Un precursor m¨¢s all¨¢ del 'pop'
A partir de ayer se puede visitar en el Centro de Arte Reina Sof¨ªa la exposici¨®n Jasper Johns, obra gr¨¢fica: 1960-1985, exposici¨®n itinerante que ha organizado el Museo Moderno de Nueva York (MOMA), donde se exhibi¨® durante la primavera y el verano pasados. No creo que sea necesario insistir sobre la importancia de Jasper Johns-(1930), considerado internacionalmente como uno de los m¨¢s relevantes creadores de vanguardia en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, ni tampoco sobre el inter¨¦s espec¨ªfico que posee su obra gr¨¢fica, no s¨®lo como testimonio revelador de su peculiar sistema de trabajo sino tambi¨¦n como modelo general que ha modificado la forma de entender y usar esta t¨¦cnica. De hecho, con una u otra orientaci¨®n o planteamiento se vienen realizando desde hace algunos a?os exposiciones que abordan la rica y compleja obra gr¨¢fica de Johns, entre las que me limitar¨¦ a citar tan s¨®lo la de Working proofs (Pruebas de estado), ya que ¨¦sta, asimismo de car¨¢cter itinerante, recal¨® en Barcelona en 1980.Creo, no obstante, que ninguna de las precedentes se puede comparar a la que ha dise?ado el MOMA y ahora nos visita. En primer lugar porque aborda el asunto desde todas las perspectivas y per¨ªodos, pero adem¨¢s, en segundo, por la inclusi¨®n en ella de piezas de excepcional valor hist¨®rico. Por otra parte, la seriedad conceptual y el sentido did¨¢ctico, que caracterizan positivamente el modo con que el MOMA plantea sus muestras retrospectivas, se ven aqu¨ª reflejados en una h¨¢bil combinaci¨®n entre el ordenamiento cronol¨®gico y serial, siendo este ¨²ltimo aspecto fundamental en Johns, centrado obsesivamente en unos temas fijos.
Jasper Johns, junta con Larry Rivers y Robert Rauschenberg, pertenece a una generaci¨®n puente entre los grandes maestros del expresionismo abstracto y el pop de los a?os sesenta, con el que, abusivamente, a veces se le suele confundir. Desde luego, con sus pinturas y esculturas de los a?os cincuenta se constituy¨® en un precedente b¨¢sico del pop, pero la verdad -es que su mundo cabe a duras penas en los moldes estereotipados del pop. Por ejemplo: en Johns es impensable prescindir de la huella f¨ªsica de la mano del pintor, que es de un virtuosismo absolutamente fuera de lo com¨²n, como tambi¨¦n es imposible prescindir o minimizar la t¨¦cnica, compleja y densa hasta lo dram¨¢tico, una obsesi¨®n central en toda su trayectoria. De manera que esa neutralizaci¨®n extrema de lo subjetivo hasta dejar la obra en una pura imagen mental, prescindiendo de la manualidad en favor de una producci¨®n mecanizada, tal y como ha sido habitual en algunas de las figuras del pop, en Johns no pasa de ser un mero simulacro.
Al fijar sus preferencias en la trilog¨ªa C¨¦zanne-Picasso-Duchamp, ¨¦l mismo ha explicado los factores esenciales que constituyen su complejo sistema creador. El modo violentamente directo que Picasso ten¨ªa para atacar cualquier asunto, la pureza mental de Duchamp y la cualidad sinest¨¦tica de C¨¦zanne son, en efecto, seg¨²n sus propias palabras, las claves de esta admiraci¨®n.
El sentido ¨²ltimo de la posici¨®n adoptada por Johns quiz¨¢ haya que buscarlo en la forma como reaccion¨® frente al expresionismo abstracto, cuyo pictoricismo fue llevado hasta unas extremas consecuencias no imaginadas por ¨¦ste: absolutizando a¨²n m¨¢s la pintura sin que quedaran restos del sujeto.
Cualquier tema cotidiano es bueno como motivo para Johns -una bandera, una diana, una lata de cerveza, una linterna, etc¨¦tera-, porque la trivialidad de cualquiera de estos soportes deja crudamente al desnudo la esencia material de la pintura. La aut¨¦ntica dimensi¨®n perversa e ir¨®nica de Johns aflora mucho m¨¢s all¨¢ de la reivindicaci¨®n de los objetos dom¨¦sticos cuando, aprovech¨¢ndose de su labilidad, nos plantea los m¨¢s sofisticados problemas t¨¦cnicos y art¨ªsticos.
Contra lo que un sector importante de la cr¨ªtica quiso reprocharle en un principio, compar¨¢ndolo desfavorablemente con Rauschenberg, porque -seg¨²n ella- Johns se limitaba a barnizar con calidades virtuosas de la mejor pintura los objetos vulgares, como si se tratase de un h¨¢bil truco para hacer respetable este nuevo estilo provocador, en la actu¨¢lidad casi todo el mundo lo reconoce como uno de los artistas m¨¢s exigentes y sutiles de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Es, desde luego, el m¨¢s brillante seguidor intelectual de Duchamp, perd tambi¨¦n el m¨¢s heterodoxo, porque, incre¨ªblemente, no renuncia a nada, integrando las dimensiones, t¨¦cnicas y experiencias m¨¢s ins¨®litas que quepan en un artista que ha pensado profundamente el destino hist¨®rico de la vanguardia. Es algo que se aprecia con claridad incomparable precisamente a trav¨¦s de su maravillosa trayectoria como autor de obra gr¨¢fica.
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