La aparente calma del otro enclave
La comunidad musulmana de Ceuta se siente m¨¢s integrada que la de Melilla
El camino seguido por las comunidades musulmanas de Ceuta y Melilla para lograr el reconocimiento de sus derechos ha puesto de relieve las diferencias que separan a ambos colectivos, aparentemente id¨¦nticos. Los musulmanes ceut¨ªes reconocen que su integraci¨®n social en la ciudad es mayor que la conseguida por los musulmanes de Melilla. Este hecho, unido a que el porcentaje de musulmanes en Melilla (el 35% de la poblaci¨®n total) es superior al que representa el mismo colectivo en Ceuta (25%), puede haber creado mayor tensi¨®n en la primera ciudad.
LOLA GAL?N, ENVIADA ESPECIAL, La radicalizaci¨®n de posturas en Melilla no es ajena tampoco, seg¨²n los ceut¨ªes, a la propia personalidad del l¨ªder musulm¨¢n melillense, Aoinar Mohamedi Dud¨².Todo el mundo sabe en Ceuta que en las mezquitas de la ciudad se reza por el rey Hassan II de Marruecos. Que rezan los casi 3.800 musulmanes que tienen la nacionalidad espa?ola, los 3.000 que la han solicitado y, desde luego, los m¨¢s de 9.000 que mantienen la nacionalidad marroqu¨ª. Este hecho no parece alterar las relativamente buenas relaciones que han mantenido durante a?os musulmanes y cristianos.
El grado de integraci¨®n de la comunidad musulmana en la ciudad es se?alado por las autoridades, los ciudadanos de a pie, los l¨ªderes musulmanes moderados y hasta los radicales, como el primer rasgo diferencial con Melilla.
Esa impresi¨®n de concordia total ofrec¨ªa la recepci¨®n que el s¨¢bado por la noche reun¨ªa en el sal¨®n principal del Ayuntamiento a las autoridades de Ceuta con los dirigentes religiosos de la comunidad musulmana y algunos de sus m¨¢s destacados miembros. Perfectamente trajeado, el presidente de la Comunidad Musulmana de Espa?a en Ceuta, Ahmed Subaire, depart¨ªa con el delegado del Gobierno, Ram¨®n Berra, y con el comandante general de Ceuta, general Andr¨¦s Cassinello.
Am¨ªn Mohamed, secretario de la comunidad musulmana, no pod¨ªa ocultar tampoco su satisfacci¨®n por el ¨¦xito de la velada. "Nos duele much¨ªsimo lo que ha pasado en Melilla", explica Am¨ªn, "y no debe volver a ocurrir. De verdad, Ceuta es radicalmente distinta. Aqu¨ª nos llevamos bien, nos respetamos".
Am¨ªn Mohamed, empleado de comercio que consigui¨® comprar un piso en la barriada de Juan Carlos I tras obtener su esposa la nacionalidad espa?ola hace siete a?os -¨¦l la logr¨® en 1986-, no se considera, pese atodo, un musulm¨¢n privilegiado. Am¨ªn sabe perfectamente que la mayor¨ªa de los 17.000 miembros de la comunidad musulmana ejercen en Ceuta las tareas m¨¢s bajas en,la escala laboral.
"Los vascos de ?frica"
Pero ni Mohamed ni Subaire se sienten especialmente discriminados, y para explicarlo acuden a toda la filosof¨ªa musulmana. "Dice un proverbio musulm¨¢n", explica Subaire, "que cuando dos se llevan bien siempre hay uno que lleva el mayor peso. Es evidente que la comunidad musulmana de Ceuta lleva mayor peso que la cristiana; que somos una minor¨ªa desfavorecida. Pero eso no va a provocar en Ceuta sucesos como los que ha vivido Melilla".
"Adem¨¢s", a?ade el presidente de la comunidad musulmana, "nosotros somos yebala, una etnia originaria del norte de Marruecos que es mayoritaria en ese pa¨ªs, mientras que los musulmanes de Melilla son del Rif, y los rife?os tienen un car¨¢cter m¨¢s independiente y violento. C¨®mo le dir¨ªa, son un poco como los vascos de ?frica".
La verdad es que este grado de integraci¨®n no implica que exista una verdadera comunicaci¨®n entre la comunidad musulmana y la cristiana. Por eso los ceut¨ªes saben por qui¨¦n se reza en las mezquitas de la ciudad, pero no cu¨¢ntos templos musulmanes hay. "Lo cierto es que son nueve", precisa Mohamed Al¨ª, presidente de la Asociaci¨®n Musulmana de Ceuta, que atraviesa en estos momentos una aguda crisis interna. Al¨ª, de 34 a?os, nacido en Ceuta, pero de nacionalidad marroqu¨ª -a la que, seg¨²n explica, no piensa renunciar-, dispone todav¨ªa de una tarjeta de estad¨ªstica, el ¨²nico documento que poseen hasta la fecha los musulmanes tanto en Ceuta como en Melilla.
Documentaci¨®n
"De todos modos, aqu¨ª ya hay una diferencia entre las dos ciudades", explica Al¨ª. "Mientras que en Melilla hay muchos musulmanes que no tienen ninguna clase de documentaci¨®n, en Ceuta las autoridades espa?olas han tenido m¨¢s cuidado de que no entraran marroqu¨ªes de forma incontrolada". De hecho, desde comienzos de los a?os setenta, y gracias a una decisi¨®n del entonces comandante general, general Fern¨¢ndez Vallesp¨ªn, los trabajadores de origen marroqu¨ª en Ceuta deb¨ªan ser incluidos en el r¨¦gimen com¨²n de la Seguridad Social.
Este hecho no se produce en Melilla hasta 10 a?os despu¨¦s. De ah¨ª que para los empresarios melillenses fuera m¨¢s rentable contratar trabajadores de origen marroqu¨ª que espa?oles, por muy indocumentados y diferentes que fueran.
Sin embargo, la llegada masiva de marroqu¨ªes a Ceuta se produce, seg¨²n el actual alcalde de Ceuta, Aurelio Puya, cuando, tras el cierre de la verja de la ciudad -puerto franco-, se convierte en una peque?a potencia comercial. "Entre los a?os 1973 y 1979 se instal¨® en Ceuta la mayor¨ªa de los musulmanes que viven actualmente aqu¨ª. De hecho, la frontera no est¨¢ todav¨ªa completamente impermeabilizada. De ah¨ª viene buena parte de nuestros problemas", concluye Puya.
Ni Mohamed Al¨ª ni Ahmed Subaire, el l¨ªder musulm¨¢n m¨¢s respaldado en Ceuta, quieren entrar en la pol¨¦mica de fondo sobre la espa?olidad de Ceuta, al contrario de lo ocurrido en el caso de Dud¨². "?se no es asunto nuestro. Mi patria es el lugar donde vivo, donde est¨¢ mi familia y me encuentro en paz", resume Subaire.
"Nunca mezclamos a Marruecos en esto", opina tambi¨¦n Am¨ªn Mohamed, quien rechaza adem¨¢s que Dud¨² pueda haber mantenido ninguna vinculaci¨®n con el rey de Marruecos. "Hassan II es un pura sangre. ?l no tendr¨ªa necesidad de utilizar a una persona torpe como Dud¨²".
Al¨ª llega m¨¢s lejos al afirmar: "Para todos est¨¢ claro que el destino de Ceuta y Melilla no depende de que los musulmanes luchemos m¨¢s o menos por nuestros derechos. Es una cuesti¨®n de Estado entre Espa?a y Marruecos".
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