La mitad de los hemof¨ªlicos de la RFA, Contaminada de SIDA debido a un f¨¢rmaco
La mitad de los 6.000 enfermos de hemofilia de la Rep¨²blica Federal de Alemania es portadora del virus del s¨ªndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que les fue transmitido por un f¨¢rmaco co¨¢gulante. La industria farmac¨¦utica alemana se enfrenta ahora a una oleada de demandas de indemnizaci¨®n que podr¨ªan alcanzar un volumen de miles de millones de marcos. Una de las compa?¨ªas farmac¨¦uticas que comercializaron el coagulante factor VIII, un concentrado de plasma, la Bayer AG, ha visto caer ya r¨¢pidamente sus valores en las bolsas alemanas.
Los hemofilicos alemanes han sido tratados durante a?os con el coagulante citado, producido en gran parte con plasma de donantes norteamericanos. En Bonn, donde se, encuentra el mayor centro mundial de tratamiento de hernofilicos, se ha detectado un ¨ªndice de portadores del 60% entre los 800 enfermos. En este centro han muerto ya 29 pacientes a causa del virus del SIDA, el ¨²ltimo hace apenas tres semanas. Tambi¨¦n ha sido contagiado indirectamente el 10% de las parejas de los hemofilicos en tratamiento.Tan s¨®lo a partir de principios de 1985 comenz¨® a someterse el plasma utilizado en el tratamiento a la prueba de detecci¨®n del virus HIV. La mayor¨ªa de los enfermos fue infectada entre 1981 y 1984, y ahora concluye, al parecer, la fase de incubaci¨®n, ya que en la mayor¨ªa de los casos la enfermedad comenz¨® a manifestarse el pasado a?o.
El plasma utilizado para compensar la falta del coagulante natural factor VIII en los enfermos de hemofilia, enfermedad que afecta casi exclusivamente a los hombres, se gana a trav¨¦s de un simple proceso de centrifugado de sangre de donantes. En Estados Unidos, de donde procede la mayor parte del plasma utilizado en Europa, las compa?¨ªas farmac¨¦uticas consiguen la sangre en los barrios m¨¢s pobres, en los que, seg¨²n un portavoz de la asociaci¨®n alemana de hernofilicos, se hallan los sectores m¨¢s expuestos al contagio del virus del SIDA. Tambi¨¦n en el Tercer Mundo se produce plasma extra¨ªdo a personas que necesitan desesperadamente el dinero que reciben a cambio de su sangre.
En la RFA se utilizan anualmente 120 millones de unidades de la producci¨®n del factor VIII, pr¨¢cticamente la mitad de la cantidad consumida en Estados Unidos para abastecer a sus 25.000 hernofilicos. Altas dosis que han demostrado ser una terapia acertada, si bien extremadamente costosa.
La Seguridad Social, que desde 1975 cubre los gastos del tratamiento de hemofilicos, llega a pagar hasta 30.000 marcos (2.100.000 pesetas) diarios por un paciente. As¨ª, mientras en Estados Unidos muchos pacientes sufren graves da?os en las articulaciones, los tratados en Bonn hacen una vida pr¨¢cticamente normal.
Al alcanzar los gastos de la compra de plasma los 300 millones de marcos, m¨¢s del 2% del total de gastos farmac¨¦uticos de la RFA, la Seguridad Social y los seguros de enfermedad presionaron a los centros especializados para que, utilizaran el plasma m¨¢s barato posible lo que aument¨® r¨¢pidamente el porcentaje de dosis con el virus.
Las compa?¨ªas aseguradoras presionaron para utilizar este plasma de alto riesgo, pese a disponerse ya de un producto de la compa?¨ªa filial de Hoechst, Behring, que ofrece todas las garant¨ªas de no portar ni el virus del SIDA, a¨²n no conocido entonces, ni los causantes de la hepatitis. El producto de Behring cuesta aproximadamente el doble.
Seg¨²n la ley de productos farmac¨¦uticos, cada enfermo podr¨ªa recibir hasta 500.000 marcos (unos 35. millones de pesetas). Globalmente, la suma de indemizaciones podr¨ªa superar los 4.000 millones de marcos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.