Mister Capra, en Washington
Frank Capra, un emigrante siciliano convertido en campe¨®n del patriotismo estadounidense en los a?os que precedieron a la II Guerra Mundial, lleg¨® a ser un nombre sagrado del cine en la ¨¦poca del optimismo democr¨¢tico creado por el New Deal del presidente Roosevelt.Inmediatamente despu¨¦s de la guerra, muerto Roosevelt, y pese a que dirigi¨® ?Qu¨¦ bello es vivir! y Estado de la Uni¨®n, dos de sus obras m¨¢s c¨¦lebres, la estrella de Capra fue oscureci¨¦ndose a medida que la sombra de reaccionarismo generada por la ideolog¨ªa de la guerra fr¨ªa oscurec¨ªa aquel optimismo donde ¨¦l se movi¨® tan a sus anchas.
Entonces se menospreci¨® alevosamente la obra de este gigante del cine: desde la derecha, porque les parec¨ªa liberal, y desde la izquierda, porque les parec¨ªa conservadora. Un est¨²pido espejismo ideol¨®gico, similar al que tuvo que padecer la obra de John Ford, y que los a?os han convertido en nada.
Caballero sin espada (o Mister Smith goes to Washington), realizada en 1939, es la pel¨ªcula fundamental del Frank Capra pol¨ªtico de aquella su primera etapa de exaltado evangelista del honor rooseveltiano.
El memorable gui¨®n de esta memorable obra lo escribi¨® Sidney Buchman -digamos de pasada que suyos son los guiones de El signo de la Cruz, de De Mille, y de Cleopatra, de Mankiewicz-, y el largo reparto lo bor daron en primorosos encajes los nombres de Edward Arnold, Claude Rains, Guy Kibee, Eugene Pallette, Pierre Watkin, Harry Carey, Thomas Mitchell, Jack Carson, Jean Arthur y -en la cima de la pir¨¢mide, jovenc¨ªsimo, tembloroso como un junco y tocado por el fuego sagrado de la inspiraci¨®n- James Stewart, que interpreta a un provinciano arc¨¢ngel sin espada, un pol¨ªtico credulo y tierno, un idealista sentimental puesto a hacer su peque?a parcela de historia humana en la guarida de fieras del Senado norteamericano.
Limpia de costras ideol¨®gicas por la erosi¨®n del tiempo, hoy queda de Caballero sin espada s¨®lo su m¨¦dula cinematogr¨¢fica, su absoluta, emocionante pasi¨®n humanista, que se hace carne del mejor cine a trav¨¦s de una aventura al mismo tiempo intimista y trepidante, tan bien narrada, tan apasionadamente cre¨ªda e interpretada por sus actores, que da pura envidia verla hoy, con ojos chamuscados por la incredulidad, cuando no pueden hacerse pel¨ªculas como ¨¦stas, que son monumentos de fe en el cine.
De ah¨ª que incluso lo que esta obra magistral tiene de arcaico sea una de esas f¨¦rtiles visiones que, produce el aliento ut¨®pico cuando barre el barro del practicismo. Hubo un tiempo en que el cine se fund¨ªa e identificaba sin fisuras con lo que contaba. Caballero sin espada es uno de los hitos de esta edad de santidad del hoy confuso y viciado arte de la imagen en movimiento.
Caballero sin espada se emite hoy, a las 21.00, por TVE-2.
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