El carnaval
El carnaval ha perdido el antifaz. Pertenece a una ¨¦poca en que la hipocres¨ªa era un juego de prendas, y sus precedentes medievales lo explican bien. La org¨ªa de la mentira y la ordal¨ªa de la verdad. Un peligroso y controlado juego con la bestia interior, tan razonable, la pobre. Hoy, cuando nadie trata de enga?ar a nadie, salvo en lo que duran los entremeses, lo postnov¨ªsimo consiste precisamen te en ser como se es, en renunciar a los valores mostrencos por los contravalores persona les, subjetivos, y en este juego (porque tambi¨¦n la verdad es un juego) nadie tiene narices para sujetar un antifaz. El carnaval no es de Madrid, pero parece una cosa muy madrile?a. Ya ni la ETA cree en el carnaval de los capuchones ideol¨®gicos. Quieren ganar su guerra, que no se sabe si es econ¨®mica, transnacional o qu¨¦, y cada vez hacen menos literatura de lentejuelas pol¨ªticas. Ram¨®n Mendoza y Jos¨¦ Luis N¨²?ez se han quitado el antifaz del deportivismo en el Madrid/Barcelona: el antagonismo c¨ªvico es el que mete los goles. Ortega/Aza?a dijeron que lo caracter¨ªstico de la cuesti¨®n catalana es ser una cuesti¨®n. El homosexual va de homosexual por la vida, y el campe¨®n se lo hace en plan campe¨®n. ?Qu¨¦ es lo que tienen que liberar bajo el antifaz? Todo el a?o es carnaval, don Mariano Jos¨¦, s¨®lo que a la viceversa. Todo el a?o somos los que somos, al fin, y no necesitamos una jornada tribal de ordal¨ªa y desfogue. Sabemos en Madrid que Vargas Llosa es un revolucionario de centro, que los estudiantes imponen su identidad colectiva volcando cabinas telef¨®nicas, ya que carecen a¨²n de una identidad personal: por cierto que la huelga es el movimiento de masas que anula los carnavales. La huelga es la fiesta de lo obvio, de lo palmario, la org¨ªa de lo frontal, donde las pancartas lo dicen todo muy escueta y claramente. El carnaval, que era la ceremonia de la arribig¨¹edad, queda as¨ª abolido. Cuando el pueblo no pod¨ªa manifestarse a cara descubierta, se manifestaba con una colcha por la cabeza. Al carnaval lo hace la represi¨®n. Adolfo Su¨¢rez, antes de ponerse el domin¨® de las ideolog¨ªas, ha dicho que quiere volver a ser presidente. El carnaval muri¨® con la modernidad y Carrero Blanco.
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