Rafael Canogar vuelve a exponer en Par¨ªs
Retrospectiva en Montparnasse del pintor toledano
Rafael Canogar expuso por ¨²ltima vez en Par¨ªs en 1975. Sus figuras humanas, extra¨ªdas de la imaginer¨ªa sin color de las masas en ebullici¨®n, impresionaban entonces a una Europa que contemplaba a Espa?a como un continente de opresi¨®n, de sangre y de rebeld¨ªa. La figuraci¨®n realista del pintor se expon¨ªa al lado de expresiones del sufrimiento en los campos de concentraci¨®n o de las persecuciones de las dictaduras latinoamericanas. Doce a?os despu¨¦s todo ha cambiado: Espa?a y Canogar. Tambi¨¦n su pintura, llena de colores limpios y de expresionismo l¨ªrico, en la que la figuraci¨®n reaparece en formas esquem¨¢ticas y reiteradas como emblemas: una cabeza, unas botellas, unas flores.
Su ¨²ltima gran retrospectiva en Espa?a, expuesta en la Biblioteca Nacional de Madrid en 1982, no permiti¨® ver todav¨ªa esta ¨²ltima etapa del pintor, en la que hay claras referencias al cubismo anal¨ªtico y a las vanguardias, de las que bebi¨® toda su generaci¨®n en los a?os cincuenta, pero tambi¨¦n a la figura solitaria de Morandi.La obra ¨²ltima del pintor toledano se expone, junto con una amplia muestra de sus distintas etapas, en la retrospectiva que ofrece el Paris Art Center, un espacio limpio y recoleto en un patio tranquilo de la Rue Falguiere, de Montparnasse.
Los ¨®leos de sus ¨²ltimos 12 a?os, los vol¨²menes en poli¨¦ster del realismo cr¨ªtico y las pinturas informalistas cuelgan juntas y ordenadas en este pabell¨®n parisiense -que fue el estudio de Brancusi- hasta el 30 de abril, para viajar despu¨¦s del verano al Museo de Arte de Bochum (Rep¨²blica Federal de Alemania), y m¨¢s tarde a Finlandia. En la parte superior del antiguo estudio del artista rumano, adonde se sube por una escalera de madera, est¨¢n las obras m¨¢s antiguas, las de la ¨¦poca de El Paso y las del realismo comprometido.
"Se puede hacer pintura abstracta, pero no tiene nada que ver con la filosof¨ªa del informalismo, a pesar de que obras abstractas de hoy podr¨ªan pasar por las de los a?os cincuenta. Ser¨ªa disparatado tambi¨¦n hacer una pintura figurativa realista. El per¨ªodo del informalismo fue un descubrimiento para el mundo. Luego pas¨® la euforia y lleg¨® un tiempo de olvido", dice Canogar.
Pero la etapa de El Paso no es una losa para Canogar: "Naci¨® y muri¨® en el momento oportuno. Me encuentro m¨¢s cerca de los j¨®venes que de mi generaci¨®n. Aunque es cierto que entonces yo era el m¨¢s joven del grupo. Viola, que acaba de morir, me llevaba 20 a?os. En cuanto al per¨ªodo realista, corresponde a un momento muy concreto. Responde a la crisis posterior al informalismo. La pintura testimonial europea es paralela al pop-art y al minimalismo, pero tambi¨¦n al mayo de 1968".
Una retrospectiva es tambi¨¦n una ocasi¨®n para mostrar los cambios y las contradicciones del pintor. "Estoy acostumbrado a los riesgos del cambio, aunque creo que no cambio tanto como pueda parecer. Todos los pasos son duros y dolorosos. Cada movimiento y cada evoluci¨®n han sido como un doloroso parto. Cada uno busca unas razones en su trabajo. El m¨ªo ha sido tratar de dar testimonio de una realidad cambiante. Morandi, cerrado en su estudio, hizo una obra important¨ªsima al margen de lo que suced¨ªa en el exterior. Creo que pertenezco m¨¢s a este tipo de artistas. Si yo hice pintura figurativa y testimonial fue porque me influyen determinadas situaciones. Pero por otra parte la capacidad de asimilaci¨®n es enorme y esto afecta a la obra de arte. Por eso hay que estar alerta y saber cambiar".
El trecho que va de la figura humana a la abstracci¨®n de unas pinturas uniformes, de pinceladas gruesas y monocolores, est¨¢ claramente explicado en la exposici¨®n. "En 1975 vuelvo a la abstracci¨®n, pero con un esp¨ªritu muy distinto al de la primera etapa. Nadie es una isla. Una vez superadas ciertas situaciones sociales y pol¨ªticas me interesaba sentirme libre, aportar mi yo personal. Con la democracia, Espa?a se incorpora al mundo como un pa¨ªs m¨¢s, quiz¨¢ incluso perdiendo algo muy suyo. Pero llega un momento en que ya no hab¨ªa evoluci¨®n posible y me plante¨¦ volver a la imagen. La excusa o el motivo son el homenaje a Julio Gonz¨¢lez y la referencia al cubismo. En arte se ha llegado a un techo, y ahora es necesario mirar hacia atr¨¢s. Como dice Bonito Oliva, hay que saber mirar la historia del arte sin nostalgia, tomar todo lo que sea ¨²til y positivo. Hay que ir a las fuentes de la pintura contempor¨¢nea, donde Espa?a tiene mucho que decir".
Expresi¨®n m¨¢s personal
Desde el a?o 1982 hasta 1987, mientras reaparecen sobre las telas los trazos de objetos y rostros que evocan las cabezas de Gonz¨¢lez, pero por una extra?a casualidad tambi¨¦n las de Brancusi, la pintura de Canogar deriva progresivamente hacia la expresi¨®n m¨¢s personal y po¨¦tica. "Me encantar¨ªa llegar a ser un pintor l¨ªrico", afirma. "Nunca hab¨ªa utilizado el color con ese detenimiento. Estaba m¨¢s ocupado en la urgencia expresiva, para la que me bastaba una utilizaci¨®n econ¨®mica de los colores. ?ste es un per¨ªodo m¨¢s reflexivo, menos marcado por la ansiedad. Ahora estoy trabajando con la figura humana, no s¨®lo con la m¨¢scara o la cabeza. Algunos artistas son muy rigurosos por miedo a la contradicci¨®n. A m¨ª me importa menos".El retorno al mundo interior y al individuo no significa la p¨¦rdida de referencias pol¨ªticas. Canogar no es un artista que haga abstracci¨®n las condiciones de mercantilizaci¨®n del arte actual: "El mundo del arte est¨¢ muy mercantilizado, y esto encasilla y fuerza a los artistas. Les impide cambiar incluso. Se les coharta su libertad. Esto no sucede en otras artes".
Canogar, que ha tenido cortas y nada provechosas experiencias en su relaci¨®n con la pol¨ªtica cultural, sintetiza su pensamiento en una sola frase, suficientemente expl¨ªcita: "El arte es peligros¨ªsimo en manos de los pol¨ªticos, porque tienen que rentabilizarlo mientras est¨¢n en el poder".
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