El gasto sanitano y la calidad asistencial
La calidad asistencial (CA) es una propiedad de la atenci¨®n sanitaria que se puede medir y en la que juega un papel fundamental la gesti¨®n de los recursos utilizados en la prestaci¨®n.de esa asistencia. Para lograr el equilibrio entre recursos y resultados (salud) eficaz y eficientemente debe establecerse una metodolog¨ªa de trabajo que contenga unos objetivos y una normativa de funcionamiento basada en unos est¨¢ndares o protocolos asistenciales previamente determinados. L¨®gicamente, estas condiciones b¨¢sicas de funcionamiento (garantes de una calidad m¨ªnima) ser¨¢n distintas para cada hospital o ¨¢rea de salud, seg¨²n sea su estructura, capacitaci¨®n t¨¦cnica y ¨¢mbito de cobertura. Para lograr estas condiciones b¨¢sicas se han. de tener en cuenta las necesidades, por un lado, y los medios para lograrlas, por otro. Las necesidades emergen del an¨¢lisis del entorno y de la demanda ciudadana. Los medios est¨¢n representados por la atenci¨®n t¨¦cnica (aplicaci¨®n de la t¨¦cnica y ciencia m¨¦dica), atenci¨®n interpersonal (relaci¨®n de profesionales y pacientes con su entorno familiar) y la atenci¨®n ambiental (amenidades u hosteler¨ªa hospitalaria).Por otra parte, de las encuestas realizadas entre profesionales y pacientes sobre el tema se deduce que para los profesionales, especialmente m¨¦dicos, lacalidad est¨¢ centrada en la salud f¨ªsica, fisiol¨®gica y capacitaci¨®n t¨¦cnica. Para los pacientes, la calidad est¨¢ en relaci¨®n fundamentalmente con las relaciones interpersonales y hosteler¨ªa, sin olvidar, naturalmente, la capacitaci¨®n t¨¦cnica del personal. La CA, por tanto, es un complejo proceso de atenci¨®n en el que participan los recursos disponibles, las relaciones interpersonales y las condi,ciones ambientales adecuadamente armonizadas, gestionadas y utilizadas a trav¨¦s de unas normas de funcionamiento que buscan un objetivo final: proporcionar al paciente el m¨¢ximo y m¨¢s completo bienestar.
El factor econ¨®mico
En la obtenci¨®n del producto final ¨®ptimo (salud) derivado del proceso asistencial juega un papel importante el factor econ¨®mico, en tanto en cuanto significa el soporte necesario para proporcionar: elementos de la estructura adecuada (recursos), soporte organizativo y gerencial y mecanismos id¨®neos para evaluar los resultados a trav¨¦s de los usuarios, es decir, el soporte adecuado de la atenci¨®n t¨¦cnica, interpersonal y ambiental.
La gestaci¨®n de la ley General de Sanidad, la reflexi¨®n sobre el funcionamiento global de la misma, la aproximaci¨®n a su saneamiento econ¨®mico y la regulaci¨®n en la asignaci¨®n de recursos econ¨®micos a la atenci¨®n primaria y hospitalaria han sido, a nuestro entender, factores condicionantes del estancamiento en la asignaci¨®n de recursos a la sanidad. En el per¨ªodo de reflexi¨®n se orden¨® el complej¨ªsimo entramado del Insalud, se puso en marcha el nuevo modelo de gesti¨®n hospitalaria (NMGH) y se impuls¨® notablemente la atenci¨®n primaria a trav¨¦s de fuertes inversiones econ¨®micas. Probablemente no sea necesario recalcar que para una correcta utilizaci¨®n de los recursos econ¨®micos en materia sanitaria es imprescindible una programaci¨®n previa que marque precisamente la direcci¨®n de las inversiones; las previsiones presupuestarias macroecon¨®micas de la reforma sanitaria deben ¨¦star avaladas, por la existencia de un programa completo de utilizaci¨®n.
Que el desarrollo de la CA no siempre va paralelo a la abundancia de recursos t¨¦cnicos, materiales y personales ha sido reconocido por numerosos estudiosos de los temas planificadores y apuntado tambi¨¦n por distintos expertos de la OMS. La programaci¨®n, adscripci¨®n y utilizaci¨®n de los recursos adecuados para obtener una calidad ¨®ptima en un ¨¢rea u hospital es precisdamente la tarea que corresponde a los planificadores y gestores sanitarios. La experiencia de los a?os sesenta y setenta nos demuestra que la abundancia de recursos, especialmente hospitalarios, no correctamente planificados conduce a la proliferaci¨®n de servicios y centros megalom¨¢nicos, productores cuando m¨¢s deasistencia puramente reparativa y paternalista, carentes de la calidad adecuada.
Hoy en d¨ªa algunas de estas caracter¨ªsticas perduran en algunos de nuestros centros asistenciales, cuyas estructuras rechinan ante cualquier situaci¨®n de reforma, cambio de funcionamiento o modificaci¨®n de h¨¢bitos establecidos. No es justo, pues, achacar a la limitaci¨®n de los recursos econ¨®micos la causa fundamental de la supuesta mala calidad asistencial. Se necesita previamente establecer programas de trabajo concretos y objetivos claros, as¨ª como adecuada utilizaci¨®n de todos nuestros recursos. En este sentido es fundamental que el ciudadano medio conozca las posibilidades de nuestros sistemas de atenci¨®n para que aprenda a demandar los servicios que pueda recibir. Es necesario erradicar h¨¢bitos y dependencias trasnochadas y asumir sin demagogia y objetivamente que los recursos p¨²blicos (econ¨®micos y tecnol¨®gicos) han de ser puesto a disposici¨®n de la atenci¨®n, docencia e investigaci¨®n, debidamente combinados con una adecuada remuneraci¨®n del personal, capacitaci¨®n profesional, buena disposici¨®n al reciclaje peri¨®dico y suficiente motiyaci¨®n.
El ciudadano tiene que saber que la calidad asistencial es un proceso complejo y multidisciplinario que conlleva una metodolog¨ªa sistem¨¢tica de trabajo, responsabilidad y disciplina en la atenci¨®n, capac¨ªtaci¨®n t¨¦cnica, as¨ª como determinadas condiciones ambientales, factores todos ellos no condicionados estrictamente por la asignaci¨®n de recursos econ¨®micos. Una vez m¨¢s, la educaci¨®n y la cultura juegan un papel fundamental para el conocimiento de nuestros derechos y obligaciones.
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