Corbal¨¢n se?al¨® a Spriggs con el dedo

LUIS G?MEZ El Real Madrid tard¨® 25 minutos en ponerse por delante en el marcador. Tuvo que vivir de la zona, necesit¨¦ de un segundo tiempo implacable de Spriggs, de la reaparici¨®n de Iturriaga y del adolescente descaro de Cargol. Y el Estudiantes hizo vivir al rival, minuto a minuto, la hip¨®tesis de que pod¨ªa caer eliminado en cuartos de final; Gil y compa?¨ªa camparon irrespetuosamente por el parqu¨¦ durante muchos minutos y a punto estuvieron de alcanzar una ventaja terrible. Finalmente, Corbal¨¢n se incorpor¨® de su sitio en el banquillo y se?al¨® con el ¨ªndice a Spriggs.
Madrid ha ganado para su ciudad un derby en baloncesto, con partidos excitantes y de los que tienen contenido, y lo ha consolidado en esta temporada, con el Palacio de Deportes como escenario ideal. De ella se han beneficiado los ciudadanos, ambos clubes en sus recaudaciones y el Real Madrid. ?Por qu¨¦, precisamente, el Madrid?. Porque, desde que ha abierto las puertas del pabell¨®n -el s¨®tano como d¨ªcen algunos jugadores-, ha ganado una audiencia mucho m¨¢s capacitada para sostener la moral de un equipo. Ha ganado una masa s¨®lida, de las que no se lic¨²an con tantos en contra.
Cuando el Estudiantes alcanz¨® una ventaja de 14 tantos (43-57) que no supo ampliar por recrearse en la suerte, el Real Madrid era un equipo inferior. Ver a Corbal¨¢n, Biriukov o Romay mordiendo el barniz ante Gil, Montes o Pedro Rodr¨ªguez no era un espejismo porque exist¨ªa una superioridad t¨¢ctica a la hora de superar una defensa individual y una mayor agresividad para presionar sobre los madridistas en defensa. El Estudiantes que se dispuso en zona en algunos instantes, tuvo sin embargo la mala suerte de que Spriggs se convirtiera por unos minutos en un excelente tirador de media distancia Spriggs mantuvo el marcador de su equipo y contribuy¨® a que una situaci¨®n cr¨ªtica no generara en desastre.
Luego sucedi¨® que Lolo Sainz opt¨® por jugar con Biriukov e Iturriaga y que decidi¨® por fin castigar al Estudiantes con una defensa zonal que inutiliz¨® eljuego de Russell. Branson y Romay terminaron visitando el banquillo antes de tiempo y esa dif¨ªcil coyuntura la salv¨® el equipo madr¨ªdista con la soltura de Cargol, experto ya como parece en el arte de la supervivencia, acostumbrado a vivir bebiendo agua del mar o a cruzar el desierto sin cantimplora. Cargol sale a la cancha mientras los veteranos le confiesan al oido, temblorosos, entre bocanada y bocanada, entre estertores de miedo, que tranquilo, que los cartuchos enemigos son de fogueo.
Cuando Cargol se encontr¨® como ¨²nico p¨ªvot del equipo, el Madrid ganaba por cinco tantos y quedaban 10 minutos. Romay termin¨® jaleando toalla en mano sus intervenciones.
Gil se perdi¨® en el baile de pases exteriores para buscar una penetraci¨®n de Russell, mientras Russell se encontr¨® inmerso en un laberinto de jugadores rivales que no le dejaban pasillo hacia la canasta. El Estudiantes sufri¨® su habitual indigesti¨®n zonal y, para mayor escarnio, perdi¨® capacidad reboteadora. Ante esa situaci¨®n permiti¨® que el Madrid alegrara su juego. Ah¨ª lo perdi¨® todo, mientras Corbal¨¢n se incorporaba en el banquillo y se?alaba con el ¨ªndice a Spriggs.
Y si Corbal¨¢n tiene que hacer algo as¨ª en un partido de estos es que ha reconocido p¨²blicamente no s¨®lo a Spriggs si no algo m¨¢s. Ha sentenciado que un partido con el Estudiantes ya no es un choque de color. Ha dejado claro que ahora todos tienen que comer rancho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.