La pel¨ªcula sovi¨¦tica 'El tema', de Panfilov, fue galardonada con los principales premios
'El a?o de las luces' de Fernando Trueba gan¨® un Oso de Plata
ENVIADO ESPECIAL, El tema, pel¨ªcula sovi¨¦tica de Glev Panfilov, fue premiada anoche por el jurado internacional de Berl¨ªn 87 con el Oso de Oro, m¨¢ximo galard¨®n oficial del concurso, adem¨¢s de los dos m¨¢s prestigiosos premios no oficiales. El Premio Especial del Jurado fue para la japonesa El mar y el pez. El italiano Gian Maria Volont¨¦ y la brasile?a Ana Beatriz Nogueira ganaron los Osos de Plata al mejor actor y a la mejor actriz. Oliver Stone fue considerado el mejor director por Platoon, y el espa?ol Fernando Trueba gan¨® con El a?o de las luces uno de los restantes Osos de Plata.
El a?o de las luces gan¨® merecidamente un Oso de Plata -compartido por Cr¨®nica de mis amores, de la h¨²ngara Marta Meszaros- por la mejor aportaci¨®n individual", justificaci¨®n que nadie entiende bien y cuya confusi¨®n completa algunos otros disparates cometidos por el jurado internacional, presidido por el actor austriaco Klaus Maria Brandauer.Graves ausencias
Hay tres flagrantes meteduras de pata en la lista oficial de premios. Las dos primeras hay que buscarlas fuera de ella, en dos incomprensibles ausencias: la del director franc¨¦s Claude Chabrol, que, con M¨¢scaras, ha realizado una excelente pel¨ªcula, y, sobre todo, la de Philippe Noiret, protagonista de este filme, en el que hace un alarde de facultades y de imaginaci¨®n.
La interpretaci¨®n de Noiret en M¨¢scaras es mucho m¨¢s meritoria que la de Volont¨¦ en El caso Moro. ?ste compone con buena t¨¦cnica y con veracidad f¨ªsica un personaje monocorde y f¨¢cil para un actor de su experiencia, mientras que Noiret afronta en M¨¢scaras una tarea mucho m¨¢s. compleja, de la que muy pocos actores saldr¨ªan airosos, pero en, la que ¨¦l se desenvuelve con un dominio sorprendente y en la que alcanza alturas de creatividad muy superiores que las de Volont¨¦ en El caso Moro.
El tercer absurdo del jurado s¨ª que est¨¢ dentro de su lista de premios: la concesi¨®n de un Oso de Plata al filme norteamericano de Randa Haines Hijos de un dios menor, otorgado, seg¨²n el jurado, "por la sensibilidad con que trata un tema fr¨¢gil en forma espectacular".
Estamos ante otra confusa justificaci¨®n, en la que la palabra sensibilidad deber¨ªa haber sido sustituida por la de sensibler¨ªa, para as¨ª hacer justicia a la verdadera naturaleza de este mediocre filme, producto de puro consumo, en el que s¨®lo hay que destacar -y el jurado no lo hace- la buena t¨¦cnica de su protagonista, William Hurt, que, no obstante, est¨¢ aqu¨ª much¨ªsimo menos inspirado que otras veces.
Otro aspecto muy discutible de la lista de premios es la concesi¨®n del segundo, el Oso de Plata Especial, a El mar y el pez, dirigida por Kei Kumai, pel¨ªcula japonesa que cuenta un suceso real y estremecedor, pero que lo hace con recursos forma les mucho m¨¢s limitados que lo que exig¨ªan las posibilidades del contenido argumental de la pel¨ªcula.
El mar y el pez es el mejor relato de todos los presentados a concurso en Berl¨ªn 87, pero, sin duda, es tambi¨¦n uno de los peor relatados. Se trata de una pel¨ªcula que cuenta una terrible verdad, en ocasiones mediante la mentira, y esto deteriora seriamente un proyecto cinematogr¨¢fico de altura, que baja muchos quilates por su planteamiento moralista y a veces incluso falsario.
Otros premios
Los restantes premios son lo siguientes: Oso de Oro al mejor cortometraje para Curriculum vitae, del checoslovaco Pave Koutsky, y Oso de Plata al mejor director de cortometraje para los norteamericanos John Lassiter y Bill Reeves, por su Luxo Jr.
Finalmente, el reci¨¦n creado Premio Alfred Bauer, en honor del recientemente fallecido fundador de este festival, con el que se quieren destacar los trabajos de vanguardia o las innovaciones en ellenguaje cinematogr¨¢fico, que fue concedido a la pel¨ªcula francesa Mala sangre, del joven Leos Carax.
Es un premio justo, pero lo cierto es que Mala sangre no ten¨ªa otra oposici¨®n que la de La muerte de Emp¨¦docles, de JeariMarle Straub, y las innovaciones que este ¨²ltimo aporta ya las hizo, y much¨ªsimo mejor, hace 20 a?os. Por su parte, Carax tampoco trae en Mala sangre ninguna novedad seria, pero hay en la pl¨ªcula una sensaci¨®n de esfuerzo y de camino abierto que contrasta con la est¨¦ril, agresiva y petulante encerroria de Straub dentro de sus limitaciones.
Vodkacola
Desde que se proyect¨® El tema nadie dudaba de que el Oso de Oro ir¨ªa a parar al excelente filme del sovi¨¦tico Glev Panfilov. Inesperadamente se anunci¨® que Panfilov se hab¨ªa marchado anteayer de Berl¨ªn y esto cambi¨® los pron¨®sticos iniciales. Pero estos al final se cumplieron y el cineasta ruso volvi¨® anoche a Berl¨ªn a tiempo de recoger su estatuilla en el escenario del Zoo Palast. Junto a ¨¦l estuvo Klimov, cabeza indiscutible del movimiento de democratizaci¨®n que ha emprendido el cine sovi¨¦tico.De esta manera, el gran premio de Berl¨ªn se ha convertido en un signo pol¨ªtico: el de la solidaridad de los cineastas occidentales con la gran aventura de la libertad que los cineastas sovi¨¦ticos est¨¢n emprendiendo y en la que no parecen estar dispuestos a dar marcha atr¨¢s.
El gesto pol¨ªtico de Panfilov de compartir simb¨®licamente su premio con el representante de todos sus colegas en la URSS fue inteligente. Klimov gano tambi¨¦n anoche su Oso de Oro he hizo as¨ª que esta victoria no lo sea s¨®lo de un cineasta libre de su pa¨ªs, sino una victoria de la libertad de los hombres del cine sovi¨¦tico.
Aunque s¨®lo sea porque en ¨¦l se ha gestado este signo de solidaridad, el festival Berl¨ªn 87 -al que se ha llamado el "festival de la vodkacola"- ha merecido la pena y pasar¨¢ a la historia del cine europeo como aquel en que se demoli¨® un muro invisible, precisamente aqu¨ª junto al otro muro, el de ce mento armado y alambre de espinos, mucho m¨¢s dificil de derribar.
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