcional, en tanto que no se ha concedido ning¨²n derecho, ni tan siquiera se ha prometido, al comportamiento disidente en general. Y solamente lo que se establece como derecho de toda la ciudadan¨ªa, y no se concede como privilegio personal, crea el espacio democr¨¢tico. El ben¨¦volo perd¨®n del dirigente y su maliciosa arbitrariedad, sigue siendo un acto de gobierno autoritario-totalitario.Agnes Heller es soci¨®loga y profesora de Filosof¨ªa. Ferenc Feber es profesor de Est¨¦tica. Ambos ense?an en la New School for Social Research de Nueva York.
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