Defectos del sistema
Es digna de agradecer la serie de art¨ªculos que EL PA?S ha encargado a excelentes colaboradores bajo el t¨ªtulo de Los defectos del sistema pol¨ªtico espa?ol. Formalmente, estos art¨ªculos se componen casi en su totalidad de una exposici¨®n de esos posibles defectos del sistema detectados por el autor y de un an¨¢lisis de sus causas, para acabar en una breve enumeraci¨®n de soluciones y ordenaci¨®n de objetivos para actuar de acuerdo con los medios con los que contamos.Todo esto supone un ejercicio did¨¢ctico importante de cara a los lectores, ya que imagino que la voluntad de la redacci¨®n de EL PA?S no ha sido pretender aleccionar a nuestros gobernantes. Desde este punto de partida clarificado, y sabiendo como sabemos que cuanto m¨¢s general es el problerna a tratar menos se puede abordar desde una respuesta un¨ªvoca, esperamos los lectores de este diario que la secci¨®n Cartas al Director se abra -a¨²n un poco mas- admitiendo trabajos de reflexi¨®n y de r¨¦plicas en este sentido.
De forma telegr¨¢fica y para dejar mas espacio a otros escritos ni e permito sugerir lo siguiente:
1. El discurso democr¨¢tico es m¨¢s f¨¢cilmente convertible en acci¨®n pol¨ªtica estable cuanto m¨¢s rico es el pa ¨ªs de que se trate. Tratar de insistir en proclamas gratuitas -abultadas y desajustadas- a la soberan¨ªa popular y al r¨¦gimen de libertades de unos ciudadanos con los bolsillos vueltos y con un ¨ªndice de paro que duplica a sus vecinos comunitarios resulta, cuando menos, de dudoso gusto. Visto lo anterior, y con un elemental elnismo, ?c¨®mo nos enriquecer¨ªamos m¨¢s r¨¢pidamente? ?Vendiendo moda, ingenier¨ªa o armamento? ?Vendiendo la arruga bella, proyectos de obras p¨²blicas y obuses para arrugar carros de combate y tambi¨¦n los carros de combate?
2. Nuestros pol¨ªticos han aprendido a convivir con los grandes problemas y, en vi sta de que ¨¦stos nunca se solucionan del todo (de que incluso pueden empeorar por momentos, a pesa de todo su mejor hacer), a convivir- con ellos de la mejor manera posible, es decir, en una demostraci¨®n de que -como era pertinente- algunos privilegios consustanciales al poder han cambiado de manos. No que tales privilegios hayan desaparecido, ni siquiera disminuido lo m¨¢s m¨ªnimo. Siendo esto algo que no les poderrios achacar, todav¨ªa esperamos que esa relativizaci¨®n que ellos han experimentado desde el poder nos la transmitan paulatlinamente con todo el respeto debido.
3. Al hablar del fortalec¨ªmiento del r¨¦gimen de libertades, no debemos olvidar que suponiendo esta tarea una dedicaci¨®n constante, es tambi¨¦n siempre proclive a la mejora y que esto complica mucho a la hora de las definiciones y de las cr¨ªticas. Y que para consensuar de la mejor manera esta pr¨¢ctica son imprescindibles los grandes pol¨ªticos como int¨¦rpretes m¨¢s cualificados de la democracia, y como los m¨¢s observados, que la personalizan desde sus h¨¢bitos y que la dan teniperatura con sus discursos. Para m¨ª, Tierno era uno de los que entraban en esta clasificaci¨®n. Pienso, por otra parte, que los buenos pol¨ªticos son aquellos que saben decir al pueblo en cada momento lo que ¨¦ste quiere o¨ªr. Por eso son tan expresivos hoy los silencios prolongados de Felipe Gonz¨¢lez. Por eso cae tan bien el se?or Solchaga
Javier Quintano. .
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