Los estudios romanos de Cinecitt¨¢ cumplen 50 a?os
Tras sucesivas crisis, la casa de Fellini vuelve a cobrar vida
Este complejo romano de cinematograf¨ªa fue siempre un mito, calificado de "gran teatro de los milagros" o de "Hollywood del T¨ªber". Como se ha dicho, la historia de Cinecitt¨¢ coincide con los ¨²ltimos 50 a?os de historia de este pa¨ªs. Porque de aquellos estudios, a trav¨¦s del cine, se ha podido tener una radiograf¨ªa aut¨¦ntica de la agitada y so?adora historia de la primera rep¨²blica italiana.
Naci¨® como un sue?o de grandeza de Benito Mussolini, el Duce, que la concibi¨® el 29 de enero de 1936 con la finalidad megal¨®mana de deslumbrar al mundo. Se inaugur¨® el 28 de abril de 1937, s¨®lo 15 meses m¨¢s tarde, uri verdadero r¨¦cord mundial.
Pero de aquel parto de grandeza fascista, que el mismo Mussolini quiso filmar como sinti¨¦ndose el gran cineasta del mundo, los artistas italianos supieron sacar partido, convirtiendo a Cinecitt¨¢ en el mundo de los sue?os m¨¢s vivos de todos los italianos, en la meca de los mejores actores extranjeros.
Los estudios, considerados en su aspecto t¨¦cnico como los mejores del mundo, lograron atraer a actores de la talla de Tyrone Power, Robert Taylor,Ava Gardner, Humphrey Bogart, Orson Weiles, Rock Hudson, Henry Fonda y Richard Burton. Y no s¨®lo actores, sino tambi¨¦n grandes directores de cine se trasladaron en los a?os de oro a Cinecitt¨¢, considerada ya un verdadero Hollywood europeo. Entre ellos, Wyler, Le Roy, Zinnemann, Vidor, Mankiewicz, Clair, Herbier, Renoir y Duvivier.
Conquistar el mundo
Fueron los a?os en los que por Cinecitt¨¢, como por el para¨ªso del espect¨¢culo, pasaron tambi¨¦n todos los mejores creadores del cine italiano que acabar¨ªa conquistando el mundo: Visconti, De Sica, Rossellini, Germi, De Sar¨ªctis, Comencini, Antonioni, Zurlini, Rossi, Vancini, Pasolini, Lizani, Bellocchio, Liliana Cavani, Ferreri, Taviani, Scola. Y, por supuesto, Federico Fellini, quiz¨¢ el ¨²nico que desde su primera pel¨ªcula, I vitell¨®ni, hasta la ¨²ltima, todav¨ªa sin estrenar, Entrevista, rod¨® todo, exceptuadas algunas escenas de dos de sus pel¨ªculas, en Cinecitt¨¢.Los a?os cincuenta y sesenta fueron la gran explosi¨®n de este lugar, cuando m¨¢s que unos estudios de cine significaron una gran f¨¢brica de sue?os para tantas familias que corr¨ªan llevando a sus hijos con la esperanza de que pudiesen ser elegidos como actores. Pero ya antes, durante los a?os duros de la guerra, fue como el sue?o de cada italiano, que ten¨ªa la esperanza de poder actuar por lo menos como comparsa y asegurarse as¨ª -ya que pagaban maravillosamente- el pan para unos d¨ªas.
As¨ª empez¨® la historia de uno de los actores c¨®micos m¨¢s amados en este pa¨ªs, Alberto Sordi, que cuenta hoy que se sub¨ªa a los camiones abarrotados que recog¨ªan a los j¨®venes en el centro de Roma para hacer de comparsas en las grandes producciones como Cleopatra, Quo vadis?, Ben Hur o Guerra y paz, pel¨ªculas en las que llegaron a trabajar hasta 10.000 personas.
Sordi cuenta que eran tantos que nunca consigui¨® ver su cara m¨¢s tarde en la pantalla. Hab¨ªa empezado como comparsa en Scipione l'Africano, la primera pel¨ªcula deseada por Mussolini para celebrar la victoria del Imperio. Los comparsas entonces eran tratados a puntapi¨¦s, y una vez el c¨®mico romano, para defenderse contra uno de los capa taces que le amenazaba, se invent¨® que era amigo del hijo del Duce. Aquella mentira, recuerda hoy Sordi, fue la que le permiti¨® "ganar m¨¢s" y poder seguir trabajando, pero "tras haber pasado por un verdadero calvario".
Eran a¨²n los a?os previos a la que deb¨ªa ser m¨¢s tarde la edad de oro de Cinecitt¨¢. La guerra la hab¨ªa dejado como un desierto. Despu¨¦s fue convertida en un campo de refugiados y de gente abandonada. S¨®lo de las cenizas -de la guerra los nuevos artistas y creadores, ya antifascistas, lleva ron a su m¨¢ximo esplendor a Cinecitt¨¢.
A partir de entonces cambia, porque cambia tambi¨¦n el modo de hacer cine. Los t¨¦cnicos italianos hicieron el milagro de convertir los estudios en el ¨²nico centro cinematogr¨¢fico mundial en el que se pod¨ªa realizar el ciclo completo de una pel¨ªcula sin salir. Fue cuando Fellini hasta lleg¨® a hacer construir un transatl¨¢ntico de cart¨®n para una de las escenas m¨¢s espectaculares de Amarcord.
Pero tambi¨¦n al teatro de los milagros le lleg¨® la crisis en los a?os setenta. Era en realidad la crisis mundial del cine de Italia pago su precio. Cinecitt¨¢ volvi¨® a quedarse casi desierta.Los nuevos directores prefer¨ªan rodar fuera. S¨®lo Fellini fue fiel a su primer amor y sigui¨® trabajando en la vieja meca, porque en realidad, como ha revelado ¨¦l mismo estos d¨ªas, sus pel¨ªculas est¨¢n hechas de un mundo de sue?os y de fantas¨ªas, y para ello Cinecitt¨¢ sigue siendo el lugar ideal donde todo se puede reconstruir.
All¨ª acaba de rodar Fellini su nueva pel¨ªcula, de la que casi nada se sabe; que no tiene ni t¨ªtulo y que naci¨®, dice el gran artista de Rimini, quiz¨¢ de un sue?o en el que se vio encerrado en Cinecitt¨¢ sin poder salir si antes no rodaba una nueva pel¨ªcula. Aunque en otra ocasi¨®n asegur¨® que la idea naci¨® de una propuesta de entrevista de una hora que le hizo una emisora japonesa de televisi¨®n: "En ese caso", habr¨ªa respondido Fellini, "os hago una pel¨ªcula". De ah¨ª que el t¨ªtulo provisional sea a¨²n hoy Entrevista.
Resurgimiento
Pero tras la ¨²ltima y dura crisis, Cinecitt¨¢, que no dej¨® nunca de ser un mito mundial, ha vuelto a resurgir con fuerza gracias a su matrimonio con la televisi¨®n p¨²blica italiana, que hoy aprovecha aquel enorme conjunto para realizar no s¨®lo sus mejores programas, sino tambi¨¦n para coproducir filmes con los mejores directores italianos de cine y teatro. As¨ª hizo con la pel¨ªcula de Fellini Ginger y Fred o con El Quijote, de Maurizio Scaparro.Cinecitt¨¢ cuenta hoy con la posibilidad, quiz¨¢s ¨²nica en el mundo, de podet realizar un ciclo completo de producci¨®n. Los estudios disponen de uno de los laboratorios de revelado m¨¢s modernos del mundo, con capacidad para revelar 18 millones de metros de pel¨ªcula-al a?o. Todo controlado electr¨®nicamente y con imponentes salas de proyecci¨®n.
En cuanto a maquinaria de proyecci¨®n y dem¨¢s medios t¨¦cnicos, Cinecitt¨¢ tiene todo lo necesario y lo m¨¢s moderno que existe. Lo mismo que los montadores, que cuentan con numerosas salas a su disposici¨®n para poder trabajar en moviolas de seis y ocho platos, sin tener nunca que esperar, aunque se est¨¦n realizando ocho o 10 pel¨ªculas a la vez.
Cinecitt¨¢ es un peque?o mundo, una ciudad maravillosa donde hay de todo, desde servicios de t¨¦lex y central de tel¨¦fonos a bares, restaurantes, enfermer¨ªas y todo lo que puedan necesitar, sin salir de ella, quienes trabajan all¨ª d¨ªa y noche.
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