El banquero y el empresario
"Las obligaciones se extinguen por el pago o cumplimiento...". C¨®digo Civil, art¨ªculo 1.156, C. Llevo 20 a?os ejerciendo la profesi¨®n de banquero, que es una de las m¨¢s dif¨ªciles y complejas del mundo de la econom¨ªa de mercado. Al parecer, en los pa¨ªses comunistas, donde tambi¨¦n existe la profesi¨®n, la situaci¨®n es m¨¢s sencilla, pues el poder p¨²blico arbitra los conflictos de intereses. En Espa?a, la convivencia con fenicios, cartagineses, romanos, ¨¢rabes, jud¨ªos y otras culturas nos ha llevado en los tiempos m¨¢s recientes a imaginar que lo mejor es "tirar la piedra sobre el tejado del pr¨®ximo y esconder la mano". Por tanto, que se me permita expresar mi repulsa sobre ciertos comportamientos socioecon¨®micos que la opini¨®n p¨²blica aplaude porque sancionan al banquero.Existe una vieja discusi¨®n en torno a la cuesti¨®n que consiste en determinar si la banca es o no es un servicio p¨²blico. Si por servicio p¨²blico entendemos aqu¨¦l que est¨¢ a disposici¨®n de todo ciudadano, no cabe duda que la banca lo es. Si en cambio pensamos que servicio p¨²blico es sin¨®nimo de gratuito, no cabe duda que cometemos un error. Para ello nos basta comparar el funcionamiento de la banca con el de la Administraci¨®n p¨²blica. La Administraci¨®n p¨²blica presta servicios gracias al pago de impuestos; no es ni un concepto ni un servicio gratuito. D¨ªganme por qu¨¦ la banca debe ser un servicio gratuito si no percibe ning¨²n tipo de subvenci¨®n.
La banca administra un producto -o materia prima- denominado dinero. Sin ella las relaciones econ¨®micas volver¨ªan a la ¨¦poca del trueque. Un sistema financiero moderno apoya, acompa?a y facilita el desarrollo de una sociedad cuyos intercambios son complejos y sofisticados.
La banca es ante todo una empresa. Esta empresa tiene por objetivo el beneficio; por objeto, el negocio del dinero, y como medios, locales, m¨¢quinas, experiencia y personal. Todo razonamiento que derive de estos par¨¢metros supone desvirtuar los mecanismos b¨¢sicos del sistema, protegidos por nuestro derecho y nuestra propia Constituci¨®n, cuyo art¨ªculo 38 reconoce la libertad de empresa en el marco de la econom¨ªa de mercado.
Por consiguiente, los clientes, ciudadanos y contribuyentes, deben exigir a la banca que sea eficaz, segura y din¨¢mica. No pueden, ni deben, exigir regalos cuyo coste disimulado alguien paga. Como bot¨®n de muestra quisiera recordar a los lectores los centenares de railes de millones de pesetas que ha costado al pa¨ªs la crisis bancaria. ?Lujos y derroches de un pa¨ªs rico!
Obligaciones del empresario
El empresario es un jefe de orquesta. Es una persona que combina, asocia y equilibra los distintos factores de producci¨®n: t¨¦cnica, materias primas, fuerza laboral y capital. Del resultado de este matrimonio entre los distintos elementos constituyentes depende su resultado final.
La larga crisis econ¨®mica, de la que apenas hoy empezamos a recuperarnos, nos ha llevado en m¨²ltiples ocasiones a practicar soluciones basadas en un pacto de pobreza. La regla aplicada consist¨ªa en repartir los esfuerzos con el fin de permitir a la empresa en dificultades que sobreviviera, y de esa manera evitar da?os mayores para los trabajadores, proveedores, Administraci¨®n p¨²blica y banqueros.
Lo malo de estas pr¨¢cticas es que tienden a generalizarse y a degenerar. Se generalizan porque la mayor¨ªa de los empresarios est¨¢ convencida de que, frente al problema que supondr¨ªa el cierre y liquidaci¨®n, de la sociedad, las dem¨¢s partes interesadas se sacrificar¨¢n. Hasta cierto punto m¨¢s de un empresario ha podido permitirse alegr¨ªas propias de trapecista porque sab¨ªa que pod¨ªa contar con una red de seguridad. Si a esto a?adimos que no existe en Espa?a la noci¨®n de delito econ¨®mico, est¨¢ claro que m¨¢s de un empresario deshonesto se permite el lujo de suspender pagos porque sabe que no sufrir¨¢ ning¨²n castigo y que adem¨¢s podr¨¢ continuar desarrollando sus negocios. Adem¨¢s, estas pr¨¢cticas degeneran y obligan a que sean siempre los mismos los que resultan da?ados. Poco a poco, y sin darnos cuenta, hemos construido un trono a la irresponsabilidad. Desgraciadamente son muchos los empresarios que han perdido el respeto hacia lo pactado y que, en particular, consideran que la banca est¨¢ para pagar y soportar. Creo que toda la profesi¨®n bancaria deber¨ªa reaccionar y exigir mayor rigor en pro de la defensa de sus intereses.
El banquero no debe olvidar lo que es: un proveedor de servicios y dinero, y no debe asociarse al futuro de sus clientes para salvar la situaci¨®n del d¨ªa. Sobre todo cuando se tiene en cuenta que, si por ventura se restablece la salud de su cliente, ¨¦ste ser¨¢ el beneficiario de la situaci¨®n y jam¨¢s ofrecer¨¢ compensaciones a aquellas partes que en su d¨ªa hicieron los mayores sacrificios.
Por ¨²ltimo. quisiera recordar que un banquero es un empresario m¨¢s. Le corresponde defender el futuro de su empresa, es decir, el futuro de su plantilla y el ahorro que depositantes y accionistas le han confiado. No se puede ni se debe pactar nada que vaya en contra de estos intereses. Como banquero no me considero tibur¨®n ni capitalista salvaje. Me considero responsable.
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